¿Qué pasará cuando la IA tenga el potencial de modificar la percepción de los seres humanos sobre diversos temas? ¿Cuáles serían sus implicaciones en el mundo?
¿Estamos cada vez más cerca ante la posibilidad de que la inteligencia artificial (IA) pueda hackear a los seres humanos? Esta tecnología cuenta con el potencial de explotar sistemas sociales, políticos y económicos para modificar la forma de pensar respecto a determinados temas e incidir en la vida de las personas.
Actualmente, la IA tiene la capacidad para procesar millones de datos en cuestión de segundos. Esta depende de ser programada por científicos para que busque evolucionar sus procesos de aprendizaje. De esta manera puede resolver problemas de formas jamás pensadas para las personas. Sin embargo, este mismo poder también puede provocar caos en la sociedad y no necesariamente lo harán ciberdelincuentes de carne hueso, sino los propios sistemas inteligentes.
Piensa en Cambridge Analítica, cuando en 2016 esta empresa manipuló la percepción de los estadounidenses en determinados temas, favoreciendo la elección de Donald Trump en EE. UU. Este es solo un caso que ha abierto la puerta para que se presenten otras situaciones donde ni siquiera intervienen personas para llevar a cabo esta clase de cometidos.
¿IA controlando vidas?
En el momento en que la inteligencia artificial pueda hackear la percepción de los seres humanos, no tendrá limitaciones. Esta tecnología no piensa en consecuencias, tampoco analiza el contexto ni los valores. Simplemente está diseñada para encontrar soluciones a como dé lugar, por lo que, aplicada de forma maligna puede alterar el statu quo a nivel mundial.
A medida que se incremente la capacidad de la IA para hackear, podrá realizar ataques a mayor velocidad, tendrá mayor alcance y dará poco margen de maniobra para corroborar si determinado suceso es verdadero o su contexto ha sido alterado con la intención de modificar la percepción humana sobre el mismo.
Lo anterior no quiere decir que esta tecnología modificará de forma digital a los seres humanos, más bien es simplemente incidir en la vida de las personas de forma sutil, pero efectiva. No se trata de que controlará los pensamientos, sino que implante ideas de forma masiva a tal punto que se puede cambiar el curso del comportamiento de la sociedad.
Imagina que un pequeño ejército de bots se replique millones de veces a través de diferentes plataformas sociales y comiencen a alterar la conversación sobre un tema en particular. Esto sin duda afectaría la percepción de las personas, quienes no sabrán distinguir si se trata de otros individuos o de programas informáticos que buscan influir en la manera de pensar y ver determinado tópico como algo normal1.
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Por otro lado, la IA podría influir en otra clase de decisiones que modifiquen la forma en que una sociedad se rige y que, en principio, solo se adjudican a seres humanos.
El alcance de la inteligencia artificial cada vez es mayor y esta tecnología es capaz de tomar decisiones que antes se pensaba eran exclusivamente de los seres humanos. A medida que estos sistemas incrementen sus capacidades, las personas cederán más poder a estos sistemas, pero el riesgo estará latente y el nivel de peligro será mayor.
Por otro lado, piensa en un juicio legal, donde hay un convicto a punto de ser sentenciado. ¿Qué tal si la IA, a sabiendas de que es culpable, manipula la información para hacer creer que es inocente? Recuerda que estos sistemas están configurados con el fin de encontrar soluciones que los humanos no ven.
Lo anterior lleva a pensar que las personas corren el riesgo de ser influenciadas con mucha facilidad. ¿Qué pasaría si la inteligencia artificial altera contenidos en los medios de comunicación y alerta sobre un inminente colapso financiero y los ciudadanos deciden retirar el dinero de los bancos? De pronto, se vuelve imprescindible pensar tanto en los alcances como en los efectos que esta tecnología pueda tener en la sociedad y comenzar a tomar cartas en el asunto.
Resiliencia para responder con velocidad
Con la llegada de la Red 5G —y su eventual evolución—, además de la consolidación del Internet de las cosas, el riesgo de que la IA ejerza control sobre las mentes de las personas será cada vez más latente. En consecuencia, será necesaria una capacidad de respuesta para actuar con prontitud antes de que sea demasiado tarde.
Contraatacar a una inteligencia artificial con alto poder para hackear la forma de pensar de las personas sobre diversos temas, implica un alto grado de control y de la posibilidad de evitar la manipulación de la información por parte de los sistemas. Esto requiere contar con estructuras sólidas, especialmente relacionadas con los gobiernos, que puedan funcionar con rapidez para lidiar con un entorno complejo.
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De un momento a otro, ahora pareciera que serán las personas las que tendrán que desmentir a la IA antes de que esta ejerza más control sobre sus vidas.
Ante el riesgo de que la inteligencia artificial pueda hackear a los seres humanos, empresas, gobiernos y humanidad en general tendrán que prepararse para una nueva era en la que no sabrán quién está detrás de los actos maliciosos.
Referencias: 1Wired