Las plataformas de social media saben con claridad cómo manipular la mente de los usuarios para que no solo tengan más engagement sino que interactúen más con las publicaciones que les provoquen emociones, buenas o malas.
Los algoritmos de las redes sociales no solo analizan los datos que se recolectan con el fin de determinar comportamientos individuales, sino también para tener un mapa general de la humanidad. De esta manera, se eleva el riesgo de influir en las mentes de millones de personas, por lo que no es de extrañar que los ricos quieran que sus hijos estén alejados de los dispositivos.
Si viste la serie Black Mirror, recordarás un capítulo que se llama “Quince millones de méritos”, donde las personas se pasan todo el tiempo en bicicletas estacionarias para ganar puntos que pueden ‘canjear’ por otros artículos virtuales, además de consumir comida chatarra y tener un estilo de vida sedentario.
Este episodio sirve como analogía de lo que sucede con las redes sociales: se pasa mucho tiempo en estas consumiendo contenidos que no necesariamente llevan a algo productivo. Estas plataformas dirigen la atención a todas estas publicaciones de forma intencional porque eso es lo que quieren que los usuarios vean porque saben que van a reaccionar con sus emociones y compartirán sus comentarios.
Está claro que las plataformas de social media tienen la intención de presentar a las personas contenidos con alto nivel de engagement. Para ello se valen de manipular las emociones para que tomen decisiones concretas, sin importar si se trata de niños o adultos.
A lo anterior se suma el hecho de que la gente, al menos durante el 2020, invirtió 145 minutos al día para interactuar en redes sociales1. Todo este tiempo diario es bien aprovechado por estos medios para crear perfiles de los usuarios con la intención de presentarles contenidos específicos con los que tendrán mayor interacción según sus intereses.
¿Quién decide, tú o la red social?
Cada vez que las personas le dan «me gusta» a una publicación, ven un video o compran algo, proveen datos que posteriormente son usados para las redes sociales o cualquier empresa, pueda predecir cuál será su siguiente movimiento.
Por ejemplo, Facebook siempre muestra publicaciones según el nivel de interacción; es decir, la mayor parte del tiempo los usuarios comentan ciertos posts, por lo que la red social les mostrará más de esa clase de contenidos y de los mismos contactos.
La capacidad de los algoritmos para gobernar las mentes es muy alta y plataformas como Facebook son capaces de alterar el estado de ánimo de las personas e influir en sus acciones. Basta con recordar el caso de Cambridge Analytica en 2016, que favoreció la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.
En 2018, la red social creada por Mark Zuckerberg admitió que sus algoritmos explotan la atracción del cerebro por todo aquello que genera división. Esto con la finalidad de llamar la atención de los usuarios e incrementar el tiempo que pasan en la plataforma2.
Te puede interesar: Generando lealtad en los clientes a través de las emociones
Igual sucede con YouTube que prioriza el contenido controversial porque, sin importar si la gente lo adora o no, continuarán viéndolo. Dado que les gusta, el algoritmo asumirá que eso es lo que prefieren, por lo que les continuará sugiriendo lo mismo. Así que, si de repente ves un video sobre teorías de conspiración, que no te extrañe que, al terminarlo, la plataforma te sugiere otros relacionados o que siguen esa línea de dudosa reputación.
A grandes rasgos lo mismo pasa con Instagram, que muestra ciertas fotos o videos con mayor frecuencia que otros dado el nivel de interacción. Twitter hace lo propio buscando mostrar en el timeline tuits que tienen mayor engagement, más allá de las temáticas que siguen las personas.
Si bien no es una red social como tal, un ejemplo claro de cómo los algoritmos influyen en la toma de decisiones es el caso de Netflix. ¿Te ha pasado que ves una serie o película solo porque el servicio de streaming te la recomendó? Esta plataforma es un caso particular sobre cómo estudia el comportamiento de los usuarios para luego ofrecerles contenidos personalizados.
Lo anterior genera controversia, ¿acaso esto no significa que las redes sociales pretenden mostrar una visión particular del entorno? ¿Por qué los desarrolladores de tecnología no quieren que sus hijos o familiares usen los productos que crean?
A Tim Cook, CEO de Apple, le preocupa el riesgo que la tecnología representa para los niños. Por tal motivo piensa que debe haber límites en el uso de dispositivos (lo cual incluiría redes sociales) por parte de los pequeños. Bajo esta pauta, por ejemplo, establece restricciones a su sobrino para evitar su uso excesivo.
Lee también: Ransonware, cada vez más costoso recuperarse de este ataque
Incluso Steve Jobs no permitía que sus hijos se acercaran a los iPad y Bill Gates prohibió a los suyos el uso de celulares hasta entrados en la adolescencia4. Incluso el cofundador de Microsoft es reconocido por sus constantes recomendaciones de libros porque está consciente de lo que representa la habilidad de la lectura como parte del desarrollo personal de los individuos.
Si bien no hay que estigmatizar a las redes sociales, es importante tomar conciencia del tiempo que se pasa consumiendo contenidos a través de estas plataformas. Por ello es importante, por lo menos, aprovechar las configuraciones con las que cuentan para realizar ajustes que contribuyan a reducir la exposición a publicaciones.
En concreto, Facebook da la opción para priorizar las publicaciones más recientes y no aquellas relacionadas con los contactos con los que se tiene más interacción. En YouTube también es posible desactivar las recomendaciones, por lo menos así se evitará caer en un círculo vicioso que lleve a ver un video tras otro.
Los algoritmos en las redes sociales no deberían considerarse enemigos, parecería que es más cuestión de enfoque; es decir, ¿qué contenidos decidirán consumir las personas? Resulta complicado desprenderse de estas plataformas, solo queda ser más conscientes en el uso que les da y reducir la exposición a estos medios.
Referencias: 1Statista, 2The Wall Street Journal, 3The Guardian, 4The Mirror