Por Redacción TNE
Aquí habitan pequeños insectos similares a las luciérnagas que provocan un espectáculo de luces único en el mundo.
Nueva Zelanda es una tierra que sigue dándole al mundo nuevas maravillas por recorrer, por eso se ha posicionado entre los mochileros y aventureros que están buscando nuevos sitios que visitar.
Uno de ellos son las Cuevas de Waitomo, ubicadas al sur de Auckland, que aunque fueron descubiertas en 1887 han sido durante los últimos años uno de los destinos turísticos del país más populares.
Su nombre significa “agua que ingresa en un agujero en la tierra” y aunque pueden parecer unas cavernas comunes y corrientes, se caracterizan porque están iluminadas por lo que asemejan a pequeñas luciérnagas.
Prácticamente toda la superficie compuesta por estalagmitas, estalactitas, rocas de formas extrañas y depósitos calcáreos está cubierta por una variedad de insectos llamados glowworm cuya característica principal es la bioluminiscencia, o capacidad de crear un efecto luminoso similar al de las luciérnagas.
Científicos que han explorado la zona han concluido que la humedad de la cueva la hace el hábitat ideal para vivir y reproducirse. En el interior de la caverna los insectos forman largas hileras con ellos mismos para luego colgar creando un efecto similar al que dan las series de luces navideñas.
La Cueva de Waitomo está formada por tres diferentes niveles, el primero es el acceso principal y más iluminado por la luz natural exterior, el segundo es el “pasadizo” que conecta a la entrada con lo más interno de la caverna, es decir el tercer nivel en donde se disfruta del espectáculo de “luces” creado por los glowworm.
La mejor época para visitarlas es durante el verano, es decir los meses de octubre a marzo, aunque están abiertas durante todo el año, excepto cuando las lluvias son muy abundantes.