A medida que los consumidores jóvenes acaparan la escena, buscan mayor conveniencia a la hora de asegurar sus finanzas y continuar con su proceso de formación a cualquier hora y desde donde quiera que se encuentren.
A lo largo de los últimos años, la educación y la banca se han comportado de forma muy tradicional, sin grandes cambios, por lo que están obligadas a reinventarse. Ambas industrias se han rezagado a lo largo de los últimos años, mientras el mercado exige una transformación constante para adaptarse a las necesidades de los consumidores. Las nuevas generaciones las perciben como lentas, que han evolucionado poco en los últimos años, robustas y muy tradicionalistas.
Estos sectores se ven forzados a cambiar rápidamente porque ambos están siendo amenazados por nuevas empresas o startups con modelos de negocio ágiles enfocados al cliente y a resolver problemas específicos que exige el mercado actual.
Así, las tendencias bancarias y en educación 2021 marcan una ruta impulsada en gran medida por las tecnologías exponenciales y una mayor personalización en los servicios ofrecidos.
Por un lado, los Millennials, en términos financieros, prefieren realizar operaciones en línea, procesos rápidos y sencillos, además de mantener contacto a través de aplicaciones; incluso desconfían un poco en la manera en que los bancos gestionan sus datos. Además, creen que estos organismos no tienen claras sus necesidades.
Sin embargo, buscan que estas instituciones se conviertan en guías que los ayuden a tomar mejores decisiones respecto a sus finanzas, ya que están ávidos de vivir experiencias y están conscientes de que el dinero es importante para lograr este objetivo. De hecho, el 98 % de ellos usan apps para llevar un control de sus presupuestos1 y quieren cuidar mejor su dinero.
Con respecto a la educación, especialmente la universitaria y de posgrado, esta generación la percibe como una carga económica que se convierte en una deuda que resulta retadora de pagar; la ven más como un gasto y no una inversión, sobre todo al recibir conocimientos que no llegan a utilizar del todo y creen que pasan valiosos años de su vida en las aulas retrasando su entrada a la vida laboral o de emprendimiento.
Encima, con el ritmo acelerado en el que se vive actualmente, los Millennials consumen más contenidos educativos a través de smartphones y aplicaciones para actualizarse constantemente. En un entorno dinámico y que cambia a gran velocidad, están interesados en cursos para mejor sus habilidades y conocimientos, cuyas sesiones de aprendizaje sea más cortas, pero significativas, asequibles y prácticas, en comparación con las clases tradicionales que duran entre 50 y 120 minutos aproximadamente.
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Ante este panorama, el reto de los bancos y las instituciones educativas es implementar soluciones modernas y ágiles, con una mejor su infraestructura de TI, con procesos digitales enfocados a satisfacer las expectativas y necesidades tanto de clientes como de estudiantes. ¿Por qué la educación y la banca están obligadas a reinventarse?
Bancos que son guías y no tienen presencia física
La crisis sanitaria únicamente aceleró lo inevitable en términos de adopción de tecnologías en diversas industrias. Por ende, la banca no puede quedarse atrás, requiere redoblar esfuerzos en aras de adaptarse a los consumidores que exigen un contacto más personalizado y una experiencia más intuitiva, entre otros beneficios:
- Instituciones únicamente digitales: ya no se requieren sucursales físicas para ofrecer atención a los consumidores. Todo se hace a través de aplicaciones ya sea con el fin de gestionar tarjetas de crédito/débito o simplemente dar atención a los clientes.
Entre algunos ejemplos se encuentran Hey Banco de Banregio, Spin by OXXO (app para enviar y recibir dinero) y la tarjeta de crédito de Rappi en alianza con Banorte. En estos casos es común ver como los bancos tradicionales se asocian con startups de base tecnológica para innovar en la oferta de sus servicios y atraer a nuevos clientes.
- Banca abierta y disponible en todo momento: en un entorno online surge el concepto de Open Banking para ofrecer una experiencia a los usuarios con el fin de que puedan consultar su información financiera de diversas instituciones a través de una sola API a través de una experiencia única y con mayor comodidad.
- Consolidación de pagos contactless: en medio del distanciamiento social, las personas optaron por realizar operaciones en línea y apostar por métodos de pago digitales. Incluso el Banco de Inglaterra considera la posibilidad de comenzar a desarrollar su propia criptomoneda, al considerar que esta pueda coexistir con el dinero en efectivo, además de reducir costos en el manejo de este.
- Inteligencia artificial (IA) para mayor personalización: tanto la IA como el machine learning se usarán más con la finalidad de ofrecer a los clientes recomendaciones financieras de acuerdo con su perfil bancario. De esta manera se buscará asegurar que la experiencia sea simple, pero efectiva. Además, estas tecnologías contribuirán a gestionar los riesgos y reducir fraude, entre otras posibilidades.
- Incremento en la ciberseguridad: las estafas no harán más que aumentar durante este año y las instituciones financieras deben estar preparadas, lo que significa adoptar un enfoque centrado en la protección de los clientes. Esto se traduce en medidas que permitan verificar la identidad de los usuarios, además reducir en la medida de lo posible el contacto que estos tienen con los ejecutivos a fin de evitar poner en jaque su información.
Entre otras tendencias bancarias 2021 se encuentran: mejorar la resiliencia de las instituciones, lograr que sean más inteligentes y, sobre todo, tomar en cuenta las necesidades de los clientes para ofrecerles los productos o servicios indicados.
Aulas conectadas y más interactivas
Previo a la pandemia, la educación en línea ya venía pujando fuerte; sin embargo, se acentuó durante la crisis sanitaria y todo indica que será la norma o al menos complementará a las clases tradicionales, buscando presentar contenidos de forma más precisa en menos tiempo y de manera entretenida:
- Aprendizaje con inteligencia artificial (IA) y realidad aumentada (RA): la IA facilitará presentar contenidos más personalizados y fáciles de entender a los estudiantes, así como identificar áreas de oportunidad para ayudar a quienes se rezaguen en sus estudios. Por su parte, la RV contribuirá a que los alumnos puedan visualizar lugares o conceptos de forma más divertida.
- Nanoaprendizaje: con tantos estímulos alrededor, la concentración se ve afectada. Por lo tanto, la educación tenderá a enfocarse en presentar los materiales de clase en sesiones más cortas que rondarán entre los 15 y 20 minutos. Un ejemplo de esto es The PowerMBA, un máster de negocios cuyas sesiones diarias duran menos de media hora y tiene un costo que ronda los 500 o 600 dólares.
- Educación priorizada a través de dispositivos móviles: con un smartphone en mano, los alumnos pueden acceder a los cursos sin importar la hora o el lugar donde se encuentren. En consecuencia, las instituciones tendrán que asegurarse de que los contenidos y las interfaces estén adecuadas para adaptarse a los dispositivos.
- Gamificación: con la intención de impulsar la creatividad de los estudiantes, será necesario enfocar las clases para que sean más divertidas e interactivas. Así se conseguirá que con mayor facilidad mejoren sus aptitudes y conocimientos en determinadas materias. Esta tendencia aplica en todos los niveles escolares.
- Red 5G e Internet de las cosas: gracias a una mayor capacidad de conectividad y con el poder de los dispositivos, será más fácil que los alumnos experimenten entornos inmersivos. Además, permitirá robustecer los procesos de aprendizaje e incluso la educación tendrá un mayor alcance al llegar a lugares remotos.
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La banca y educación están obligadas a reinventarse, así lo sugieren las tendencias 2021 para estas dos industrias: necesitan adaptarse a una generación de consumidores jóvenes conectados 24/7 a los dispositivos y que además buscan una atención rápida al momento.
Referencias: 1Deloitte