No se trata sólo de introducir el nuevo producto novedoso, lo importante es saber cuándo hacerlo.
Imagínate que llegas a tu negocio, entras a tu oficina, te sientas en tu escritorio y observas que encima de todos tus papeles hay una caja negra, con un gran botón rojo arriba que dice “impulsar la innovación”, ¿lo presionarías? Quizás la respuesta inmediata sería: “Sí, por supuesto, ¿quién no quisiera hacerlo en su empresa?”, entonces pones la mano encima del botón, pero justo antes de aplastarlo te detienes y piensas: “A ver, a ver… y si lo presiono, ¿qué va a suceder? ¿Cómo va a cambiar mi organización? ¿En qué nuevos problemas me voy a meter por andar cambiando las cosas?”.
Así es la realidad en nuestra organización, posiblemente no haya un gran botón rojo, pero es mucho más sencillo: el impulsar la innovación nace de la simple voluntad de decidir hacerlo. Inclusive hay veces que ni siquiera es por intención propia, más bien es porque existe una apremiante necesidad y es esta palabra clave la que ha detonado que muchas empresas estén tomando la bandera de la renovación en la búsqueda de permanecer como una opción vigente en la preferencia de sus clientes.
Detecta las señales
En ocasiones, la operación del día a día no nos deja ver esta exigencia de cambio; sin embargo, hay indicadores que hay que observar constantemente para que la evolución de nuestra industria no nos tome por sorpresa.
- Cambio en los jugadores: si nuestros competidores están quebrando, no quiere decir que nosotros los estamos venciendo, quizás la industria está desapareciendo sin que nos demos cuenta. Si están surgiendo nuevos participantes, puede ser que el mercado esté repuntando, o que esté evolucionando a otra cancha en la que no sabemos jugar.
- Cambio en los ingresos: si vemos un declive en los números por varios meses, hay que poner mucha atención. Quizás se deba a que algo estamos ejecutando mal o que hemos perdido la ventaja competitiva. Todos los negocios tienen estacionalidades, algunos meses mejores y otros peores, pero si comparamos contra los años anteriores y vemos un deterioro en nuestras ventas, es momento de dar una vuelta al timón.
Recuerda esta premisa básica: no hay tal cosa como una empresa estable. Si no estás creciendo, estás disminuyendo.
- Industria cambiante: ¿en cuál estás? Si la respuesta es de tecnología, telecomunicaciones o consultoría, tu sector es muy volátil y hay que estar generando constantemente iniciativas de innovación que se puedan ejecutar en forma rápida y continua. Si estás en uno más lento, como agricultura o sector primario, el cambio también es necesario pero con procesos más pausados y seguros.
- Causal de muerte: una buena forma de anticiparse a las necesidades de innovación de nuestra empresa es preguntarnos a nosotros mismos ¿qué nos puede matar? Este ejercicio lo practicó Jeff Bezos con su empresa Amazon en 2008. ¿La respuesta a esta pregunta? “El libro electrónico”. La acción que tomó fue abrazar esta amenaza y crear la mejor solución posible, el resultado fue llamado Kindle. Para 2011, el éxito de este formato digital fue tal, que por cada 100 libros físicos, Amazon estaba vendiendo 150 en formato electrónico. Hoy en día, el número es mucho mayor. Al pronosticar su propia muerte, creó su siguiente oportunidad de negocio.
Observar estos cuatro puntos puede salvar a nuestra empresa de un cierre prematuro. Si bien con esto no se resuelve la pregunta de cómo innovar, sí se contesta la de cuándo hacerlo. Lo importante, nos dirá cualquier experto, es empezar actuar.
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