Cuando te pones en los zapatos de los demás y actúas con amabilidad, un sentido de reciprocidad puede generarte grandes beneficios.
Al momento de negociar cada parte tiene objetivos que espera cumplir, sin embargo no existe una sola manera de abordar la conversación, sino varias formas de adaptar el discurso dependiendo del individuo con el que trates. Por ello, para que el resultado de la interacción sea favorable, debes utilizar tu inteligencia emocional (EQ, por sus siglas en inglés).
Es común en ocasiones dejarse llevar por los sentimientos, lo que te guía a pensar en ti antes que en los demás. No obstante, la EQ te ayuda a entender tus emociones, pero también a validar lo que la persona sentada frente a ti está viviendo.
Ciertos aspectos de la inteligencia emocional te permitirán ser capaz de reaccionar de acuerdo a la situación en la que te encuentres, creando vínculos y cerrando tratos, por lo mismo es necesario entrenarla a fin de mejorar tus relaciones interpersonales y triunfar en el momento crucial de la negociación.
Sé consciente de ti mismo
Por lo general, se prefiere esconder lo que sientes antes de lidiar con ello. Pese a que el ser humano siente el 90% del tiempo, es difícil guardarse todo. Es por eso que en la mayoría de las circunstancias la gente explota, porque dichas sensaciones no se reconocen ni abordan de la manera más adecuada, cuando en realidad se debería encontrar la forma de canalizarlas según la personalidad de cada quien.
Si aprendes a conocer lo que detona tu felicidad o tristeza, podrías usarlo a tu favor y así propiciar o evitar alguno de estos sentimientos en tu contraparte. Tómalo como un insight sobre lo que esa persona puede llegar a experimentar según le provoques, anticipando sus reacciones.
Piensa antes de actuar
Al legitimar tus sentimientos puedes darles un nombre, conocerlos e identificarlos en otra gente, permitiendo el flujo de una conversación no influenciada por la impaciencia. De tal forma, cuando ese empresario no quiera ceder, en lugar de enojarte podrás encontrar la respuesta que quiere escuchar y convencerlo.
Es fundamental tener una actitud abierta a la opinión de la otra parte, para tener una mejor comprensión de lo quiso decir, así en lugar de reaccionar impulsivamente podrás dirigir tu atención al porqué lo expresa de tal forma.
Genera vínculos sinceros
El factor de saber cómo tratar a los demás agregará mucho valor. Cuando produces confianza en la persona con quien negociarás, el proceso será más sencillo. Existen ocasiones en donde los interlocutores no se conocen por lo tanto, cada parte está enfocada en conseguir la mejor tajada según sus propios intereses. Al contrario, cuando existe empatía de por medio, se piensa en encontrar un beneficio mutuo llegando a mejores acuerdos y más duraderos. Si no existe un compromiso, sólo es una discusión.
Un buen negociador sabe leer a la gente, encontrar puntos medios y desde ahí ir construyendo una reputación y confianza enfocadas a generar trabajos a largo plazo.
Comunícate efectivamente
Aprender a transmitir lo que sientes de la manera más adecuada, no es tan sencillo incluso si conoces a la persona con quien tratarás, por ello debes empezar desde ahora. A medida que practiques expresarte a fin de encontrar una solución en conjunto, podrás hacerlo de manera más amable, traduciéndose en resultados satisfactorios.
No todos nacen aprendiendo a comunicarse, hay quienes se les da natural, no obstante será útil en el momento de rechazar alguna oferta que no sea de tu completo agrado o al exigir mayores ganancias. Así trabajarás sólo en lo que te interesa de verdad, sin perder tu tiempo.
La inteligencia emocional se consolida con el tiempo a través de la práctica. Dicho set de habilidades otorga la capacidad de manejar mejor el desafío que se presente en tu camino mientras te esfuerzas por lo que quieres. Para los negocios es un arma que puede utilizarse a fin de generar transacciones desde una raíz más humana, acelerando los procesos e incrementando la calidad de los acuerdos.
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