El COVID-19 aceleró cambios en los comportamientos de las personas, muchos de ellos continuarán consolidándose, incluso terminando la pandemia, definitivamente los métodos de pagos es uno de ellos.
De acuerdo con una encuesta realizada por Mastercard casi dos tercios de los consumidores han probado un nuevo método de pago en los últimos 18 meses, esto destaca que la forma en que realizamos los pagos ya es otra. Dicha situación, se enfatizó a raíz de la pandemia de Covid-19 por lo que se aceleró el cambio hacia la banca digital con consumidores que empiezan a abandonar los métodos de pago tradicionales, como el efectivo o los cheques, a favor de alternativas como las billeteras electrónicas, los cajeros automáticos sin contacto, pagos QR y las tarjetas bancarias biométricas.
Desde el aumento de los pagos sin contacto hasta las tarjetas ecológicas, todos los jugadores del sistema financiero siguen innovando sus métodos de pago para satisfacer las demandas de los consumidores y a medida que crece el entusiasmo por formas de comprar más convenientes y sencillas, los hábitos de los consumidores siguen evolucionando.
La tecnología sin contacto: método de pago preferido
La preocupación por la salud y la seguridad derivados de la situación de sanidad que se vive ha llevado a los consumidores a optar por métodos de pago que eliminen el contacto físico durante las transacciones y como resultado de ello, el número de compras sin contacto realizadas en los primeros meses de la pandemia se duplicó en comparación con el mismo mes del año anterior. Esto ha provocado un aumento de la demanda entre los consumidores para que se eleve el monto límite de los pagos sin contacto.
Aunque la demanda de esta forma de liquidación varía de un país a otro, en general está aumentando en todo el mundo; por ejemplo, en abril de 2020 el límite de los pagos sin contacto aumentó a 45 libras en el Reino Unido y a 50 euros en la mayoría de los países europeos. Por ello, el gobierno del Reino Unido incrementó el límite del gasto sin contacto a £100 (2,786 MXN aprox.), a partir de octubre; sin embargo, los dos países con los límites más altos son Canadá y Japón, con topes de £147 (4,095 MXN aprox.) y £130 (3,622 MXN aprox.) respectivamente, y los países con los límites más bajos son Irán con £3 (83 MXN aprox.) y Malawi con £5 (139 MXN aprox.).
De manera paralela, las instituciones financieras también han ampliado sus métodos de pago sin contacto para satisfacer esta demanda y ahora los usuarios pueden elegir entre una amplia variedad de opciones como cajeros automáticos sin contacto, monederos electrónicos, pagos QR y tarjetas de pago biométricas.
Aumento de los pagos con teléfono móvil
Otro ejemplo de la forma en que nuestros hábitos de pago están cambiando es el aumento de los pagos por teléfono móvil. Según un informe reciente de UK Payment Markets 2021, el número de personas registradas para realizar pagos por celular a fines de 2020 aumentó un 75% en el último año y superó los 17 millones; además, más de la mitad utiliza este método para realizar pagos quincenales o frecuentes. Cabe destacar que, en este método, los jóvenes de 18 a 34 años son más propensos a pagar con el teléfono mientras que 1 de cada 10 personas de 65 años o más se lo están realizando.
Además de ofrecer una forma conveniente de pagar, las generadas por teléfono móvil también ofrecen una mayor seguridad. Por ejemplo, la autenticación biométrica, como la huella dactilar o el reconocimiento facial, puede utilizarse para verificar la identidad del usuario, lo que aumenta la seguridad y reduce el riesgo de fraude.
El ecosistema tecnológico de los pagos por teléfono móvil sigue ampliándose con billeteras electrónicas que ofrecen una forma conveniente de almacenar la información de los pagos y las tarjetas en el dispositivo móvil del usuario. Las nuevas tecnologías como Digital First también les permiten a los consumidores obtener su tarjeta digital en el teléfono al instante para luego recibir su tarjeta física o quedarse con una tarjeta digital únicamente.
La innovación de la tarjeta de pago tradicional
La reciente decisión de Mastercard de eliminar progresivamente las bandas magnéticas de todas las tarjetas para 2033 apunta a la posición establecida de las tarjetas Europay, Mastercard y Visa (EMV) y a las ventajas de seguridad inherentes que aportan. Esto ha sido posible gracias a la adopción masiva de las tarjetas EMV en todo el mundo, con más de 10,810 millones de tarjetas con chip EMV en circulación a fines del año pasado.
La conveniencia de las transacciones sin contacto también ha llevado a la introducción generalizada de las tarjetas de pago biométricas. Estas tarjetas contienen un sensor de huellas dactilares integrado que proporciona una autenticación conveniente y adicional cuando se realiza un pago. Los datos de la huella dactilar captados por el sensor biométrico se comparan de forma segura y local con los datos de referencia del tarjetahabiente en el chip de la tarjeta y no se guardan en los servidores del banco ni los guarda el comerciante.
La tarjeta de pago biométrica ofrece una tasa de finalización aún mejor que el pago sin contacto a través de un teléfono inteligente, gracias a los requisitos de certificación específicos y estrictos de los esquemas EMV. A diferencia de otros métodos de pago sin contacto, las tarjetas biométricas no tienen límite de pago para las transacciones lo que hace que la experiencia de pago sea fluida para los consumidores.
El desarrollo de tarjetas de pago ecológicas también refleja la manera en que las instituciones financieras están adaptando continuamente sus operaciones para ser más sostenibles. Muchos bancos, ahora emiten tarjetas bancarias recicladas, fabricadas con plástico de los océanos y materiales biodegradables, como el maíz no comestible, y cada vez más bancos, neobancos y fintechs estánsiguiendo sus pasos.
A medida que la pandemia de Covid-19 modifique y transforme el sector de los pagos, nuestros hábitos de pago seguirán cambiando y diversificándose. Con el tiempo, esto dará lugar a una mayor innovación en los métodos de pago a medida que las instituciones financieras se adapten y respondan a las demandas de los consumidores.