16/08/2016 | Noticias TNE
Como seres humanos debemos estar conscientes sobre el papel que tendrá la IA en el futuro.
Dos jugadores se encuentran frente a frente en un duelo de Go, un juego de mesa originario de China y de alto nivel de complejidad. El ganador: AlphaGo, un programa de computadora que venció al Gran Maestro Lee Sedol.
Lo anterior quizá no represente un gran problema, pues el profesor Yuan Feng Zheng, director del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Computación de la Universidad de Ohio, explicó que lo ocurrido no representa algo nuevo: “AlphaGo está diseñado para jugar Go, no puede hacer otra cosa, el éxito de la Inteligencia Artificial (IA) está en el hecho de que su diseño es para desempeñar una tarea específica, no para reemplazar a una persona”.
Las dudas surgen si esas tareas específicas podrían sustituir a miles de trabajadores, acentuando la brecha entre países ricos y pobres. Otro cuestionamiento es acerca de la tecnología, si ésta contribuirá a crear un mundo mejor o será un catalizador de las diferencias sociales y económicas.
Divisiones que se acentúan
En la opinión de Vlataly M. Golomb, el mundo se encuentra fragmentado entre fundamentalismos y la modernidad; nacionalismos y apertura. El Medio Oriente experimenta el surgimiento de líderes cínicos que se aprovechan de la situación para manipular a jóvenes que se ven afectados por el desempleo y su lucha por encontrar un lugar en el mundo.
La sociedad se enfrenta por cuestiones del pasado y parece no estar mirando hacia el futuro.
Gran Bretaña experimentó una situación de fanatismo y racismo a medida que las generaciones mayores buscaron un chivo expiatorio por no encajar en la economía del mundo moderno.
Mientras que en los Estados Unidos, uno de los principales partidos políticos se ha caracterizado por toda una gama de resentimientos y prejuicios.
Revoluciones industriales, ¿hacia dónde?
A la revolución agrícola le tomó cientos de años en poder transformar a la sociedad. Las revoluciones industriales requirieron de un periodo de 150 años para transformar los estándares de vida; por su parte, la digital ha enriquecido los de las últimas tres generaciones, pero al mismo tiempo tiene en jaque a la economía.
La globalización y la búsqueda de abaratar la manufactura han tenido como resultado que los puestos de trabajo emigren a lugares de bajo costo, como China y el sudeste Asiático. La apuesta es que no regresarán; por el contrario, continuarán su camino hacia otro lugar, completamente ajeno al ser humano: la Inteligencia Artificial.
Esta Tercera Revolución promete grandes cambios en la tecnología y en la calidad de vida. Pero, ¿qué se puede esperar?
El Internet de las Cosas vaticina una menor intervención del ser humano en el sector de servicios. La meta última de la IA es la creación de una máquina que emule —e incluso sobrepase— la cognición y capacidad humana.
Peter Sondergaard, director de Gartner, Inc., predice que “uno de cada tres trabajos será convertido a software, robots y máquinas inteligentes para el 2025. Los nuevos negocios digitales requerirán menos mano de obra; las máquinas procesarán la información mucho más rápido”.
Adaptación al cambio
Dan O’Brien, economista en jefe del Instituto de Asuntos Internacionales y Europeos (IIEA, por sus siglas en inglés), en su artículo “The hopes and fears of artificial intelligence” destaca que con cada avance tecnológico los trabajos que desaparecen son sustituidos por otros.
Martin Ford, autor del libro “The Rise of the Robots: Technology and the Threat of Mass Unemployment”, menciona que los tiempos son diferentes, pues argumenta que hoy en día, la mayoría de los trabajos requieren de computadoras y que no habrá un refugio seguro.
Los cambios son inevitables, la pregunta que debemos hacer es: ¿se usará la tecnología para mejorar la calidad de vida de los seres humanos o continuará acentuando la brecha de la desigualdad que hay en el mundo?