Las máquinas inteligentes que aprenden constantemente de los humanos llegaron como un beneficio, pero hay quienes afirman que ponen en riesgo el trabajo de millones en el mundo.
Por Redacción TNE
La Inteligencia Artificial (IA) ha conseguido que las máquinas sean más inteligentes al aprender continuamente del comportamiento del hombre, incluso ahora realizan tareas que antes sólo éste hacía. Inicialmente eran un soporte, pero ahora están rebasando al humano y a su papel en las empresas… ¿nos debemos preocupar?
El concepto de IA cada vez se escucha más y es de las principales tendencias tecnológicas en el 2017 y los próximos años, pero no es algo nuevo, desde la antigüedad el hombre ha buscado que las máquinas lo ayuden: en los años 50 el científico inglés Alan Turing respondió afirmativamente la pregunta “¿las máquinas son capaces de pensar y aprender?” al crear la primera computadora.
Es un hecho, la IA está aquí, llegó para quedarse y está dispuesta a cambiar la forma en que vivimos y trabajamos, sobre todo aquellas tareas manuales repetitivas, ya que con el machine learning pueden hacer y rehacer hasta perfeccionarse, como un proceso de manufactura dentro de una empresa, pero también aquellas en donde el diálogo uno a uno es necesario, por ejemplo cuando un androide funge como asesor financiero.
Cada vez es más común que las organizaciones integren tecnología robótica para elevar su productividad.
Sin embargo, los robots ya están en otras actividades: hay músicos, maestros, intendentes, asistentes personales, recepcionistas que atienden al público, etc.
La incorporación de androides en el mundo laboral continuará, incluso la Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos afirmó desde el 2015 que la “clase media” podría desaparecer porque quienes la conforman, al perder su empleo migrarán a la pobreza.
En el área de servicios están trabajando como si fueran una persona más. El humanoide Pepper es anfitrión-asesor en bancos y tiendas de celulares, los hoteles Hilton tienen a “Connie”, un autómata desarrollado por IBM que labora como concierge, y en los hospitales hay máquinas que suministran medicinas a los pacientes, llevan su comida y avisan a los médicos cuando algo va mal.
Los coches autónomos son una amenaza para choferes de taxis y camiones ya que según predicciones se espera que estos vehículos acaben con ambas profesiones, además de disminuir el tráfico, los accidentes y la contaminación.
Así como Siri y Cortana, los asistentes personales de Apple y Microsoft, respectivamente, van con nosotros a todos lados, el trabajo de las oficinas cambiará con la llegada de los chatbots y su capacidad para mantener una conversación y aprender de ésta hasta ser más eficientes. En el futuro tomarán llamadas, harán pedidos y hasta hablarán por ti.
Sin embargo hay profesiones como las de cocineros, cuidadores en asilos, detectives, periodistas, o médicos que tienen menos riesgos de ser remplazados, ya que requieren mayor intuición, habilidades cognitivas y trato humano; tal vez un robot puede administrar medicinas, pero no hacer un diagnóstico de una enfermedad.
¿Ayuda o riesgo?
Una encuesta encontró que el 65% de los estadounidenses espera que en 50 años definitivamente los robots y máquinas harán el trabajo de los humanos1, mientras que en el Foro Económico Mundial 2016 (WEF, por sus siglas en inglés) se habló de que cinco millones de empleados serán remplazados por bots para el 2020.
La pregunta que surge es: si van a afectar tanto, ¿por qué se siguen construyendo y haciendo más inteligentes?
El economista y director de la Iniciativa sobre Economía Digital del MIT, Erik Brynjolfsson afirmó que “los robots están eliminando algunos empleos, pero también crearán nuevos. El problema es si habrá un equilibrio entre los que se pierdan y los que surjan, no hay ninguna ley que lo garantice” dijo.
El informe “The future of jobs” del WEF señala que sí habrá nuevas ocupaciones, pero la pérdida de trabajos será inevitable a corto y largo plazo, por las ventajas financieras que obtienen las empresas que se automatizan, al reducir costos y ser más eficientes.
Para minimizar el desempleo los nuevos oficios deberán generarse dependiendo de las necesidades que la IA vaya presentando, “porque alguien debe crear, manejar, reparar o dar mantenimiento a esas máquinas”, destacó Brynjolfsson. “La tecnología no es la que está quitando trabajos, es el uso que nosotros le estamos dando al automatizar las tareas sin un balance”.
Julia Kirby y Thomas H. Davenport, coautores del libro “Only Humans Need Apply: Winners and Losers in the Age of Smart Machines” destacan que hay que adaptarse a la nueva era de las máquinas inteligentes, como se hizo en la transición de una sociedad agrícola a una industrial, cambiando o mejorando habilidades.
La IA quiere mejorar nuestras vidas, pero también tiene un lado peligroso. Stephen Hawking es uno de los científicos que ven lo bueno, pero también lo oscuro: “los beneficios potenciales son enormes; no podemos predecir lo que podríamos lograr cuando ésta se vaya magnificando por las herramientas que puede proporcionar”.
Sin embargo al no haber límites, debe estar en manos responsables, especialmente si puede manipular a los humanos o desarrollar nuevas armas. “El impacto a corto plazo de la IA depende de quién la maneja y a largo plazo de si se puede controlar en absoluto” dijo Hawking.
El CEO de Tesla, Elon Musk es otro empresario preocupado por el crecimiento de esta tecnología; a finales de 2015 anunció la inversión de mil millones de dólares en la organización OpenAI en la que también participan Peter Thiel, cofundador de PayPal; Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn; y Bill Gates, con el fin de realizar investigación para garantizar que la IA actúe a favor y no en contra de las personas.
“Debemos tener cuidado con la Inteligencia Artificial. Si tuviera que pensar en cuál es la principal amenaza a nuestra existencia, probablemente sea esa. Debe haber alguna regulación que la vigile a nivel nacional e internacional para asegurarnos de que no hagamos algo muy estúpido” advirtió durante una charla en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), sobre el aumento de la IA.
La tecnología está creciendo exponencialmente y el reto es controlarla para que sea benéfica al mejorar las prótesis, los trasplantes de órganos o calidad de vida de todos en el planeta, pero para conseguirlo deben crearse leyes para que no rebase o perjudique al hombre.
Será tarea de las personas adquirir nuevos conocimientos y habilidades, incluyendo las de socialización pues es un aspecto que las máquinas no podrán superar con facilidad; además habrá que saber adaptarse a convivir con robots, ya que hasta ahora no hay forma de prevenir ser remplazado por un androide.
Referencias:
1Pew Research Center
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