05/10/2016 | Por Noticias TNE
Científicos chinos desarrollan textil ecológico que será totalmente adaptable para crear cualquier tipo de prenda de vestir.
La energía solar apunta a ser el combustible del futuro tanto para los automóviles, como para las casas y lo que hay en su interior, sin embargo los paneles que se encargan de su producción y plantas de almacenamiento aún representan un costo poco accesible para la mayoría de la gente.
Ante la problemática, investigadores chinos están desarrollando una forma para que cada persona pueda ser un generador de aquella energía: ropa inteligente.
Wenjie Mai, de la Universidad Jinan, y Xing Fan de la Universidad Chongqing, encabezan este ambicioso proyecto en cuyo futuro tienen pensado que nosotros mismo proveamos la energía para que funcionen los dispositivos que nos rodean.
Estas fibras inteligentes estarían hechas a base de algodón, pero adaptadas para que sean capaces de captar los rayos solares y enviarlos a pequeñas plantas para su almacenamiento. En un inicio podrían ser nuestros teléfonos, tabletas o relojes los que hagan esta función.
“Esperamos que puede ser un producto para el consumo de todos los días en el futuro”, dijo Wenjie.
La invención de los científicos chinos no es la primera en ser presentada, sin embargo, hasta la fecha sí es la más prometedora al lograr captar más energía que otras. Además, esta ropa no recabaría información biométrica, algo que muchas personas apreciarán por temas de privacidad, simplemente cargarán nuestros dispositivos de forma ecológica.
¿Cómo funcionará?
La ropa combina dos componentes principales: la célula solar sensibilizada por colorante, que genera la energía solar, y un supercondensador que puede cargar, almacenar y descargar la electricidad producida.
Entrelazados, ambas partes formarán una tela que puede ser cortada, cosida y adaptada a las especificaciones del diseño, una ventaja importante sobre otros textiles inteligentes, que son más difíciles de moldear a prendas específicas.
Aunque este desarrollo tiene un largo camino por recorrer antes de que pueda llegar a las tiendas, ya que primero se debe probar su rentabilidad y garantizar que la energía generada sea duradera.
Se prevé que los primeros consumidores de esta clase de ropa sean militares y aquellos que trabajan en servicios de emergencia, porque les sería muy útil que su misma vestimenta les proporcione energía a los aparatos que utilizan.