30/06/2016 | Por Noticias TNE
Estudio comprueba que el cerebro es un órgano que se adapta para poder enfrentarse a las nuevas tecnologías.
Cada vez que una persona tiene el reto de hacer una nueva actividad está obligando a su cerebro a aprender algo distinto a lo que está acostumbrado, por lo que es un hecho que cuando alguien se enfrenta a la tarea de enviar un mensaje desde el teléfono móvil algo debe pasar en su cabeza.
Hasta ahora los investigadores sólo suponían que existían cambios y adaptaciones, pero no lo habían podido comprobar, sin embargo un equipo de investigadores de la Clínica Mayo, de Jacksonville, Florida, demostraron que los mensajes de texto sí cambian el ritmo de las ondas cerebrales, es decir lo smartphones sí alteran la forma en que funciona nuestra mente.
Este hallazgo demuestra que realmente los cerebros son órganos adaptables para conseguir que los procesos cognitivos se modifiquen cuando hay que enfrentarse a nuevas tecnologías o desafíos; específicamente al enviar mensajes nos convertimos en seres con una mayor capacidad para entender la comunicación sin palabras.
¿Realmente enviar un mensaje desde el teléfono modifica la forma de trabajar del cerebro? William Tatum, autor principal del estudio, destaca que aunque parece una actividad muy simple, en la práctica, “textear” involucra poder formular un mensaje conciso y escrito mientras se sostiene el dispositivo en la mano, se teclee con destreza y se enfoque la mirada en la pantalla.
“Creemos que este nuevo ritmo en las ondas cerebrales es una métrica objetiva de la capacidad del cerebro para procesar la información no verbal durante el uso de dispositivos electrónicos y que está fuertemente conectada a una red ampliamente distribuida aumentada por la atención o la emoción” dijo.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron los datos de los electroencefalogramas hechos a 129 pacientes de forma periódica por 16 meses.
Los científicos encontraron que al menos uno de cada cinco participantes que enviaban mensajes de texto con sus teléfonos inteligentes exhibió el nuevo ritmo de ondas cerebrales, aunque no pudieron descifrar por qué unos sí lo experimentaron y otros no.
En el futuro este hallazgo podrá influir en el desarrollo de nuevas interfaces de mensajería textos, juegos y computadoras; además los investigadores anunciaron que continuarán con el estudio de los efectos cognitivos de la comunicación no verbal producidos por “textear”.
Una conclusión final de este paper publicado en la revista Epilepsy & Behavior fue que definitivamente enviar mensajes mientras se conduce realmente es un peligro porque implica mucha atención en esa tarea por parte del cerebro.