12/07/2016 | Por Noticias TNE
Imprimiendo dos capas de silicón con una de tejido muscular, quiere comprender mejor cómo funciona el corazón humano.
Científicos de la Universidad de Harvard han creado una mini mantarraya con tecnología óptica y células vivas de rata cultivadas en laboratorio, con el fin de comprender mejor el funcionamiento del corazón humano.
Este pequeño cyborg mide apenas media pulgada, una décima parte del tamaño del pez original, y pesa aproximadamente 10 gramos, sin embargo puede moverse por el agua como si fuera una mantarraya real a pesar de estar conformado por dos capas de silicón impresas en 3D, un esqueleto de oro y una capa de tejido muscular de células cardíacas de rata.
Éstas fueron modificadas genéticamente para lograr que crezcan con la estructura deseada, gracias a esto los desarrolladores han logrado que tenga sensibilidad a la luz, pueda moverse y contraerse a través de impulsos en una longitud de onda determinada, además es capaz de perseguir por sí sola fuentes luminosas esquivando objetos.
¿Por qué una mantarraya? De acuerdo al proyecto presentado por los bioingenieros de Harvard en la publicación Science, éstos se dieron cuenta de que este animal se asemeja a la superficie del endocardio, la membrana que recubre el interior de las cavidades del corazón.
Debido a esto pensaron que podrían imitar su movimiento mediante células vivas, utilizando 200 mil de ellas que se alimentan de nutrientes que flotan de la solución acuosa en la que este cyborg nada.
En los primeros experimentos que han realizado han logrado que la mantarraya siga nadando con el 80% de sus células aún vivas después de un periodo de seis semanas, y también han podido dirigirla a la izquierda o a la derecha modificando la posición de los pulsos de luz, sin embargo el sistema también tiene algunas limitaciones, entre ellas que el cyborg tiene una velocidad mucho menor que la de la mantarraya real.
Para que este robot pueda desplazarse y sobrevivir fuera de un tubo de ensayo tendrían que agregársele ciertos mecanismos que protejan las células vivas del entorno, similar a un sistema inmunitario.
Para los desarrolladores “el objetivo final es entender mejor al corazón humano y las enfermedades cardíacas, haciendo ingeniería inversa de otras formas de bombeo muscular que podemos ver en la naturaleza”, destacó Kit Parker, líder el proyecto.