Por Redacción TNE
Esta joya de Turquía es considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO debido al paisaje tan particular que posee.
¿Te imaginas dormir en el interior de una cueva? En la región de Capadocia, en Turquía, es posible que lo hagas, ya que su escenario rocoso ha obligado de cierta manera a que las personas se adapten al paisaje, lo que incluye habitar en sus cientos de formaciones hechas de piedra que se elevan varios metros sobre la superficie.
Ubicada en la zona central de la península de Anatolia, esta área tiene valles, cañones, colinas y montañas, todas con el común denominador de sorprender con su forma única gracias a los caprichos de la naturaleza.
La historia de Capadocia se remonta a miles de años atrás, desde que antiguas civilizaciones llegaron a habitar la zona que, a pesar de parecer inhóspita, resultó ser acogedora porque daba la protección necesaria ante las inclemencias del clima. El cómo se llevó a cabo su formación no está muy claro; se cree que la composición del terreno (un depósito de lava de varios milenios de antigüedad) se fue moldeando con el aire y la lluvia.
Aunque Capadocia llama la atención por sus formaciones al aire libre, hay otras que atraen a miles de turistas anualmente: sus ciudades subterráneas. De éstas se han identificado al menos 30 por los arqueólogos, pero únicamente cuatro están abiertas al público, Kaymakli y Derinkuyu son las más conocidas y en ellas se puede ver cómo era vivir bajo tierra.
Esta combinación de cuevas al exterior e interior de la superficie ha representado una gran oportunidad para los hoteles, al crear grandes experiencias que incluyen, por ejemplo, habitaciones de piedra y restaurantes o albercas subterráneas.
Otra de las atracciones que no deben dejar de visitarse es el Museo Abierto de Goreme, conformado por la mayor concentración de iglesias excavadas en la roca, muchas de ellas aún conservan en buen estado frescos elaborados varios siglos atrás.
Capadocia y todo lo que alberga esta región, pese a su antigüedad, está bien conservada gracias a que la Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad y región protegida desde 1985; esto ha permitido acceder a recursos para realizar restauraciones y excavaciones para encontrar nuevos tesoros.
Una característica de la zona para los turistas son los recorridos en globo aerostático, ya que desde las alturas es posible apreciar la magnitud del lugar.