En un mundo donde la información circula de prisa, la capacidad de respuesta debe ser mayor para mantener la productividad y eficiencia de la organización.
En todas las empresas se decide con sus cifras históricas, además de con el feeling y experiencia adquirida, pero ¿qué ocurre cuándo se crece? Al contar con más productos, líneas de negocio, empleados, proveedores, sucursales, entre otros, automáticamente se incrementa la cantidad de datos disponibles para analizar y así continuar la expansión.
Un resultado favorable podría ser: incrementar las ventas, aumentar márgenes, elevar el nivel de servicio, mejorar en la mezcla de inventarios, identificar los productos o servicios más rentables, pero para lograrlo se requiere contar con indicadores clave para observar semanalmente y navegar hacia un puerto seguro.
Sin los criterios e información anterior es como ir a la deriva basándose sólo en corazonadas o experiencia, ¿funciona? A veces, además de que el expertise queda en unos cuantos colaboradores y cuando se van, se lo llevan, lo que definitivamente le quitaría la calma a cualquier directivo.
Ante una gran cantidad de información, decidir se vuelve complejo, por lo que debido al volumen se deben incluir mecanismos distintos para descubrir patrones en los datos. Es aquí donde toma un papel relevante el Business Intelligence (BI), pieza clave de la organización.
En principio, el camino natural de la Inteligencia de Negocios es el uso de reportes detallados o formatos tabulares en hojas de cálculo. A fin de cuentas, los tomadores de decisiones van a obtener las cifras de donde estén disponibles, así las tengan que generar ellos mismos.
Como ejemplo podemos hablar de un director de una empresa multinacional que utiliza un ERP mundialmente reconocido, y aunque todo se encuentra registrado en el sistema, solicita semanalmente un informe minucioso y a modo, mismo que el área correspondiente realiza en Excel. Otro camino sería solicitarlo a los de Sistemas, a quienes les tomaría tiempo elaborarlo. Con la herramienta adecuada esto se podría evitar.
Un sistema de Inteligencia de Negocios es clave, ya que brinda información generada al instante con un esfuerzo mínimo.
El BI cuenta con nuevas características que apoyan enormemente la elección del camino a seguir para mejorar los indicadores actuales y dar un panorama distinto para construir sobre la marcha nuevos reportes.
Así como existe la ola Millennial, también hay características milénicas en el Business Intelligence:
1) Inteligencia colaborativa. Típicamente en un tablero de control se observan datos con los que se determina a actuar, pero sin un mecanismo de seguimiento para esas acciones correctivas o de cambio de estrategia, se pueden olvidar para la siguiente reunión.
2) Redes sociales. Existen productos de BI en el mercado que ya se conectan a social media para analizar el comportamiento de clientes o prospectos. Algunos presentan escenarios reconstruidos para ayudar a entender cómo hacer inteligencia de negocios a través de estas plataformas.
3) Análisis predictivo. Éste puede realizarse con un estudio matemático profundo de la historia. Ésto ya viene en algunas herramientas que mantienen lo complejo en su motor y permiten al usuario realizar pronósticos sin tanto esfuerzo intelectual pero con un gran beneficio, sobre todo cuando se trata de predicción de inventarios para cumplir con los niveles de servicio estipulado.
4) Bases de información columnares. Este es un tema más técnico donde se busca que los tiempos de respuesta para obtener información, sean aún más rápidos para no esperar minutos y hasta horas.
Estas diferencias harán que tu negocio aumente su rentabilidad, tenga una mayor capacidad de análisis y esté alineado hacia el futuro y los retos que se presenten.
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