La tecnología no solo está revolucionando los procesos de compra, sino también la experiencia de los consumidores, por lo que conocer las tendencias tecnológicas que están redefiniendo el e-commerce es crucial para cualquier negocio que busca mantenerse competitivo en la era digital.
Detrás de los misiles y las operaciones especiales que se realizaron en la denominada “Guerra de los 12 días” entre Irán e Israel, hubo un combate silencioso e invisible a los ojos de muchos que se está librando en los servidores, los algoritmos y los centros de datos. Este conflicto bélico es una prueba de que la inteligencia artificial ya no es solo una herramienta en la guerra, sino que se ha convertido en la base de decisiones tácticas en cada operación aérea y en cada ofensiva digital, redefiniendo por completo como se pelea una guerra.
La integración de la IA en el ámbito militar ha revolucionado la forma en que los ejércitos analizan, planean y ejecutan sus estrategias, por lo que vale la pena profundizar en las aplicaciones de esta tecnología que transformaron por completo el combate en la Guerra de los 12 días.
Los modelos de IA están revolucionando la planeación militar
Israel es uno de los países más avanzados en cuanto a tecnología militar se refiere. Para esta guerra, sus fuerzas de inteligencia militar implementaron un sistema llamado Habsora, también conocido como “The Gospel”, que tiene la capacidad de procesar una enorme cantidad de datos en tiempo real para la identificación de objetivos.
A través de este modelo de inteligencia artificial, el ejército israelí pudo analizar información proveniente de satélites, drones, señales de comunicación, redes sociales y otras fuentes abiertas para construir mapas operativos durante la guerra.
Según los especialistas, hacer esto antes requería días e incluso semanas de trabajo humano, pero gracias a la IA lograron hacerlo en cuestión de horas, acelerando significativamente el ciclo de toma de decisiones.
Otro sistema de IA que jugó un papel importante durante la guerra es Lavender, una base de datos que etiquetaba a miles de presuntos operativos vinculados a organizaciones como Hamas o la Yihad Islámica.
Este modelo impulsado por machine learning estaba constantemente evaluando patrones de comportamiento, historial de comunicaciones y conexiones personales de actores específicos para determinar con precisión la amenaza que representa cada individuo. No obstante, su implementación generó importantes debates éticos, ya que muchas personas temen que este tipo de sistemas pueden cometer errores irreversibles que podrían llegar a significar la muerte de un inocente en caso de equivocarse en la identificación de algún objetivo.
Aprovechando la IA para la predicción de conflictos
Otra aplicación de inteligencia artificial que fue más silenciosa pero sumamente útil para ambos ejércitos durante el conflicto bélico fue la utilización de modelos de IA para la simulación de escenarios y predicción de conflictos o ataques. Las plataformas militares de modelado predictivo permitieron tanto a las fuerzas armadas de Irán como a las de Israel procesar miles de variables para anticiparse a las operaciones militares del enemigo.
Adicionalmente, estas simulaciones les ayudaron a los mandos anticipar reacciones enemigas, evaluar riesgos diplomáticos e incluso calcular el impacto de una ofensiva, ofreciéndoles una ventaja táctica en el campo de batalla.
La IA para cuestiones de inteligencia militar
El uso de la IA en la guerra no se limitó a la toma de decisiones estratégicas, sino que también jugó un papel central en el ámbito del reconocimiento y la vigilancia. Por medio de algoritmos avanzados de visión computarizada, las fuerzas armadas de Irán, diariamente analizaban cientos de imágenes satelitales y videos capturados por drones en tiempo real, con el fin de detectar incluso modificaciones sutiles en el terreno que podrían pasar desapercibidas para un analista humano.
De esta forma lograron anticiparse a diversos operativos de las tropas rivales, descubrir túneles subterráneos e incluso localizar escondites en zonas urbanas densamente pobladas.
Por otro lado, gracias a la IA, el ejército iraní también logró integrar datos provenientes de múltiples sensores como radares, cámaras térmicas y micrófonos direccionales para crear representaciones dinámicas y actualizadas de las zonas bajo amenaza en el país. Estas redes de sensores inteligentes no solo ofrecen una ventaja táctica significativa, sino que además mejoran la eficiencia operativa al reducir tiempos de respuesta y minimizar los márgenes de error.

La IA como aliado de defensa
La inteligencia artificial además se convirtió en un aliado clave para cuestiones de defensa. En Israel, desarrollaron un láser inhibidor de tecnología impulsado por IA llamado Iron Dome. Este artefacto de alta gama no solo se utilizó para detectar amenazas en cuestión de milisegundos, sino que además categorizaba automáticamente cuáles son más peligrosas, distinguiendo entre cohetes, drones, aviones tripulados o misiles para gestionar los recursos defensivos de manera óptima, eliminando principalmente las amenazas más agudas.
Gracias a estos avances, las Fuerzas de Defensa de Israel lograron interceptar múltiples amenazas simultáneamente con una eficiencia que de acuerdo con el propio gobierno israelí, habría sido imposible mediante intervención humana directa.
Por su parte, en Irán, el gobierno desplegó un sistema de inteligencia artificial mediante el cual monitoreaban constantemente las redes digitales del país en busca de patrones que indicaran un ataque inminente, permitiendo que los sistemas defensivos actuaran en tiempo real antes de que el daño se materializara.
Esto les ayudó a evitar múltiples ciberataques dirigidos contra sus infraestructuras críticas, incluyendo bancos, redes energéticas y sistemas de comunicaciones.
Modelos de IA generativa para desinformar y desestabilizar
Durante la guerra, los modelos de IA generativa fueron utilizados por los distintos grupos militares involucrados e incluso por los gobernantes para desinformar o manipular a la población en torno a la actualidad o el panorama del conflicto.
Los avances de modelos de generación de imágenes, permitieron que estas herramientas fueran utilizadas para generar deepfakes, audios falsificados y contenidos falsos hechos con inteligencia artificial, los cuales posteriormente fueron distribuidos masivamente en redes sociales, sembrando confusión, desmoralizando a las poblaciones civiles e influyendo en la percepción internacional del conflicto.
Además de lo anterior, la propagación de estos materiales a través de ejércitos de bots alimentados por IA está amplificando su alcance de manera exponencial, generando entornos digitales engañosos donde la verdad se vuelve difícil de distinguir entre tanta desinformación.
Dilemas éticos y riesgos estratégicos en torno al uso de la IA para la guerra
Los avances de la tecnología militar han puesto sobre la mesa una serie de dilemas morales complejos en torno al alto riesgo que representa el uso de estas herramientas.
El primero de ellos es la responsabilidad ética y legal sobre las decisiones tomadas por sistemas autónomos. Se documentaron varios casos en los que desafortunadamente, errores en la interpretación de datos por parte de sistemas basados en IA han resultado en la muerte de civiles inocentes, lo que pone sobre la mesa cuestionamientos profundos sobre la fiabilidad de estos algoritmos y sobre quién debe responder cuando fallan.
El conflicto bélico en Medio Oriente refleja una nueva era en la que el análisis de datos y la inteligencia artificial fueron las armas que marcaron la pauta en el campo de batalla. Todo indica que el futuro de los conflictos bélicos en el mundo ya no estará determinado únicamente por quién posee más tropas, tanques o aviones, sino por quién controla los mejores modelos de IA, las redes neuronales más avanzadas y los flujos de datos más precisos.