07/10/2016 | Por Noticias TNE
El MIT logró imitar la propiedad de la piel de estos mamíferos, que los aísla del frío e incluso del agua, aunque estén sumergidos.
Los castores y las nutrias son mamíferos semiacuáticos que tienen una capacidad que otros animales envidian: al sumergirse en el agua son capaces de conservar su temperatura corporal e incluso se mantienen secos… ¿cómo lo hacen?
Investigadores del MIT realizaron varios estudios basados en la bioinspiración, para poder descifrar cómo está compuesto el cuerpo y pelaje de estos animales y poder replicar sus propiedades en la fabricación de un traje para buzos, nadadores y surfistas.
Anette (Peko) Hosoi, jefa del Departamento de Ingeniería Mecánica del MIT y coautora del estudio, explicó que la capa superior de piel y pelo de los castores puede “atrapar” aire cálido entre el pelaje antes de entrar en contacto con el agua.
“Hemos cuantificado el espacio de diseño y podemos decir, ‘si tienes este tipo de densidad y longitud de pelo, y estás buceando a estas velocidades, estos diseños atraparán aire y estos no’, lo cual es una información que se necesita si se va a diseñar un traje acuático”, explicó Hosoi. “Por supuesto, se podría hacer uno muy peludo que se parezca al Monstruo de las Galletas y probablemente atrapará el aire, pero ésta probablemente no sea la mejor manera de hacerlo”.
Inspirados en este mecanismo natural de los castores y las nutrias, la universidad ha estado fabricando pieles similares con caucho para hacer pruebas y saber cuáles son capaces de retener el aire para, de esta forma, poder crear trajes acuáticos capaces de “aislar” a los buzos y nadadores del frío para, por ejemplo, poder bucear en zonas muy profundas en donde hasta ahora la temperatura del agua es un impedimento.
Otro punto que se buscó igualar es que, a pesar de crear una vestimenta impermeable, también permitiera una buena movilidad, pero sobre todo velocidad al nadar, tal y como lo hacen los animales semiacuáticos.
Los resultados de esta investigación, publicados en la revista Physical Review Fluids, encontraron que la separación de cada pelo individual y la velocidad de buceo del animal afectaban la cantidad de aire que una superficie podía atrapar.
Se simularon las hebras del pelaje como tubos en una ecuación de ordenador, lo que resultó en un modelo matemático para atrapar diferentes cantidades de aire y, por lo tanto, calor.