El positivismo organizacional contribuye al bienestar de las personas, traduciéndose en ganancias, productividad, calidad, innovación y satisfacción al cliente.
Durante la clase magistral “Liderazgo Positivo: Estrategias para un Desempeño Extraordinario”, dirigida a los alumnos de la Maestría en Liderazgo Positivo de Universidad Tecmilenio, Kim Cameron, fundador del Centro de Estudios para Organizaciones Positivas de la Universidad de Michigan, señaló que el liderazgo con prácticas positivas se centra en promover y permitir actuaciones inesperadas y extraordinarias, es decir, enfatiza los aspectos positivos de los individuos, para que se traslade a las organizaciones.
Hay un componente esencial en el liderazgo positivo, y se trata de la conexión, si los líderes no se conectan con las personas de la organización, creando un fuerte vínculo y construyendo relaciones de confianza con aquellos que los apoyan, no se observará claramente un crecimiento. El liderazgo tiene que ver – mayormente- con relaciones fuertes y poderosas, lo que permite una mejora en el estado cognitivo, físico, social y organizacional.
Al trabajar con personas, los líderes necesitan tener “un nivel de energía” que derive en esa chispa de positivismo, flexibilidad y empatía. En el ámbito de las relaciones interpersonales observamos el impacto que tiene el orientarse a lo positivo; investigaciones científicas han compartido que la promoción de emociones positivas tales como la empatía, aceptación y reconocimiento, amplían las perspectivas cognoscitivas y mejoran la capacidad de las personas, de manera que puedan experimentar niveles más altos de creatividad y productividad.
Un ejemplo de ello, lo vemos en los “heliotropos”; una familia de plantas con flores que van girando a lo largo del día, orientándose siempre hacia el sol. De noche se reorientan hacia el este, como si se prepararan para recibir el sol a la mañana siguiente. El efecto heliotrópico se define como la tendencia de los sistemas vivos a buscar aquello que da vida y evitar lo que puede acabar con ella.
En este sentido, el Dr. Cameron, compartió cómo es que ha recopilado hallazgos relacionados al “efecto heliotrópico” en los últimos años, a favor de un pensamiento positivo en las personas. ”Todos hemos observado – en algún momento de nuestras vidas- que hay plantas que tienden a orientarse a la luz; si lo trasladamos a las personas, la definición de ese efecto es que todo ser vivo tiende a dirigirse hacia lo positivo, hacia la energía, alejándose de lo negativo”.
En el ámbito de la percepción y la memoria, tenemos más facilidad para aprender y recordar palabras con connotaciones positivas más que negativas o neutras, recordamos con una mayor precisión los estímulos positivos, tendemos a recordar más nuestras experiencias buenas que malas, y con el paso del tiempo los recuerdos positivos van sustituyendo a los negativos.
Los líderes que inspiran y comunican su visión de tal forma que abarcan y aprovechan las particularidades de aquellos con los que trabajan, van sentando las bases para construir entornos flexibles, positivos y abiertos al cambio.
En el ámbito de las relaciones interpersonales vemos el impacto que tiene al orientarse hacia lo positivo. Los líderes aprenden más en el proceso, ya que colaboran y crean; reinventan cuando es necesario, tomando en cuenta lo que se tiene disponible ahora y lo que es posible en el futuro.