A medida que las amenazas digitales evolucionan a la par que las soluciones para combatirlas, la inteligencia artificial se posiciona como un componente crucial para fortalecer la ciberseguridad empresarial hoy en día. Para entender cómo esta tecnología está cambiando la forma en que las organizaciones protegen su información y responden ante incidentes, Víctor Alan Márquez, especialista en ciberseguridad de Silent4Business, nos compartió su visión sobre los beneficios, desafíos y recomendaciones clave para adoptar soluciones de IA que marquen la diferencia en un mundo digital cada vez más complejo e interconectado.
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¿Cómo ha evolucionado el papel que juega la inteligencia artificial en el ámbito de la ciberseguridad empresarial en estos últimos años?
Inicialmente, la implementación de la IA en ciberseguridad se veía limitada por la capacidad de procesamiento de los equipos, lo que encarecía su adopción y la volvía poco viable para muchas organizaciones.
Hoy en día, con la expansión de los servicios en la nube y el desarrollo de infraestructuras más robustas, la IA se ha convertido en una herramienta estratégica accesible que permite optimizar recursos, automatizar procesos y agregar valor tanto a nivel interno como hacia los clientes.
Ahora, las compañías no solo pueden integrar soluciones inteligentes para protegerse mejor, sino que también encuentran en estas tecnologías una ventaja competitiva clara frente a los crecientes retos del entorno digital.
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¿Cuáles son las tendencias que están marcando el rumbo de la ciberseguridad impulsada por inteligencia artificial en este 2025?
Actualmente destacan los asistentes inteligentes, conocidos como copilotos, que permiten interactuar con herramientas complejas mediante lenguaje natural, eliminando barreras técnicas y facilitando la ejecución de tareas para usuarios no especializados.
Por otro lado, la automatización total de configuraciones y respuestas frente a incidentes está convirtiéndose en una realidad gracias a las soluciones actuales a través de las cuales se pueden generar políticas de seguridad con base en datos históricos y en tiempo real, combinando mejores prácticas con el comportamiento específico de cada organización.
Además de lo anterior, la IA permite identificar indicadores de compromiso antes de que ocurra un ataque, anticipando riesgos y fortaleciendo la postura de defensa. Esta transformación está llevando a la ciberseguridad, anteriormente reactiva, hacia un enfoque más proactivo e inteligente.
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¿Cuáles son las principales ventajas de las empresas que ya emplean soluciones de ciberseguridad impulsadas por inteligencia artificial frente a aquellas que utilizan herramientas más tradicionales?
Las organizaciones que han integrado soluciones de IA en su estrategia de ciberseguridad están en clara ventaja frente a aquellas que aún dependen de herramientas tradicionales.
En primer lugar, logran reducir la dependencia de talento altamente especializado, un recurso humano que actualmente es escaso en México, donde se estima que hay un déficit de entre 150,000 y 200,000 profesionales en este campo. La inteligencia artificial automatiza tareas rutinarias y permite cubrir áreas críticas sin necesidad de aumentar el personal.
En segundo lugar, transforma el rol del especialista en seguridad, quien pasa de ser un operador técnico a un analista estratégico, capaz de generar mayor valor en la toma de decisiones. Además, las empresas que adoptan estas tecnologías obtienen un diferencial competitivo, al ofrecer entornos más seguros, eficientes y preparados para responder a amenazas cada vez más sofisticadas.
Por lo tanto, las organizaciones que cuenten con ese tipo de herramientas van a poder reducir costos internos y ofrecer un valor adicional a las empresas a las que brindan servicio o incluso pueden aprovecharla internamente para poder proteger su información de una mejor forma, mediante una plataforma mucho más robusta.
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¿Cómo contribuye la inteligencia artificial a la prevención de ciberataques antes de que ocurran?
La inteligencia artificial ha revolucionado los mecanismos de prevención al permitir el análisis de archivos potencialmente maliciosos en cuestión de segundos. En el pasado, estas tareas se realizaban manualmente con herramientas como los sandbox, lo que requería horas o incluso días para tomar decisiones en torno a si un documento era o no seguro, para poder abrirlo.
Hoy, la IA puede evaluar riesgos en tiempo real, ofrecer una clasificación confiable y habilitar la apertura o bloqueo inmediato de archivos sospechosos. Esta agilidad no solo mejora la experiencia del usuario, sino que también reduce de forma drástica los tiempos de exposición ante posibles amenazas, elevando la protección tanto de los equipos como de la información de los usuarios a un nivel sin precedentes.
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¿Cómo está ayudando la IA a detectar amenazas en tiempo real?
Los tiempos de detección de amenazas han ido disminuyendo constantemente conforme se ha mejorado y aumentado la capacidad de los equipos de cómputo. Si bien, jamás se alcanzará el “cero absoluto”, a través del análisis constante del tráfico y la actividad interna, las soluciones inteligentes ofrecen visibilidad inmediata de incidentes que anteriormente podían pasar desapercibidos durante meses, lo que permite a las organizaciones no sólo reaccionar más rápido, sino también contener ataques antes de que escalen.
Sin embargo, esta carrera por la protección es constante, ya que los ciberdelincuentes también están armándose con herramientas de última generación impulsadas por IA para fortalecer sus métodos de ataque. En este contexto, contar con soluciones de vanguardia para responder a las amenazas se convierte en una necesidad inminente.
La velocidad y la capacidad de respuesta se transforman en factores clave para mitigar riesgos y defender activos críticos, a medida que las capacidades de los hackers evolucionan a la par que la tecnología que se utiliza para combatirlos.
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¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta una compañía al implementar IA en sus soluciones de ciberseguridad?
Uno de los mayores retos es la resistencia al cambio por parte del talento, especialmente ante el temor de ser reemplazado por sistemas automatizados. Superar esta barrera implica fomentar una cultura donde la IA se vea como un complemento o aliado que potencia las capacidades humanas.
Por otro lado, la gestión de datos es otro punto crítico, ya que, al utilizar plataformas en la nube o modelos externos, existe el riesgo de exponer información confidencial si no se establecen políticas de protección claras, lo que exige una visión integral para garantizar una implementación segura, eficaz y alineada con los objetivos estratégicos del negocio.
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¿Qué recomendaciones darías a las empresas que están considerando integrar IA en sus sistemas de seguridad?
Para empezar, es importante evaluar adecuadamente los riesgos frente a los beneficios antes de implementar herramientas de inteligencia artificial para la ciberseguridad. La adopción de esta tecnología siempre debe partir de un análisis riguroso de los riesgos que implica su implementación.
Además, las organizaciones deben comprender qué información están dispuestas a compartir, qué beneficios esperan obtener y si cuentan con los controles adecuados para proteger los datos en entornos externos, ya que de esta forma es posible tomar decisiones informadas y responsables.
Una vez evaluado el riesgo, es fundamental trabajar en la sensibilización del personal, es decir convencerlos y educarlos en torno a cómo la IA puede facilitar su trabajo diario y al mismo tiempo ayudar a mejorar la seguridad general de la organización.
En áreas como la ciberseguridad, donde las amenazas evolucionan rápidamente, integrar inteligencia artificial no es solo recomendable, sino indispensable para mantener una postura defensiva robusta. La clave está en convertir al talento humano en un complemento estratégico de estas tecnologías, orientado hacia funciones más analíticas, de arquitectura y planificación, mientras la IA se encarga de las tareas operativas más repetitivas y urgentes.
No cabe duda que la inteligencia artificial está revolucionando por completo la manera en que las organizaciones enfrentan las amenazas digitales. Sin embargo, su implementación requiere una visión estratégica que contemple tanto la gestión de riesgos como al factor humano. El reto no recae solo en adoptar la tecnología, sino en preparar a las personas y estructuras para sacarle el mayor provecho posible.