Además de los majestuosos bustos presidenciales, el recinto oculto tenía el propósito de dar a conocer la historia de Estados Unidos a la sociedad del futuro… incluso a los extraterrestres.
Por Redacción TNE
El título suena como parte de una aventura que está a punto de emprender el personaje de Benjamin Franklin Gates, interpretado por Nicolas Cage en las dos películas de National Treasure, aunque también recuerda a Ricky Ricón. Sin embargo, el Monte Rushmore esconde una habitación secreta cuyo objetivo era informar a las futuras civilizaciones sobre el propósito de semejante escultura.
Ubicado en Keystone, Dakota del Sur, el Monte Rushmore muestra las cabezas de 18 metros de altura de los presidentes estadounidenses George Washington, Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt y Abraham Lincoln.
Los rostros de los exmandatarios fueron esculpidos por el escultor Gutzon Borglum a lo largo de 14 años. Su mayor preocupación no era cómo plasmar los rostros de los mencionados personajes, sino cómo sería recordada la civilización y los Estados Unidos en los siglos venideros o cuál sería la percepción que tendrían incluso seres de otras galaxias si en algún momento llegaran a la Tierra. Borglum cuestionaba el hecho de que no se sabía nada de Stonehenge, ¿quién había colocado las piedras y con qué objetivo?
Borglum, con tal no perderse en las lagunas de la memoria, comenzó a trabajar en una habitación secreta. La construcción general del Monte Rushmore, con un costo de un millón de dólares de aquel entonces, inició en 1927 y la del recinto escondido, justo detrás de la cabeza de Lincoln, comenzó en 1938. En este último, la visión del artista era incluir documentos y objetos históricos, así como las principales contribuciones de Estados Unidos a la ciencia, el arte y la industria.
La idea era que los visitantes subieran una escalera de piedra de 244 metros de altura para luego encontrarse con un águila dorada cuyas alas extendidas se desplegaban 11 metros y medio de lado a lado, posteriormente ingresarían a un pasillo y llegarían a la habitación donde se encontrarían los artefactos históricos. El gobierno norteamericano rechazó la propuesta de Borglum al considerarla frívola y pidiéndole enfocarse únicamente en la elaboración de los bustos presidenciales.
Borglum falleció tres años después de iniciar la construcción de la habitación secreta, dejándola inconclusa junto con el resto de la obra. Fue su hijo, Lincoln Borglum, quien tomó las riendas del proyecto a fin de darle los toques finales durante siete meses hasta que el gobierno lo declaró concluido, sin contar el Hall of Records.
Durante décadas la familia de Gutzon Borglum solicitó a las autoridades gubernamentales completar el recinto oculto a manera de tributo. Fue hasta 1998 cuando finalmente se instalaron tabletas de porcelana que describían la historia del proyecto, la historia de Estados Unidos, la Declaración de Independencia, la Constitución y la Carta de Derechos de los Estados Unidos. También se incluyó una biografía de Gutzon Borglum antes de que todo quedara resguardado en un baúl de madera.
A pesar de que el Hall of Records existe, no está abierto al público, mismo que tendrá que conformarse con las fotos o cualquier otra información que pueda encontrarse en la red.
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