El gobierno encabezado por Donald Trump busca frenar el avance tecnológico de China por considerarlo una amenaza a la seguridad nacional. Países y empresas enfrentan una disyuntiva que podría ponerlos en jaque.
Más que una guerra comercial contra China, lo que Estados Unidos pretende es detener el avance tecnológico que está logrando el gigante asiático. Así lo aseguró Liu Xiaoming, embajador chino en Gran Bretaña, durante un discurso que dio en la Universidad de Huawei en Shenzhen.
“Hay muchas razones por las que Estados Unidos libra un batalla comercial con China, pero no son los verdaderos motivos”, aseguró Xiaoming, de acuerdo a CCTV, según cita el South China Morning Post. “En el valor nominal así lo hicieron, pero [la razón] subyacente es la guerra para frenar el crecimiento tecnológico de China”.
El diplomático agregó que el gobierno encabezado por Donald Trump no quedará satisfecho sólo con retirar a Huawei del mercado estadounidense, sino también del resto del mundo.
“Cada vez crece más la opinión en EE.UU. de que China se está convirtiendo en un formidable competidor en todas las áreas, tales como geopolítica, influencia internacional, recursos, población y talento”, destacó el embajador. “Esto también es evidente en relación al hecho de que el gobierno de Estados Unidos ha identificado a China como un competidor estratégico en su informe de Estrategia de Defensa Nacional”.
Trump aseguró el pasado jueves que China “tiene algo muy peligroso” que representa una amenaza militar y de seguridad para Estados Unidos, pero la situación puede resolverse en un acuerdo comercial entre los países.
Liu Xioaming y sus colegas, han advertido a Estados Unidos de no seguir adelante con su cruzada comercial contra China. Sin embargo, han realizado un llamado a la administración de la Casa Blanca con el fin de generar las condiciones adecuadas para iniciar un proceso de negociación comercial.
Una difícil decisión para el mundo
Tras la orden de Donald Trump de suspender relaciones comerciales con Huawei, diversas compañías nacionales como Google y Microsoft, e internacionales donde destacan ARM Holdings Plc, que pertenece a SoftBank, también lo hicieron. No obstante, esto representa una disyuntiva para los países donde las decisiones de negocios e inversiones toman tintes políticos, así lo detalló Tim Culpan, columnista en Bloomberg.
Culpan añadió que, si bien Japón, Canadá y otras naciones europeas cuentan con la capacidad y el talento para suministrar tecnología, China además posee el capital político y fiscal para lograrlo. No obstante, si una compañía decide instalar redes y productos de origen chino, se incrementarán las posibilidades de ser vetados por Estados Unidos por ser considerados una amenaza a la seguridad nacional del país de las barras y las estrellas.
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