Teslagram busca implementar tecnología derivada de los lepidópteros para evitar la falsificación en tarjetas de crédito. A futuro podría aplicarse en billetes, documentos e incluso en el arte.
27/03/18 | Por Noticias TNE
Actualmente se han desatado escándalos derivados por el robo de datos de millones de usuarios y el supuesto espionaje de llamadas por parte de Facebook. La pregunta que surge es: ¿qué hubiera pasado en caso de tratarse de información bancaria? Ante situaciones como la anterior, es importante cuestionarse cómo se garantizaría su protección.
Un grupo de investigadores del Instituto de Física de Belgrado, Serbia, en un trabajo conjunto con la compañía Quadra Graphic, han creado un sistema de seguridad para las tarjetas bancarias que las hace únicas e imposibles de falsificar.
Dicha tecnología es conocida como Teslagram y se considera como “el mejor tipo de protección del mundo”, de acuerdo a la BBC. Los científicos sustituyeron los chips de los plásticos por escamas que se encuentran en las alas de las mariposas.
“Esas escamas son de tamaño microscópico”, comentó Marija Mitrovic Dankulov, una de las participantes del proyecto. “Sobre ellas, hay una estructura de pequeñas partículas, que es la responsable de los colores que vemos en las alas”. Al analizar su complejidad, los investigadores descubrieron que no existían dos iguales.
Dicha conclusión derivó de un estudio de los colores de los lepidópteros; sin embargo, los científicos notaron que había otro detalle. Primero tuvieron que conseguir una escama, cuya densidad es de 100 mil por ala, cifra que representa una gran oportunidad debido a que con unas cuantas mariposas se pueden proteger grandes cantidades de datos.
Posteriormente se desarrolló un algoritmo capaz de analizar y comparar la información de las escamas. “Hicimos un análisis estadístico que demuestra que hay una probabilidad extremadamente pequeña de que haya dos del mismo tipo”, explicó Mitrovic.
Como último paso, realizaron un escaneo digital de las escamas con la intención de grabarlas en la tarjeta. Así ninguna persona tendrá exactamente el mismo plástico que otro usuario.
El proyecto ya está patentado en el Banco Mundial y la marca ya cuenta con registro. El objetivo es extender la tecnología a los billetes, a los pasaportes e incluso hasta las obras de arte.
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