Prótesis ayuda a hombre a mejorar su interacción objetos al poderlo sentirlos. Imagina cómo esto ayudaría a alguien que perdió su mano a conectar con quienes están a su alrededor.
Tras un accidente vehicular en 2004, Nathan Copeland perdió la habilidad para moverse y la capacidad para sentir casi todo su cuerpo. Sin embargo, jamás pensó que un brazo robótico mejorado con el sentido del tacto le ayudaría a mejorar su interacción con los objetos.
Más de una década después, Copeland decidió participar en pruebas médicas que le ayudarían a recuperar el sentido del tacto. Científicos le implantaron chips en el cerebro que le permitieron controlar un brazo robótico y hoy los resultados sorprenden a más de uno.
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“Cuando solo tenía feedback visual podía ver la que la mano tocaba el objeto”, comentó Copeland, de acuerdo con el sitio NPR. “Pero en ocasiones lo recogía y se caía”.
La información táctil es importante para usar el brazo robótico porque es complicado agarrar un objeto sin poder sentirlo.
“Incluso algo tan simple agarrar una taza e intentes sostenerla con la cantidad de presión adecuada a medida que te mueves a otro lugar, depende de la información táctil proveniente de tu mano”, explicó Jennifer Collinger, profesora asociada en medicina y rehabilitación de la Universidad de Pittsburg.
Experimentar sensaciones en el brazo prostético le ayudaron a Copeland a modificar la intensidad con base en cuánta fuerza ejercía en el objeto. De igual manera, podía identificar si lo estaba sosteniendo con firmeza.
Otro de los beneficios de añadir el sentido del tacto al brazo robótico, es que este se siente más natural. “El control es tan intuitivo que básicamente pienso en cosas como si estuviera moviendo mi propio brazo”, dijo Nathan.
Si bien, los brazos prostéticos operan igual que las extremidades naturales, ya sea doblarse al nivel del codo, rotar a la altura de la muñeca y sostener objetos con los dedos. No obstante, sin un sistema háptico es complicado controlarlos. Actualmente, la mayoría de los sensores cuentan con habilidades rudimentarias como detectar la resistencia o la temperatura. No ocurre así con aspectos como la humedad y la textura, por ejemplo.
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Entre los aspectos más interesantes de este experimento es que no solo se trata de mejorar la destreza al interactuar con objetos, como cuando vas en el carro, agarras tu termo de café y sientes el calor en tu mano. También es cuestión de conectar emocionalmente con las personas; por ejemplo, cuando das una palmada en la espalda o al tomar de la mano a tu pareja.
A pesar de los avances con el brazo robótico que integra el sentido del tacto y mejora la interacción con los objetos, el sistema todavía no está listo para su uso masivo. Aún queda camino por recorrer para que puedas se desplegado a nivel mundial.