15/08/2016 | Por Noticias TNE
El peligro del Internet de las Cosas es que los usuarios entregan su privacidad.
Con mayor frecuencia encontramos noticias sobre cómo la tecnología cambia y facilita las vidas de miles de personas: bicicletas que se manejan solas, tatuajes temporales para controlar aparatos, entre otras cosas. Ante esta mayor conectividad, la pregunta es: ¿realmente se leen las políticas de privacidad a la hora de adquirir un nuevo dispositivo o bajar una nueva aplicación a nuestro smartphone?
La respuesta no es alentadora. La mayoría de las personas no lo hace y aunque así fuera, resulta complicado leer todo ese lenguaje legal difícil de comprender. Además, el contenido de los términos y condiciones resulta arbitrario, incluso no permite que el usuario reclame su derecho a ser escuchado si resulta perjudicado por algún producto.
El IoT jamás será seguro y, hasta cierto punto, eso es completamente normal: ningún dispositivo conectado a la red lo está: siempre habrá amenazas.
Más transparencia y mayor compromiso
La transparencia corporativa es fundamental para contribuir a mejorar la privacidad; esto se puede lograr mediante una autorregulación por parte de las empresas o a través de una política gubernamental que obligue a las compañías a tener un consentimiento informado y significativo por parte de los usuarios que les permita recolectar su información.
Generalmente, hay una respuesta positiva cuando las personas demandan mayor privacidad. Por ejemplo, una encuesta reveló que los clientes que adquirían un nuevo auto estaban preocupados por la privacidad de sus datos y la conectividad de los vehículos. Como resultado, la Alliance of Automobile Manufacturers —de Estados Unidos— propuso un documento de 12 principios de privacidad a los que se comprometió respetar.
El compromiso del consumidor es exigir conocer cuáles son los datos que se recolectan y cómo se usan.
La propuesta para mejorar la privacidad reside en crear tres niveles de información: “código legal, “comprensible a la persona común” y “entendible por la máquina”. El primero se refiere a los términos y condiciones que deben de ser redactados por los abogados e interpretados por los jueces.
El segundo, a las políticas de privacidad que deben de ser presentadas resumidas en un lenguaje compresible para el usuario final.
Por último, las máquinas deben de ser capaces de leer un código que el software, los buscadores y otras tecnologías les permitan el acceso a la información que el usuario autorizó.
Estas prácticas representarían un gran avance en la protección de datos. Aún así, las empresas deben de estar legalmente comprometidas a cumplir con la promesa del correcto manejo de la privacidad.
Definitivamente es una tarea que involucra a todos los actores; la industria de de mejorar sus prácticas para mejorar la experiencia del usuario, pero, por otro lado, resulta indispensable que el consumidor exija cuál información es recolectada y cómo será usada.