El uso excesivo de juegos de video incide en la salud física y emocional, pero en su justa medida ayudan a desarrollar habilidades y a despertar la curiosidad por aprender cosas nuevas.
Por Redacción TNE
Si eres padre de familia, seguramente tendrás por lo menos a un hijo que le gusta pasar varias horas frente a la pantalla pegado a una consola, disparando a otros jugadores o luchando por sobrevivir en un mundo plagado de hordas de muertos vivientes. Incluso a ti, como adulto, te gusta esta forma de entretenimiento. Los juegos de video no son malos, pero su uso excesivo puede derivar en lo que se conoce como gaming disorder.
Actualmente hay en el mundo alrededor de 2.3 mil millones de jugadores1, que seguramente están conectados a entornos virtuales de títulos como Call of Duty, Minecraft o Fornite, tan de moda hoy en día que incluso hay papás que contratan a entrenadores para que ayuden a sus hijos a mejorar sus habilidades de combate.
Los videojuegos son divertidos, pero debes ser consciente de que usarlos en exceso puede causar graves problemas:
· Convulsiones: la exposición prolongada a los estímulos visuales puede provocar una epilepsia fotosensitiva. Considera que hay juegos que manejan muchos cambios de luz o flashazos y en una habitación con poca iluminación puede potenciar el problema; esto también afecta los ciclos de sueño. Por ello, no está demás siempre estar al tanto de las advertencias señaladas por los mismos desarrolladores y no jugar en la noche, sobre todo antes de acostarse.
· Comportamiento y mente: estudios sugieren que la exposición a los videojuegos elevan los niveles de ansiedad e impulsividad2. La frustración generada por no cumplir con los objetivos o perder constantemente en una modalidad de multijugador online, eleva las probabilidades de que los niños reaccionen de manera irracional. Por otro lado, pasar mucho tiempo encerrados les impide socializar con sus pares, lo que a su vez los puede ir aislando poco a poco, porque lo único que querrán hacer es tomar el control y sumergirse en un mundo virtual.
Los conflictos de los hijos con los padres pueden aumentar, aunado a una pérdida de tiempo que pudiera ser invertido en otras actividades, no necesariamente escolares, pero que sí ayuden a los niños a adquirir nuevos conocimientos y desarrollar otras habilidades.
· Problemas visuales: la concentración en la pantalla acostumbra a la vista a cierto tipo de estímulo, además reduce el número de parpadeos por minuto lo que aumenta la resequedad de los ojos, incrementando las posibilidades de desarrollar glaucoma si la exposición es muy prolongada.
En su justa medida pueden ser buenos
Los videojuegos no son los villanos de la historia, incluso contribuyen a desarrollar habilidades. Por ello, vale la pena dedicarles un par de horas a la semana. ¿Cómo ayudan?:
· Mejoran la coordinación: hay juegos que no son completamente pasivos e implican el movimiento de todo el cuerpo. Las actividades y las acciones que se realizan frente a la pantalla generan una estimulación mental que exige coordinar movimientos. Por ejemplo, títulos como Just Dance requieren emular lo que hacen los personajes a fin de obtener la mejor puntuación. Si a tu hijo le gustan este tipo de juegos, anímalo a inscribirse en clases de baile.
· Ayudan a resolver problemas: hay videojuegos que requieren pensar a la hora de resolver enigmas o rompecabezas para avanzar de nivel; por lo tanto, resultan un estímulo intelectual porque el jugador debe actuar cuidadosamente. Otra ventaja es que generan resiliencia, porque las personas no dejarán de intentar hasta concluirlos, si es que tienen la determinación de terminar la historia. Esta característica es fundamental en un mundo competitivo. Si el niño tiene predilección por esta clase de títulos, incentívalo a estimular su cerebro con lecturas que lo lleven a expandir su pensamiento.
La memoria también se ve beneficiada porque constantemente hay que recordar qué lo fue lo que se hizo o no, así se evita volver a cometer los mismos errores. Juegos como Brain Age obligan a pensar rápido porque el reloj corre de prisa y debes resolver el acertijo antes de que termine la cuenta regresiva.
· Son fuente de aprendizaje: hay juegos que toman elementos de la historia; por ejemplo, Age of Empires, donde hay diversas civilizaciones, se crean imperios y gestionan recursos para asegurar la supervivencia y buscar la gloria milenaria. Si a tu hijo le gustan estos títulos, anímalo a investigar más sobre los griegos, vikingos, japoneses, entre otros. Lleva el aprendizaje más allá de la consola o PC.
Hay juegos que invitan a aprender sobre administrar negocios, como RollerCoaster Tycoon donde se construyen parques de atracciones, por lo que se debe cuidar la atención al cliente y más. Quizá con este tipo de entretenimiento, al niño le despierte el interés de tener su propio negocio.
No se trata de dejar de jugar, ni mucho menos que los videojuegos sean una panacea para desarrollar nuevas habilidades, pero pueden ayudar. Lo mejor es equilibrar el tiempo que les destinas con otras actividad como leer, convivir en familia y ver una película o ir al parque, e incluso jugar juegos de mesa offline (esto implica interacción cara a cara con otros, fortaleciendo lazos sociales).
1Statista
2 Jeong Ha Park, Doug Hyun Han, Bung-Nyun Kim, Jae Hoon Cheong, and Young-Sik Lee. “Correlations among Social Anxiety, Self-Esteem, Impulsivity, and Game Genre in Patients with Problematic Online Game Playing”. Psychiatric Investigation
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