Por César Iván Díaz
La decisión de hacer una inversión en la empresa nunca es fácil, una nueva tecnología, maquinaria, instalaciones, programas de capacitación, etcétera; pareciera que siempre hay más “alternativas” en qué invertir que dinero para hacerlo.
Si decides hacer una inversión en tu empresa y quieres minimizar el riesgo de las finanzas, además de considerar el ROI, VPN y otros tecnicismos financieros similares, toma en cuenta lo siguiente:
Concéntrate en la relevancia más que en la eficiencia
¿Qué es lo que buscas mejorar de tu siguiente inversión? y ¿para quién es importante? Recuerda que una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil. Para asegurar que estamos invirtiendo en lo más relevante, se debe priorizar las inversiones con base en los siguientes cuatro aspectos:
Si tienes problemas con el control de los inventarios, habrá que arreglarlos antes de ampliar la línea de productos y añadir mayor complejidad. Como se puede ver, todo está interconectado. Si no tienes clara la relevancia de la inversión que piensas hacer y a qué aspecto estará impactando, por favor no la hagas.
La estrategia debe definir el presupuesto, no al revés
El fundador de un despacho de branding en México, me dijo una vez antes de emprender un proyecto: “Lo que te hace falta no es dinero, es creatividad”.
Obviamente, no se trata de gastar dinero que la empresa no tiene o de comprometer los ingresos futuros irresponsablemente, sino definir claramente el objetivo y porqué es importante, buscar alternativas para alcanzarlo y después lo que hace falta para llevarlo a cabo; en ese orden. Cuando el presupuesto no alcanza, en proyectos usamos una palabra mágica llamada “etapas”.
Mantén una relación sana entre ingresos y egresos
No confundas “solvencia” con “liquidez” a la hora de invertir. Un aumento en los ingresos incide en el primer término a largo plazo; una reducción de los egresos responde al segundo concepto a corto plazo. Si sólo cuidas y limitas los egresos, tu foco está en el corto plazo por lo que te desvías de la meta principal: “generar ingresos por ventas”, según Eliyahu Goldratt.
Las finanzas sanas son la relación entre cuánto entra respecto a cuánto sale.
Recuerda que los ingresos por ventas son los únicos que verdaderamente hacen saludable a una empresa, así que se vale que aumenten los egresos, siempre que los ingresos también lo hagan en mayor o igual proporción.
No inviertas en mantener funcionando las soluciones de ayer
El crecimiento se da en el desequilibrio, no en la estabilidad. Si tus decisiones para invertir tienden a mantener el status quo, preocúpate. ¿Recuerdas a Kodak o a Blockbuster?, ambas líderes indiscutibles en sus industrias, pero que desaparecieron por no adaptarse al nuevo mercado.
Toda solución viene con “fecha de caducidad”. Muchos de los problemas de hoy tuvieron como origen las soluciones de ayer. De acuerdo con Gary Hamel, las organizaciones deben ocuparse de descubrir continuamente su futuro, más que de estar defendiendo su pasado.
Invierta en innovación, no sólo en la operación
La operación se puede hacer por outsourcing, pero la innovación no. Innovar es crear valor por medio de nuevos procesos u otras formas de proveer un servicio o producto. Si crees que como financiero o de áreas de administración no eres responsable de participar en este proceso, piénsalo dos veces. Un proyecto tiene más probabilidades de éxito si el patrocinador es el CFO, que si lo es el CIO.
Las finanzas permiten comprender en términos monetarios los resultados de la empresa y con base en eso poder tomar decisiones que deben considerar aspectos estratégicos y tácticos.
Priorizar da verdadero valor a una inversión, potenciando sus beneficios; desde luego nunca hay garantías, pero si se hace esto, las finanzas de su empresa responderán favorablemente.