Por José de Jesús García Vega
Air France, con el fin de bajar costos para generar mayores utilidades, contempló mover muchas de sus operaciones en Europa hacia una subsidiaria, implicando menores pagos a su personal y la relocalización de algunos de ellos. El resultado negativo de este movimiento les costó una huelga por parte de los pilotos, más de 400,000 pasajeros afectados y pérdidas que pueden ascender a más de 230 millones de dólares, según expertos.
La razón de ser de las empresas es la generación de utilidades. Las decisiones de inversión, reducción de la planta, introducción de nuevos productos o eliminación de algunos de ellos, se realizan precisamente para mejorar las ganancias.
Una empresa que genera utilidades permanece en el mercado. En primer lugar, da ganancias a los accionistas o dueños de la empresa; ofrece productos y/o servicios que satisfacen las necesidades de quienes los adquieren; crea empleos y con esto ofrece la posibilidad de un mejor nivel de vida para sus empleados; y finalmente, paga impuestos que sirven para el funcionamiento de los gobiernos que proveen servicios públicos a la sociedad en general.
Todo lo anterior fue establecido por Milton Friedman en el año de 1970 en su intervención en el New York Times Magazine: “The Social Responsibility of Business is to Increase its Profits”. Su conclusión fue determinante: “Solamente existe una responsabilidad social de la empresa: usar sus recursos en actividades diseñadas a incrementar las ganancias de tal manera que permanezca bajo las reglas del juego, es decir, envolviéndose en una competencia abierta sin decepción o fraude”.
El hecho de este movimiento es que les afirma a las empresas que no son personas y no tienen por qué adoptar responsabilidades. En un primer momento parecía sólido y difícil de contrarrestar tal argumento, especialmente, la parte final de su artículo dejaba muy en claro que mientras la empresa cumpliera con sus obligaciones legales y “sin decepción o fraude”, estaría cumpliendo con su labor social.
Unas de las aplicaciones más famosas de esta premisa era que si la empresa contaminaba, el gobierno debería de actuar y penalizarla; por otro lado, si los salarios junto con las condiciones de trabajo no eran buenos, el personal podía buscar otro lugar para trabajar.
Lo que significa que las utilidades se encontraban por encima de todo y si algo salía mal, habría que corregirlo para evitar penalizaciones. El mercado manda y al final por sí mismo, ajustará todas las deficiencias.
Los tiempos son otros y las empresas también
Las condiciones de los negocios son claramente diferentes. Hoy en día tenemos a consumidores más informados, empleados más conscientes de su papel y comunidades más preocupadas por el accionar de la sociedad y el impacto que generan las empresas en la misma. Analicemos un par de elementos que merecen la pena ser considerados si es que buscamos que nuestra empresa sea sustentable.
· Productos o servicios: En el pasado las empresas se preocupaban poco de que su oferta cumpliera con las normas sociales de aceptación.
Hoy las empresas no se pueden dar ese lujo; el consumidor es más consciente y castigará nuestras ventas si no tomamos en cuenta la ecología, salud y modelos socialmente aceptados. De igual manera, es de suma importancia estar al pendiente de lo que quieren nuestros consumidores, de sus creencias, valores, costumbres y preferencias, ya que esto nos dará una mayor oportunidad de preservar nuestro negocio.
· Medio ambiente: La explotación indiscriminada de los recursos naturales está por cobrar una factura en las posibilidades de sustentabilidad de las empresas. Los negocios requieren de insumos y el uso desmedido de los mismos nos está llevando a una situación de escasez, que no sólo afectará los resultados, sino también las probabilidades de supervivencia.
· Condiciones laborales: Si bien en tiempos pasados los trabajadores eran vistos como un insumo más y el trato hacia ellos era para explotarlos mientras fueran útiles, las condiciones actuales demandan otra filosofía: una que les permita encontrar en el trabajo una fuente de realización de sus ideales personales.
Un trabajador que no encuentra sentido en su quehacer diario, tarde o temprano dejará la empresa generando costos inherentes a la rotación, que van desde el reclutamiento hasta la capacitación de los nuevos empleados.
En este sentido, se requiere tener una visión integral que vaya más allá de la generación de utilidades. Aunque algunos de los conceptos vertidos previamente tienen implicaciones en la generación de éstas, el accionar debe estar más enfocado a la permanencia.
Acciones como las emprendidas por Air France pudieron tener éxito en el pasado cuando los trabajadores se conformaban con sólo tener una fuente de ingreso y las comunidades no estaban informadas, ni eran conscientes del accionar de las empresas. Los negocios están inmersos en una dinámica sistémica que tiene su vida propia. Los elementos de ésta son varios, diversos y todos tienen su papel en el mismo.
Hacer negocios implica generar utilidades pero también estar al pendiente del entorno social y de los elementos que lo integran.
No tomar en cuenta estos factores es la manera más segura de quedarnos fuera del mercado. Si queremos sobrevivir como organización debemos vigilar el buen accionar de nuestros interesados, sean estos los clientes, proveedores, empleados, gobierno y comunidad. Hay que hacerlo, aunque sea sólo con el fin de generar ganancias.