La fama de quienes somos originarios de México es de ser impuntuales, pero nuestro comportamiento durante la pandemia pone en entredicho este hecho y nos cuestionamos su razón de ser.
El que los mexicanos somos impuntuales es una de las características que nos ha perseguido a través del tiempo, algo que definitivamente no nos deja bien parados a nivel internacional, sobre todo cuando se trata de hacer negocios con extranjeros.
Los cambios recientes a raíz de la cuarentena y el coronavirus están poniendo en evidencia que “nuestra definición” puede estar equivocada; al contrario, está saltando a la luz que sí somos muy puntuales.
Con solo echar un ojo a las conferencias, webinars y juntas en línea en las que participamos diariamente, nos daremos cuenta de que un muy alto porcentaje van a iniciar a tiempo, en punto de la hora marcada.
Este hecho, fácil de comprobar por todos, abre un nuevo debate, ¿por qué tenemos la fama de impuntuales tatuada en la piel?
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Con el comportamiento que estamos teniendo durante estos días, está claro que no nos movemos de nuestro lugar para empezar una junta. Entramos al momento en que suena el recordatorio o la notificación de la agenda, poniendo en claro que puntuales sí somos. Sin embargo, también evidencia que esto nos convierte en reactivos, más que planeadores.
Una característica poco favorecedora
Al salir de nuestra casa y dirigirnos al trabajo o a un compromiso, ya sea social o de negocios, en un mundo en el que vivimos de prisa solemos dejar todo para el último minuto.
El movernos de un lugar a otro requiere anticiparnos y planear, tomar en cuenta factores como tráfico, distancia, un posible choque, entre otros.
Llegamos tarde a nuestras actividades en las que se requiere trasladarnos, no por ser impuntuales, sino más bien por falta de organización. Si bien esto no nos salva de que sea una cualidad poco favorecedora, al identificarla mejor, podemos combatirla.
Planeación, clave para reducir errores
Anticiparnos a lo que pueda suceder es una habilidad que todo líder de negocios debe tener, la capacidad de planeación es fundamental para prever hechos no deseados. Si bien esto no nos exime de que sucedan, sobre todo si somos ágiles sin paralizarnos por un análisis en el que, al exagerar de precavidos o previsores caemos en el estancamiento.
Si logramos cultivar nuestra habilidad de planeación, empezaremos también a cambiar nuestro proceso mental, el cual nos ayuda a adelantarnos a los hechos y definir las acciones requeridas para alcanzar un objetivo planteado, el orden necesario de las cosas, prioridades, recursos requeridos para definir un plan de acción.
Quienes logran anticiparse mejor, visualizar con mayor claridad lo que puede ocurrir y prever, incrementan su capacidad para concretar sus planes y toman mejores decisiones.
Bien dicen que, teniendo bien clara la problemática, es más fácil buscar una solución que ataque la raíz del problema. Si identificamos que nuestra dificultad como mexicanos es más falta de organización que de puntualidad, podremos enfocarnos en resolver las causas que originan este hecho.
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Al lograr cambiar los mapas mentales que tenemos con cosas simples como adquirir las habilidades de planeación y adelantarnos a los hechos, nos ayudará a ser menos reactivos y más exitosos en cualquier actividad u objetivo que nos plantemos.
Además, seguramente también seremos más puntuales, con lo que modificaremos ese mote de que “los mexicanos somos impuntuales” que nos ha caracterizado por mucho tiempo. Si estamos por escribir un “nuevo normal” empecemos por cambiar esas cosas que nos perjudican y no nos ayudan a progresar como personas y mexicanos.
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