Por Redacción TNE
El IoT no es algo que apenas viene a nuestro país; ya está presente y llegó para quedarse.
Entrevista a Roberto de la Mora, Director de Marketing y Negocios de Ho1a, compañía mexicana de telecomunicaciones y TI.
¿Qué aplicaciones del Internet of Things (IoT) están teniendo uno uso real actualmente?
Aquí en México el Internet de las Cosas todavía se encuentra en un estado de gestación, pero afortunadamente hay muchas compañías públicas y privadas e instituciones de gobierno que están empezando a crear soluciones en este tipo de tecnologías que tienen el objetivo de que la producción sea eficiente, reducir desperdicios, aumentar la eficiencia y en general ofrecer mejor servicio al cliente; creo que lo más relevante que hemos visto hasta ahora es el proyecto de infraestructura de medición inteligente que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) está implementando en todo el país. A partir del 2014 la CFE comenzó un grupo de proyectos divididos en varias fases para aumentar la precisión de la medición y disminuir el robo o uso indebido de la luz tanto en casas habitación como en edificios, comercios e industrias en general.
Conecta toda esa información con los sistemas de facturación y de control de energía eléctrica que para que no sólo la medición sea más precisa sino que sea más continua. Además son capaces también de hacer corte, desconexión y reconexión automática de forma remota; en la página de la CFE va a empezar a habilitarse un sistema de monitoreo interactivo donde el usuario podrá ver su consumo en tiempo real.
Tenemos prototipos andando así como pruebas con autoridades e instituciones que se encargan del agua potable de las ciudades y estados; no sólo para medir, sino para detectar fugas, evitar pérdidas de los sistemas y planear mejor la distribución de la misma.
Los proyectos del Internet de las Cosas en diferentes compañías en ambientes industriales ayudan a conectar el proceso productivo con el de planeación, para automatizar tareas, aumentar eficiencia, reducir desperdicios, bajar costos y hacer más competitiva a la industria manufacturera. No te puedo decir que se está haciendo en México en todos lados pero hay avances y proyectos que son muy representativos a cómo está el mercado en el país.
¿Qué sectores específicos crees que sean los que más se estén beneficiando del Internet de las Cosas?
En la iniciativa privada, el de la manufactura es el que está invirtiendo cada vez más en esto porque aunque la automatización de procesos industriales existe desde hace mucho; tú puedes tener una máquina automatizada pero la línea de producción completa puede estar desconectada entre sí y de otros procesos de planeación de la producción.
También en la industria de transporte está habiendo mucho interés porque se quiere ir más allá de los sistemas de rastreo de unidades de personal o de bienes, ahora también las compañías que están en el transporte y logística desean saber el estado de las mercancías durante todo el trayecto. Por ejemplo, si tienes una cámara frigorífica que mueve productos perecederos, como la leche o queso, no sólo te interesa saber dónde está el camión, también asegurarte que la temperatura esté en la que tiene que estar, que las entregas se hagan a tiempo, saber cuántas veces se abre y se cierra la caja, consumo de combustible, etc.
Estas dos industrias son buenos ejemplos en el ámbito privado; en el lado público tenemos compañías como la CFE, autoridades de agua municipales y estatales, además de los departamentos de seguridad pública urbana. Los sistemas de videovigilancia eran costosos y difíciles de implementar, necesitaban infraestructura propia, pero ahora con el Internet y con las comunicaciones inalámbricas estamos viendo muchos casos en los que las mismas ciudades y estados están invirtiendo en cosas tales como hacer seguimiento automático de vehículos, creación de listas negras de personas o automóviles que tienen que buscar, que le ayudan al personal de control de emergencias a proteger mejor a la ciudadanía.
¿Qué impacto genera en la sociedad?
La parte de ciudades inteligentes es realmente una increíble oportunidad en México que está creciendo mucho porque hay un fenómeno fuerte de migración hacia los municipios, que ahora compiten por ser los más atractivos entre sí, agregando factores de calidad de vida de los ciudadanos.
Una smart city es aquella que conecta el capital humano, social y la infraestructura tecnológica de información y comunicación para resolver problemas públicos, alcanzar un desarrollo sustentable e incrementar la calidad de vida de los habitantes. La única manera para lograrlo se da cuando conectas estas tres cosas, los factores tecnológicos, humanos e institucionales para crear ese ambiente.
Una ciudad que conecta los factores ambientales con los sociales se hace una urbe habitable; la que conecta los factores sociales con los económicos, se convierte en una igualitaria; una que es económica y ambientalmente responsable se convierte en una metrópoli viable, pero sólo cuando la ciudad cuenta con estas tres características se puede considerar inteligente. Esto es lo que está impulsando muchas inversiones en el sector.
¿Qué implicaciones conlleva la adopción del IoT tanto en el sector público como en las empresas?
De acuerdo a un estudio a nivel mundial, realizado por el Internet of Things World Forum hay grandes necesidades u oportunidades que impulsan el desarrollo de las ciudades inteligentes. La primera pasa por mejoras en infraestructura de la ciudad, en sistemas de energía, agua y transporte, porque son los graves problemas que aquejan a nuestras ciudades; son factores que inmediatamente afectan la calidad de vida de un ciudadano y nos urgen a nosotros ver si nuestros impuestos están trabajando o no. La segunda es que, del lado económico, una ciudad inteligente incrementa el atractivo de negocios para la ciudad e impulsa el desarrollo económico, lo que se traduce en inversión.
Si tienes una ciudad que cuenta con buena infraestructura de servicios públicos de transporte y manejo de tráfico, es una que se hace atractiva para que las empresas abran más oficinas, pongan nuevas fábricas, generen más empleo. Esto también hace que la gente se vaya a vivir a ella. Creo que en México debemos aprender la lección de que no se puede concentrar la riqueza y la industria en tres grandes ciudades. Hay que diversificarnos.
¿Qué está faltando para que se masifique la adopción del Internet of Things?
Creo que falta educación en general, mucha gente no entiende lo que es el Internet de las Cosas, piensa que es algo que no ha llegado, que apenas viene. Pero ya llegó. En algún punto entre el 2008 y 2009, el número de dispositivos conectados superó a la cantidad de personas que habitan en este planeta. Estamos viviendo de hecho en un mundo del Internet de las Cosas desde hace muchos años, lo que pasa es que la mayoría de esas cosas son dispositivos de cómputo o de comunicación, nuestras laptops, nuestros smartphones, tabletas, computadoras de la oficina, etc.
El aumento de dispositivos se va a dar porque voy a poner una smart tv en mi casa, un refrigerador inteligente, mi automóvil se va a empezar a conectar al Internet y poco a poco se me va a ocurrir poner un termostato automático de aire acondicionado o un sistema de videovigilancia.
El gran crecimiento de la red no va a venir de esos aparatos que necesitan de una interacción humana, sencillamente porque ya no hay humanos para manejarlos. Vendrá de aquellos que se encuentran fuera de nuestras casas, no viven bajo techo; son lámparas de alumbrado público en las ciudades, los semáforos, los vehículos —tanto propios como los de transporte público—, medidores de gas, agua y luz.
¿Qué tipo de riesgos de seguridad podrían surgir con la adopción del IoT?
Siempre está el riesgo latente de que puedan usar la información de maneras que no estás esperando; el contar con políticas claras de privacidad es fundamental, tenemos que entender además que la información más útil son datos en agregado y es en éstos donde está el valor.
En el caso por ejemplo de videovigilancia, que se cree que es como Big Brother, en el que todos te van a estar viendo, debemos entender que vivimos en un mundo en el que los malhechores se aprovechan cuando nadie está observando, de la oscuridad y anonimato para hacer de las suyas. En una sociedad madura, donde la mayoría de la gente es buena, trabajadora y decente, no deberíamos tener miedo de ese tipo de situaciones porque están hechas especialmente para evitarlas, no para ir tras los ciudadanos modelo.
Vivimos en una sociedad donde los malos son una excepción, sino habría más prisiones de las que tenemos. Además habitamos el mundo de las redes sociales donde, la verdad, hoy en día todo el mundo publica lo que hace a diario. Si creamos una cuenta de Facebook, Twitter, LinkedIn o Pinterest realizamos un broadcasting de lo que hacemos durante el día, los siete días de la semana, a la gente que conocemos y a la que no. ¿Qué pasaría cuando eso que hacemos lo rodeamos de un beneficio real?
¿Cómo ves el mundo con respecto a esta tecnología en 10 ó 15 años?
El Internet de las Cosas, como es un asunto de “cuándo” y “cómo” y no de “qué” y “por qué”, tenemos que pensar de manera optimista que es un ambiente que está más volcado a ti como el centro o núcleo de la sociedad, un mundo donde tus dispositivos se adaptan a ti, en vez tú a ellos.
Estamos muy acostumbrados a los aparatos con ciertas aplicaciones a las que tienes que aprender cómo usarlas para poder sacarles provecho pero, ¿qué pasa si el dispositivo y la app aprenden tu estilo de vida y se adecuan a ti? La temperatura de tu casa cambia de acuerdo a tu gusto y ya no tienes que preocuparte por cambiar el termostato. Si tu refrigerador sabe cuándo te va a faltar leche y manda comprar de la marca que tú quieres, el tamaño que necesitas y a la tienda que te gusta, creo que la tecnología está ahí para tener una mejor calidad de vida y nadie va a crear técnicas para vivir peor.
¿Cómo ves a México comparado globalmente o a nivel Latinoamérica respecto a la adopción del IoT?
En todos los países en desarrollo estamos viviendo una fase de profunda transformación que, aunque todavía no estamos a la par de lo que tienen las economías más avanzadas, lo que estamos viendo en América Latina y en México, en particular, es que tenemos la capacidad de hacer saltos de rana muy grandes, brincarnos muchas tecnologías intermedias y podemos caer en unas de Internet de las Cosas muy avanzadas.
Lo vivimos en la red de comunicaciones celular, ésta no vivió las 5 ó 7 generaciones tecnológicas de Estados Unidos; empezamos con una tecnología, luego recibimos de golpe la 3G y luego LTE; pronto vamos a tener 5G pero no pasamos por Edge, por 2G, etc., es decir que no pasamos por cada una.
Aunque falta mucha adopción, junto con Chile y Brasil somos un país punta de lanza de tecnología en toda América Latina. No estamos donde tenemos que estar, pero la ventaja es que contamos con una población joven; todos los que están ahorita en la fuerza de trabajo, los famosos Millennials, son chicos que nacieron con Internet, nunca conocieron un cassette, ni un LP y el celular ha existido toda su vida, están conectados de una manera diferente y están exigiendo tecnologías que vayan a su ritmo y eso es lo que nos va a impulsar.