27/11/2015 | Por Redacción TNE
Las gigantescas esculturas de piedra sobresalen de esta pequeña isla ubicada en medio del Pacífico.
Ubicada en la Polinesia, en medio del océano Pacífico, pero perteneciente a Chile, se encuentra esta mitológica isla famosa y conocida por sus enormes esculturas llamadas moái, de la etnia rapanui, y por las que se considera Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Este territorio se compone por tres volcanes: Terevaka, Poike y Rano Kau. La disposición de éstos y la fuerte erosión que han sufrido le dan a la isla su forma triangular. El volcán Terevaka domina en términos de volumen y superficie. En tiempos prehistóricos el volcán Poike solía ser una isla aparte, hasta que lavas de Terevaka la unieron a la isla principal. Aparte de estos tres existen otros menores y geoformas como el cráter de Rano Raraku, el cono de escoria de Puna Pau y varias cuevas volcánicas incluyendo tubos de lava.
La Isla de Pascua tiene una superficie de 163 km², lo que la convierte en la mayor de las islas del Chile insular, y una población de poco más de cinco mil habitantes, concentrados principalmente en Hanga Roa, capital y único poblado existente. La tierra más cercana es la isla Ducie, perteneciente al territorio británico de las Pitcairn.
La mayoría de la superficie está formada por rocas conocidas como hawaiitas y basaltos, ambas ricos en fierro. También hay de otro tipo llamadas piroclásticas como la toba volcánica de las cuales están hechos la mayoría de los moáis.
Se conocen más de 900 moáis esculpidos por los antiguos pobladores de la zona, éstos estuvieron distribuidos por toda la isla, algunos de ellos quedaron inconclusos. Los terminados estuvieron originalmente sobre una plataforma llamada “ahu” (en idioma rapa nui), pero fueron derribados por los isleños nativos en el período siguiente al cese de la construcción, en el siglo 15. Desde 1956 unos pocos han sido restaurados.
La isla cuenta con un sinnúmero de especies de plantas comestibles y medicinales, así como fauna endémica que atrae a los turistas, que sin duda la mayoría llega a conocer los gigantes de piedra.