17/05/2016 | Noticias TNE
Investigadores del MIT y Oxford demuestran que la seguridad de Twitter deja a cualquiera expuesto a los delincuentes.
Si cuando escribes un tweet consideras que lo único que estás compartiendo con el ciberespacio es un texto de 140 caracteres, la realidad es que cada vez que publicas en la red social estás dejando una huella muy fácil de seguir en la que de forma muy simple se puede acceder a tu localización y movimientos.
Un estudio realizado por investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts y la Universidad de Oxford demostró que utilizando el sello de ubicación que cada “tuit” deja, bastaría enlazar ocho publicaciones en un día para que cualquier hacker no muy experimentado mapee los lugares en donde interactúas, como la casa o la oficina, exponiendo considerablemente tu seguridad.
De acuerdo al grupo de profesores de ambas casas de estudio, la información de ubicación de la persona que publica está incluida, como coordenadas geográficas asociadas automáticamente con los tweets. Y aunque ésta generalmente está desactivada por defecto, muchos usuarios lo activan porque otras aplicaciones se los pide o por un descuido.
Este estudio es parte de un proyecto en la Iniciativa de Investigación sobre Políticas de Internet del MIT para ayudar a crear conciencia acerca de hasta qué punto la gente renuncia a su privacidad cuando utiliza los medios sociales.
“La gente se siente segura de que no todo el mundo tiene los conocimientos técnicos para obtener una dirección exacta basados en el rastro de Twitter. Con este estudio lo que queríamos demostrar es que cuando envía los datos de localización como una pieza secundaria de información, es extremadamente simple para la gente con muy poco conocimiento técnico averiguar dónde trabajas o vives” señaló Ilaria Liccardi, autora principal de la investigación.
Para comprobar su teoría, el equipo de trabajo pidió el apoyo de diferentes usuarios en Reino Unido y Boston para tratar de adivinar su dirección de casa, trabajo, así como las rutas que habitualmente utilizan para trasladarse y la ubicación de los lugares que más frecuentan.
Los datos de tiempo y ubicación asociados con los tweets fueron presentados a un grupo de 45 participantes en el estudio, a los que se les pidió intentar deducir si los posts se habían originado en los hogares de los usuarios, sus lugares de trabajo, los destinos de ocio o ubicaciones a lo largo de sus viajes al trabajo, ninguno de ellos tenía alguna experiencia particular en áreas de tecnología. Además también fueron reclutados en Oxford, para eliminar la desviación que pudiera resultar de la familiaridad con la geografía de Boston.
Los datos se encontraron en tres formas diferentes. Primero como un mapa estático Google, en el que las ubicaciones fueron marcadas con alfileres virtuales; otra era una versión animada del mismo mapa, en la que las direcciones aparecieron en la pantalla en orden cronológico; y la tercera fue la más baja en tecnología con una versión de una tabla con las coordenadas geográficas, nombres de calles y horas del día.
La “buena noticia” fue que en las ubicaciones sólo figuraron los nombres de calles, sin los de las empresas, parques, escuelas u otros puntos de interés. Pero Liccardi destacó que de cualquier forma con la información que se obtiene y el patrón de comportamiento de los usuarios es muy sencillo para cualquiera saber de qué forma se mueven las personas. La recomendación es asegurarse que la opción de “compartir ubicación” esté desactivada siempre.
La investigación fue presentada la semana pasada en la Asociación para la Conferencia de Material de Cálculo sobre Factores Humanos en Sistemas Informáticos, en donde recibió una mención especial en el concurso al “Mejor Paper”, una distinción reservada para sólo el 4% de los trabajos aceptados en el evento.