Los orígenes del afamado Conde Drácula se pueden trazar a un pequeño pueblo en medio de suelo rumano. No te dejes llevar por su inocente apariencia: sus calles ocultan un temible pasado.
Por Redacción TNE
No hay otro lugar en el mundo más estigmatizado por el poder de la literatura que Transilvania, una región que yace justo en medio de lo que hoy es Rumania y que fue elegida como la sede de la novela Dracula de Bram Stoker, convirtiéndose así en el epicentro cultural del vampirismo.
En medio de todo esto, yace un pequeño pueblo que aún tiene grandes rasgos medievales y que hoy en día es considerado Patrimonio Cultural por parte de la UNESCO. Este lugar lleva por nombre Sighisoara y juega un rol importante en la creación del mito de los vampiros: fue el lugar de nacimiento de Vlad Tepes, el temible príncipe de Valaquia que torturaba a sus rivales clavándolos en estacas, mejor conocido como “el Empalador” y principal fuente de inspiración para Stoker en la creación del Conde Drácula.
La ciudad fue fundada en el siglo XII por sajones transilvanos que fueron invitados por el rey del reino de Hungría a vivir en la zona con la encomienda de defender la frontera del territorio.
Durante varios siglos, Sighisoara fue un bastión militar gracias a la ciudadela y las torres alrededor de las murallas que se construyeron durante los siglos XIV al XVI para proteger la ciudad de las incursiones turcas. De las catorce torres originales, nueve han sobrevivido la prueba del tiempo.
¿Qué oculta entre sus calles?
La Torre del Reloj es uno de los sitios turísticos más populares; sin embargo, esconde un oscuro pasado que muy pocos se atreven a conocer. La torre, que en su punta tiene una pequeña esfera dorada y un gallo meteorológico, cuenta con un pequeño museo que tiene en exhibición instrumentos y métodos de tortura en la misma sala donde se extorsionaban a los prisioneros de guerra durante la Edad Media con la intención de obtener respuestas.
Otro punto de interés es la plaza de la ciudadela que hoy en día es un importante centro de reunión, pero que en las épocas del medievo era el sitio predilecto para realizar ejecuciones públicas.
Al norte de la Torre del Reloj se encuentra una de las estructuras de estilo gótico más representativas de Transilvania, la Iglesia de la Santa Trinidad, mejor conocida como la Iglesia encima de la Colina. Comenzó siendo un recinto católico, pero se convirtió en el templo principal de los habitantes sajones, quienes pasaron al luteranismo después de la reforma de 1547.
Para llegar al recinto, hay que subir una escalinata completamente cubierta de ambos lados por paredes de madera (fue construida de esta forma para proteger a los niños del cruel frío del invierno). Los más valientes aconsejan subirlas de preferencia a la medianoche para experimentar una oscuridad total.
Finalmente, la casa de Vlad Tepes se ubica en la plaza de la ciudadela, donde nació en 1431 y vivió con su padre, Vlad Dracul, hasta 1435 cuando se mudaron a Targoviste. Sobre su puerta de entrada cuelga un dragón forjado de hierro. El padre de “el Empalador” obtuvo su nombre Dracul de la Orden del Dragón, una orden de caballería para la nobleza de aquel entonces (la palabra latina para dragón es draco).
La planta baja de la casa sirve de restaurante, mientras que el piso de arriba alberga un museo de armas medievales, mostrando el desarrollo de los instrumentos de guerra utilizados en la región a lo largo de los siglos.
¿Te atreves a visitar esta pequeña pero terrorífica ciudad durante estas fechas? Si te aventuras a hacerlo, sólo ten cuidado por las noches…no vaya a ser que te topes frente a frente con el mismísimo Rey Vampiro.
Te puede interesar también: