El modelo de liderazgo y los desafíos que se presentan actualmente son sumamente diferentes a los que podían encontrarse algunos años atrás.
Por Cristina Fernández Casillas
El concepto de liderazgo es utilizado y controvertido en la vida laboral desde hace décadas, continúa siendo un tema primordial en las organizaciones y genera un cuestionamiento que, a pesar de los años, sigue estando vigente: ¿cuál es el estilo de liderazgo que conduce al éxito de los equipos de trabajo y de las organizaciones?
Su descripción y clasificación ha variado por épocas; ha sido considerada una habilidad, un don, una capacidad y en los últimos años se conoce como una competencia humana. Y así como los nombres van cambiando, las características a considerar en una actitud como el liderazgo deben evolucionar conforme los estilos de trabajo lo hagan. Actualmente las generaciones jóvenes de colaboradores están llegando a ocupar puestos dentro de las organizaciones en un mundo laboral que está en una transformación radical.
Se vuelve imprescindible que este tema efectivo sea un aspecto fundamental de pronta reforma dentro de las empresas, donde pueda generarse una evolución de acuerdo a lo que necesita cada compañía y su equipo.
Ahora, los colaboradores llegan con una visión diferente hacia el trabajo, no sólo buscan una fuente de ingresos, buscan un desarrollo personal, quieren flexibilidad, necesitan libertad de acción y pensamiento, tienen acceso y gusto abierto hacia la tecnología, así como a las comunicaciones; son generaciones que emergen y exigen modelos distintos en su manera de trabajar, en su modo de participar y hasta de comprometerse.
De ahí surge la necesidad de que cada líder aprenda a identificar puntualmente las habilidades y debilidades de cada persona, que pueda discernir qué tarea es más apta para ayudarle a desarrollarse y crecer junto con la empresa.
Ante estos retos el cuestionamiento cambia, se replantea la pregunta inicial y ahora se sugiere cuestionar: ¿qué otras competencias e iniciativas de liderazgo son requeridas hoy para dirigir efectivamente a los Millennials o “generación Y” hacia el éxito?
Este modelo basado en una autoridad que ordena y establece una relación jerárquica con sus colaboradores está siendo sustituido por un tipo que implica otros desafíos y características que se pueden describir de la siguiente forma.
Un líder en la actualidad debe:
1. Ser un facilitador de procesos de transformación hacia una nueva cultura organizacional.
2. Funcionar como guía que proporcione herramientas de trabajo y alternativas fundadas en la experiencia con una visión actual.
3. Poseer una gran capacidad de comunicación y de escucha, además de lograr conectar para integrarse a equipos de trabajo diferentes.
4. Sentir y demostrar pasión por lo que hace y lograr trasmitir mensajes positivos que influencien a sus colaboradores y generen vínculos.
5. Adaptarse rápidamente a los acontecimientos de este mundo tan veloz y cambiante, aprovechar las crisis y tratar de convertirlas en oportunidades positivas.
6. Estar informado, saber cómo se procesa la información, interpretarla inteligentemente y utilizarla en la forma más moderna y creativa posible.
7. Ser capaz de establecer metas y objetivos, así como de exigir su cumplimiento. Para dirigir un grupo, hay que saber a dónde llevarlo.
El compromiso de las generaciones de jóvenes iniciando su vida laboral no es con la empresa, porque en general no creen en ella. Su conexión ahora está mucho más relacionada con las personas con las que trabajan y específicamente con los líderes que eligen.
En los tiempos modernos, se vuelve imperativo revisar prácticas de liderazgo basadas en las características anteriores y la construcción cotidiana de la autoridad, ya que ésta es una de las mejores formas de guiar a los equipos, así como compañeros de trabajo al éxito.
Te puede interesar también: