Latinoamérica no tiene las condiciones adecuadas para competir en innovación a nivel región, o al menos así lo ha expresado en innumerables medios el reconocido periodista y columnista Andrés Oppenheimer.
La innovación para tener éxito comercial debe estar fundamentada en un buen desarrollo tecnológico y tener condiciones regionales adecuadas. Un emprendimiento sobresaliente de base tecnológica en los Estados Unidos o en Europa difícilmente hubiera tenido el mismo éxito en un entorno sin condiciones ni libertad para comercializar productos o sin regulaciones apropiadas para grandes proyectos y alianzas, donde los derechos humanos están deteriorados.
Un ejemplo es el de Venezuela, país de grandes necesidades en alimentación salud, vivienda y educación tanto básica como superior. Seguramente tendrá oportunidades para hacer negocios en la industria energética o inclusive en Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), pero pocas para el desarrollo exitoso de emprendimientos innovadores.
Aunque existen iniciativas ejemplares e interesantes a lo largo de la historia de América Latina -como el caso de Jorge Reynolds, ingeniero colombiano que hace 50 años inventó el primer marcapasos artificial-, éstas se encuentran aisladas y son el resultado de individuos que a pesar de su contexto, lograron un éxito extraordinario.
Sin credibilidad en las instituciones es imposible que la creatividad y la formación de capitales tengan posibilidades de crecer en una región. Además sin una estructura educativa fuerte en investigación, la innovación y el emprendimiento no serán competitivos internacionalmente.
Según Oppenheimer, se debe replicar la situación que vivieron los americanos en los años 80, “cuando ellos creían que los japoneses iban a superarlos en todo”. Esta idea, aunque errónea, provocó un sentimiento de humildad que hizo que el país “se pusiera las pilas”.
El caso de Venezuela es un extremo, pero las condiciones de la región para crear, innovar y emprender no son las más adecuadas.
Cómo innovar en el contexto actual de América Latina
Es necesario encontrar el “océano azul de la innovación”, es decir, los sectores atípicos donde hay más oportunidades para Latinoamérica y que actualmente no están tan competidos, pero también aquellos modelos de negocio no convencionales que sean funcionales y que se beneficien del entorno actual. Además, hay que buscar las condiciones apropiadas para impulsar la innovación a nivel regional.
Un ejemplo es el campo, que requiere de procesos sustentables para su desarrollo y recuperación en las grandes áreas de extracción que han sido brutalmente explotadas por empresas transnacionales sin ética. Alimentos con alto contenido nutricional, energías limpias y económicas, sistemas de banca celular y vivienda sustentable con productos regionales apropiados, son algunas opciones para un sector históricamente desaprovechado y descuidado que hoy representa “un mar de posibilidades” para emprender e innovar.
Se requiere ser creativos, usar tecnologías apropiadas, crear un sistema de capitales sustentable que beneficie a todos los habitantes y esté alineado a sus necesidades, así como una adecuada gobernanza de los recursos basada en un liderazgo con un enfoque sistémico, comprometido con la distribución, generación de capital y riqueza en forma sostenible.
Afortunadamente, los esfuerzos para impulsar la innovación en la región son cada vez más y con mayor visibilidad.
América Latina debe de izar las velas y navegar como región en la búsqueda de su “océano azul” de la innovación.
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