Dedica tu vida a perseguir tus objetivos para que el camino del guerrero se revele ante ti y cumplas con tu destino.
Los tiempos actuales avanzan de prisa, no hay duda de que es necesario acelerar el ritmo para sobresalir a nivel personal y profesional. Sin embargo, de vez en cuando resulta idóneo sentarse a reflexionar a cerca de lo que hacemos y hacia dónde vamos.
Darse la oportunidad durante el fin de semana para despejar la mente y reiniciarla, más que oportuno pareciera que se vuelve imprescindible. Si uno no se da el tiempo, ¿entonces quién lo hará?
Las películas tienen el potencial de ser valiosas fuentes de sabiduría para aplicar en la vida, sobre todo aquellas relacionadas a una búsqueda a fin de resolver un conflicto interno que lleva al personaje principal a encontrarse consigo mismo.
El último samurái (2003), protagonizada por Tom Cruise y Ken Watanabe, es un film idóneo que guarda lecciones de vida que trascienden las barreras del tiempo. Sin duda, en momentos donde parece haber una crisis de valores, filmes como el mencionado ayudan a ajustar las tuercas.
La película trata sobre Nathan Algren (Cruise), que es contratado por el Sr. Omura para entrenar al ejército japonés a fin de combatir la rebelión de los samuráis liderados por Katsumoto (Watanabe), quienes se oponen a la rápida modernización de Japón y al inminente olvido de los ancestros.
Durante una pelea, Algren queda prisionero de los guerreros y es llevado a su villa donde queda bajo vigilancia. No obstante, durante su estancia, comienza a aprender sobre sus costumbres y asimila su estilo de vida, tanto que al final combate contra las fuerzas imperiales a lado de los samuráis. ¿Qué se puede aprender?
Voluntad para levantarse tras cada caída
En una de las escenas, Algren pelea contra Ujio, quien le propina fuertes palizas de forma consecutiva. A pesar de encontrarse en el suelo, el personaje de Tom Cruise se levanta ante la mirada estupefacta del contrincante, pues por la deshonra de la derrota, esperaba que Algren ya no lo hiciera.
En la vida siempre habrá situaciones que de tumbarán, pero tú debes contar con la fuerza tanto física como mental para salir avante sin perder el temple y la compostura.
Ten siempre tu propósito bien claro
Durante una mañana, Nathan observa a todos los habitantes de la villa, mientras lo hace reflexiona cómo es que despiertan con un fin claro y muestran una disciplina de acero para enfocarse en sus objetivos.
Algren mira su alrededor y ve a los herreros concentrados en sus quehaceres, y a los samuráis entrenando con dedicación y empeño. Cada uno buscando cumplir con su destino.
Cada día, despierta con la férrea intención de ir tras tus objetivos, aparta todo aquello que te distraiga. Reúnete con tu grupo de “guerreros” con los que compartas una misión. Prepárate con ahínco y aprende las técnicas, habilidades y conocimientos necesarios para desarrollarte.
Considera el punto de vista de los demás
Algren en un principio se dejó influenciar por los comentarios de quienes estaban a su alrededor, creyendo que los samuráis eran un grupo de salvajes con arcos y flechas. Pero cuando se sumerge en sus costumbres y estilo de vida toda su perspectiva da un giro de 180°.
El personaje se percata de que tienen una filosofía y hábitos de vida que incluso superan a creces a los de la “civilización”. Tanto es así que al final de la película, él termina por quedarse en el pueblo, porque allí fue donde encontró la paz que tanto buscaba.
Cuando interactúes con personas, ya sean tus colaboradores, clientes o socios comerciales, trata de conocerlos. Averigua cuáles son sus motivaciones, intereses, sueños, anhelos, te puedes dar una grata sorpresa si logras conjuntar sus aspiraciones con los objetivos de la organización. Eso sí, lo importante es no cortar alas.
Rescata lo mejor del pasado
En una escena de El último samurái, Katsumoto le entrega una espada a Nathan Algren con una leyenda que dice: “Pertenezco al guerrero en quien las viejas maneras se unen a las nuevas”. ¡Cuán valioso significado!
Sin duda hoy en día los avances tecnológicos se encuentran en boga y los cambios se dan de manera abrupta. No obstante, vale la pena darnos la oportunidad de mantener vivas las buenas costumbres. Hay que darse la oportunidad para convivir con la familia y los amigos.
No dejemos que mueran hábitos de antaño que invitaban a la reflexión, como por ejemplo sentarse alrededor de la chimenea para hablar sobre la última lectura. Hoy más que nunca se requiere de gente con criterio en un mundo donde abunda la banalidad.
Por último, toma en cuenta lo siguiente: “Haces lo que puedes hasta que el destino se revela”, dijo Algren. Mantente firme en tus metas, pon todo tu empeño en alcanzarlas y déjate sorprender por la vida y por los caminos que te lleve.
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