Ambos países buscan liderar en el desarrollo de esta tecnología; sin embargo, se requiere de una regulación que permita su uso adecuado sin poner en jaque la seguridad de los usuarios.
Ni siquiera existe un manual sobre el uso ético de la inteligencia artificial (IA) y la implementación de esta tecnología genera tensión entre Estados Unidos y China: una “Guerra Fría” se dibuja en el horizonte, mientras los países y las empresas buscan mantenerse competitivos.
La situación no está para más a medida en que se eleve el potencial de usar los dispositivos y las innovaciones enfocadas al consumo para impulsar una ciberguerra sin que esta sea del todo evidente o peor aún, ni siquiera nadie pueda anticiparse a un conflicto digital que escale a nivel global en cuestión de minutos, sino es que menos.
Te puede interesar: La inteligencia artificial y la banca del futuro
Bajo este contexto, las tecnologías basadas en IA son invasivas por naturaleza y en cualquier instante pueden escalar; en otras palabras, pueden usarse para acciones bélicas de carácter cibernético. En consecuencia, una situación así solo generaría más escepticismo con relación a los esfuerzos de las naciones por mantener su seguridad nacional debido a una falta de marcos regulatorios que protejan la privacidad y los derechos de los ciudadanos tanto en sus territorios como en el extranjero.
Amos y señores de los datos
China da pasos acelerados y cada vez lo hace con más certeza para mejorar en el campo de la inteligencia artificial. Con estas circunstancias de por medio, Eric Schmidt, exdirector de Google y actual presidente de la Comisión de Seguridad Nacional en Inteligencia Artificial (NSCAI, por sus siglas en inglés), hizo un llamado para que el gobierno del país de las barras y estrellas integre una estrategia nacional de IA a cómo dé lugar1.
China cada vez demuestra mayor capacidad y poder técnico, incluso se estima que el gigante asiático jugará un rol más preponderante en el sistema de Naciones Unidas, así lo aseguró Zhao Houlin, director de la agencia de telecomunicaciones de la ONU.
Mientras tanto, el gobierno de la Casa Blanca, liderado por Donald Trump, lleva una cruzada contra China, especialmente contra dos aplicaciones en particular: WeChat y TikTok, consideradas una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. Esta última señalada por usar la inteligencia artificial para obtener información de los usuarios, en este caso de EE.UU.
A lo anterior se suma el enfrentamiento directo por parte de Trump contra la compañía Huawei, la cual lidera la implementación de la Red 5G y, según se señala, sus máximos directivos responden al gobierno de China, algo que la empresa ha negado rotundamente2.
Lee también: 5 beneficios de usar la inteligencia artificial para mejorar procesos en la empresa
Se estima que, para finales de este año, las estaciones base de la red 5G conformarán el 70% de las que habrá a nivel mundial3.China será después de Corea del Sur, el país que cubra a las principales ciudades con esta tecnología.
La división entre Oriente y Occidente está muy marcada sobre cómo manejar los datos obtenidos a partir de procesos que integran la inteligencia artificial. Mientras que, en Europa, se considera que la información es propiedad del individuo, en China le pertenece al Estado.
Los países que consigan las mejores bases de datos son los que podrán maximizar el potencial de la IA. ¿Será por eso que China busca tener un control más riguroso sobre la información que obtiene con el fin de detonar el poder de esta tecnología?
No hay duda de que la inteligencia artificial abre la puerta a una nueva “Guerra Fría”, por lo que requiere ser regulada de acuerdo con las necesidades específicas de cada sector donde se implementa.
A fin de evitar mayores problemas, las autoridades gubernamentales deben encontrar el balance para gestionar los datos, al tiempo en que permitan impulsar el desarrollo de tecnología en beneficio de la sociedad y las empresas, en vez de generar desconfianza por posibles mal usos.
Referencias: 1POLITICO, 2Science Business, 3CEO Today