Comúnmente escuchamos el término innovación disruptiva para referirse a los descubrimientos o desarrollos que impactan la forma de vivir de la humanidad, pero ¿no han hecho lo mismo en su momento las grandes invenciones a través de la historia?
Cada vez que escuchamos la palabra “tecnología” vienen a nuestra mente imágenes de automóviles conducidos por Inteligencia Artificial (IA), máquinas como mano de obra para fabricar tenis, tal como ocurre con la SPEEDFACTORY de Adidas.
Si bien hoy en día las innovaciones disruptivas son muy frecuentes, no podemos olvidarnos de aquello que en su determinando momento de la historia también marcó el rumbo, tanto de la sociedad de la época como la actual.
Pensar que los cambios fueron mínimos y que no representaron una gran transformación es un error; por el contrario, fueron en su momento innovaciones disruptivas. Para ello haremos una revisión de algunos de los grandes inventos que han marcado la evolución de la sociedad y que hoy podemos denominar como disruptivos.
El calor que transforma la vida
Hace 500 mil años cuando el hombre descubrió el fuego, entre los primeros usos destaca la cocción de los alimentos. Según estudios antropológicos su uso posibilitó la sobrevivencia del hombre. Unos de los primeros hallazgos fue la relación cocimiento-sabor y mejor digestión.
Lo anterior forzó a que se innovara en la estrategia de caza, mejorando la calidad de las flechas y otros instrumentos. Al día de hoy, sabemos lo que el fuego representa: una revolución en la quema de combustibles que ha contribuido al desarrollo de la industria automotriz, naval, área, entre otras.
La semilla de la civilización
Uno de los movimientos más disruptivos que le dieron un giro de 180° a la vida del ser humano fue la Revolución Neolítica pues contribuyó al desarrollo agrícola, catapultada por la fabricación de hoces, hachas, mazos y molinos.
La hoz permitió segar los cultivos y los molinos, hechos a partir de una piedra plana y otra redonda con el fin de moler los granos. Para mejorar el proceso de agricultura, los habitantes comenzaron a utilizar el estiércol como fertilizante.
Por su parte, la piedra con alto contenido de dióxido de silicio fue la principal fuente para crear herramientas; bastaba golpearla para obtener piezas filosas; así se fabricaron cuchillos para desollar a los animales y cortar frutos. Otro gran desarrollo fue el telar; mediante la elaboración de agujas hechas a partir de huesos se confeccionó la vestimenta.
La vida del ser humano transitó de nómada a sedentario y, junto con el cultivo, surgieron los asentamientos que representaron, con el paso del tiempo, el amanecer de la civilización.
El excedente de alimentos — almacenado en vasijas— contribuyó al surgimiento de actividades más allá de la recolección: artesanos, joyeros y otras especialidades desarrollaron el comercio y la división del trabajo.
En la actualidad, mucho dependemos de lo logrado durante la Nueva Edad de Piedra.
Hacia donde giramos
No hay una fecha exacta que determine su creación, pero se considera que fue hace 5 mil o 3 mil años, pero sin duda marcó el rumbo de la humanidad, ¿podemos concebir la vida sin ella? Hablamos de la rueda.
El primero en utilizarla fue el alfarero para mejorar su producción de vasijas, mejorando su simetría. Con una rueda en movimiento y un perno al centro, moldeaba mejor los recipientes. Posteriormente facilitaría el transporte de víveres al permitir que animales de carga arrastraran carruajes.
No sufrió cambios sustanciales hasta entrado el siglo XIX, con la aplicación del caucho y el surgimiento del neumático.
Impresión de las ideas
La imprenta impactó de manera trascendental y trajo consigo la revolución intelectual. Si bien durante el siglo XII se desarrolló la impresión en bloques de madera, fue en el Renacimiento (XV) donde se implementó de manera múltiple a través de tipos metálicos movibles.
Johannes Gutenberg fue su precursor y La Biblia de Gutenberg, primer libro elaborado mediante este proceso, se concluyó entre 1455 o 1456.
Se estima que para el año 1500 había más de dos mil impresores en Europa que publicaron cerca de 40 mil títulos —aproximadamente 8 millones de ejemplares—, casi la mitad de índole religiosa.
Máquinas que revolucionaron el comercio y la producción
El siglo XVIII marcó un punto de referencia en la historia de la humanidad: tuvo como resultado un desarrollo económico y comercial gracias a la Revolución Industrial; aparece la máquina de vapor, creada por James Watt, la cual ponía en funcionamiento el telar mecánico; además, fue usada en las minas y en el sistema de transporte.
Así surgieron el barco de vapor, la locomotora y el telar mecánico, modificando por completo los métodos de producción. Por su parte, se crea el motor de combustión; se fabrican el automóvil, el dirigible, el submarino y el avión. De esta forma nació la sociedad contemporánea, trayendo consigo profundos cambios en la vida política, social y económica.
Redes interconectadas
En agosto de 1969 como parte del proyecto de la Agencia de Investigación para Proyectos Avanzados (DARPA, por sus siglas en inglés), se creó la ARPANET, la precursora de Internet, una red para conectar al Instituto de Investigación de la Universidad de Stanford, la Universidad de California en los Ángeles, la Universidad de California en Santa Bárbara y la Universidad de Utah.
Para 1971, Ray Tomlinson crearía un nuevo medio de comunicación: el email.
Al día de hoy el Internet no sólo es un medio de comunicación, sino una herramienta de productividad para las empresas. Vivimos en un momento donde éste integra nuestras vidas, los desarrollos de inteligencia artificial avanzan de prisa y donde ya se contempla una sociedad viviendo bajo grandes domos en el planeta rojo.
La tecnología surgió prácticamente desde que el ser humano hizo uso de herramientas para interactuar con su entorno; todas sofisticadas y disruptivas en su momento, significaron grandes cambios que permitieron el desarrollo de lo que al día de hoy es la humanidad.