El director general debe ser el principal promotor de la evolución del negocio e inspirar una cultura que busque constantemente la innovación.
La transformación digital está en todas partes, y en la agenda del Chief Executive Officer (CEO) no es la excepción. Los entornos volátiles y complejos hacen ver la necesidad de adaptar procesos y productos para seguir estando en la preferencia del mercado.
En la actualidad, se habla mucho de buscar dicho proceso de transformación para las organizaciones como si fuera algo que se compra o adquiere en algún lado, por lo que es común voltear a las áreas de Tecnologías de Información (TI) para responsabilizarlas sobre el tema sin tener claro qué y por qué se necesita. Si bien TI cada vez se vuelva más estratégica, es de suma importancia la visión y dirección del máximo capitán de la empresa para lograr un verdadero cambio.
Cuando se trata de evolucionar, cobra relevancia el involucramiento del líder. Si la organización se encuentra en este proceso de transformación digital y su CEO está renuente y atrapado en viejas formas de hacer las cosas, impedirá el progreso y toda la empresa quedará estancada por más esfuerzos que hagan ciertos departamentos, debido a que estos serán aislados.
Para evitar este escenario, el rol más importante del director general ante esta realidad es volverse motor e impulsor del cambio. Su función será emitir esta visión futura y darle a cada área un objetivo a perseguir, pero sobretodo convertirse en su principal patrocinador y vocero.
Definiendo el rumbo
Bajo el principio básico de gestión empresarial es necesario que el CEO reconozca cualquier amenaza con la intención de convertirla en una oportunidad. Si bien se puede partir de una estrategia previamente establecida que permita tener una imagen completa de los objetivos de la organización, cada vez es más común enfrentar entornos volátiles que demanden adaptar este plan a las circunstancias actuales.
En estos casos, será fundamental poner la acción por delante de la estrategia, en ocasiones resulta primordial actuar sin tanta planificación para ejecutar en el corto plazo y corregir o ajustar en el camino. Es importante mencionar que el actuar de manera ágil no quiere decir perder los valores o fines de la organización.
Dicha perspectiva permitirá enfocar esfuerzos y recursos en lo que verdaderamente es relevante para el momento actual. Por ello, cada vez es más común que las estrategias de las organizaciones sean con visión a un periodo más corto de tiempo.
Sin perder de vista las prioridades
Es importante cuestionar qué es indispensable para las operaciones del negocio, es decir, aquellas situaciones que hoy en día impiden ser más eficientes y representan una amenaza para su continuidad. De esta forma, se podrán identificar los procesos centrales con los cuáles se generará un impacto significativo al interior de la empresa.
Por otra parte, es relevante conocer aquellas iniciativas que aportan más valor al cliente y a su experiencia. Esto para poder invertir los recursos de la organización en cuestiones que presenten un beneficio en el corto plazo y permitan a la compañía estar en el top of mind de los consumidores. De esta manera cobra importancia tener la capacidad de priorizar de forma ágil, con datos reales y con mucha sensibilidad del mercado para tomar decisiones acertadas.
¿Qué tomar en cuenta?
Avanzar de forma ágil ante la deseada transformación digital requiere de contar con expertos en el tema. A nivel interno, se deberán de involucrar aquellos conocedores del negocio y de las necesidades del cliente, con un perfil proactivo para manejar la complejidad. Entrenar a este personal permitirá que la empresa pueda accionar más rápido para cambios futuros.
Por la parte externa, será necesario el apoyo de consultores para que no sólo proporcionen herramientas y guía a los involucrados en las diferentes iniciativas, sino a toda la organización. Especialmente a la alta dirección para que pueda entender muy bien su papel y armar una coalición poderosa que apoye y patrocine estos esfuerzos de transformación.
Desde el punto de vista del Chief Executive Officer, resaltan las siguientes características ante la transformación digital:
- Construir un equipo comprometido. Los directivos deben liderar la participación del grupo para cada iniciativa, considerando aquellas personas que tienen la motivación y la capacidad para completar las tareas asignadas. Esto involucrando tanto a las áreas técnicas como funcionales del negocio; si bien la tecnología será la raíz de este proceso, no será la solución absoluta para todos los objetivos a cumplir.
- Jugar un rol activo. Si bien habrá grupos enfocados en ciertas iniciativas, el CEO tiene que participar en la toma de decisiones, sobre todo cuando exista un impacto financiero y cultural. Así mismo, deberá involucrarse en la priorización y directriz de las iniciativas a desarrollar.
- Ser embajador de la innovación. En la era de la transformación, será importante impulsar y crear una cultura donde los empleados se sientan empoderados para proponer y tomar acciones, aprendiendo de los errores que se cometan. Sin estas cualidades, difícilmente una empresa podrá reinventarse con agilidad.
- Convertir las crisis en oportunidades. La clave para sobrevivir en tiempos de incertidumbre, será la capacidad de adaptación y agilidad para desplegar nuevas ideas u oportunidades de negocio. Aquí juega un papel muy importante la creatividad que debe tener no nada más el máximo capitán de la empresa, sino toda la organización.
- Potenciar la colaboración entre departamentos. En muchas empresas, la transformación digital es difícil de lograr debido a la división interna. El líder deberá ser el principal interesado en asegurar el trabajo colaborativo con una orientación clara al consumidor.
Es importante mencionar la relevancia de implementar marcos de trabajo ágiles que permitan accionar de manera expedita y entregar valores al cliente en el corto plazo. No todas las iniciativas deberán ser abordadas de esta manera, pero sí es recomendable para aquellas situaciones complejas en las que no hay mucha claridad en el camino a seguir y que demandan una respuesta rápida por el entorno.
El CEO deberá tener la capacidad de distinguir los diferentes escenarios para dirigir la forma de trabajo con mayor precisión y efectividad.
El director de la empresa deberá convertirse en el principal disruptor interno, de tal forma que cuestione las prácticas y modelos de negocio que se han seguido por los últimos años en la organización, resaltando lo bueno para mantenerlo, pero al mismo tiempo liderando una transformación profunda centrada en el cliente.
Lograrlo requiere de una cultura que busque la innovación, la tecnología, la transversalidad y lo más importante, que potencialice el capital humano, buscando el bienestar de sus colaboradores.
En palabras de…Accenture
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