La pandemia por el Covid-19 acelera la necesidad de encontrar formas de reducir el uso de dinero en efectivo. Imagínate, hay hasta 26 mil bacterias por cada billete.
El futuro de los pagos digitales es un viaje de transformación. Algunas de las transformaciones más grandes en los últimos 100 años, han sido impulsadas en gran medida para llenar un vacío o reemplazar algo que ha desaparecido por completo. Los pagos no son la excepción, al punto en que pronto serán invisibles.
Ese año ha marcado el comienzo de un proceso de cambio con la gran disrupción global generada por el Covid-19 y el confinamiento de las personas.
Un ejemplo de lo anterior es la necesidad de reducir el contacto físico y que afectará la forma de vivir e interactuar con los demás, al igual que mañanera en que las empresas y los consumidores se relacionan entre sí. Seremos más digitales.
A medida que evolucionan el comercio, los pagos, los dispositivos móviles, el big data, la hiperpersonalización, las experiencias ambientales, entre otros avances, cambia la manera en que trabajos, comunicamos y pagamos.
El camino hacia el efectivo
En 1950 apareció la primera tarjeta de crédito de la mano de Diner’s Club, luego le siguió American Express en 1958. Así comenzó la evolución de este instrumento bancario hoy en día, trayendo consigo la ventaja de no cargar dinero en efectivo o un talonario de cheques.
Las transacciones no monetarias están creciendo a un ritmo más acelerado, lideradas por Asia, que está creciendo a una tasa del 32%. Más del 60% de los pagos en los mercados desarrollados ahora son digitales, y se espera que Suecia se convierta en la primera sociedad sin efectivo del mundo en 2023.
El coronavirus ha acelerado este proceso. Según un estudio de la Universidad de Oxford, el dinero es una ruta de transmisión de bacterias, hasta 26 mil por billete. Esto ha provocado que algunos establecimientos o servicios lo prohíban. Los restaurantes estadounidenses casi no utilizan efectivo. Rusia ha instado a los minoristas y consumidores a evitar los billetes. En España, los supermercados recomiendan pagar con tarjeta; además, algunas ciudades han suspendido el pago en efectivo en los autobuses.
El comercio se vuelve contextual, conversacional y sin límites
Los primeros días del e-Commerce y pagos digitales estuvieron llenos de desafíos. La conectividad era limitada, los pagos no siempre funcionaban, la logística tardaba demasiado y el fraude era difícil de detectar y combatir.
Los consumidores no podían confiar plenamente en que las personas del otro lado de la computadora realmente iban a entregar los productos y servicios que ofrecían. Hubo preguntas sobre si el comercio en línea era confiable.
Hemos visto un cambio masivo en cómo y dónde se realiza el comercio. Antes de 1999, ibas a la tienda, ahora esta viene a ti sin importar dónde estés. Los años intermedios vieron el fuerte aumento en el comercio en línea y móvil, y la creación de nuevas ofertas como servicios de suscripción directa al consumidor y comercio conversacional a través de las redes sociales, chatbots y tecnología de voz.
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La industria de pagos innovó junto con estos cambios, permitiendo a los usuarios comprar bienes y servicios en todo momento, porque los consumidores son móviles y están en movimiento. Los pagos digitales irrumpieron en las industrias, crearon economías completamente nuevas y transformaron la forma en que trabajamos y vivimos.
El Internet ha permitido a las pequeñas empresas vender a una base global de clientes y permitir el acceso a pasillos interminables de mercancías a los clientes de todo el mundo, en una gran cantidad de monedas. Esto sido impulsado por una cosa: la confianza.
Confía en que pagarás y obtendrás tu mercancía si eres un comprador y que se te pagará si eres un vendedor. Sin embargo, la confianza se debe ganar y para ello, los clientes deben sentirse seguros.

Seguridad y confianza se convierten en sinónimos
En el corazón de una experiencia de pagos confiable y sin fricciones está el uso seguro y adecuado de la información. Los clientes desean que se les informe cómo se recopilan, almacenan y comparten sus datos personales en todo el recorrido comercial.
Para aprovechar los datos y usarlos de manera responsable, se deben verificar el cumplimiento normativo, la privacidad y seguridad. La información de los consumidores debe estar protegida por medidas de seguridad cibernética sólidas que cumplan con los requisitos reglamentarios en todo el mundo.
Digitalización de la moneda elimina los límites de la inclusión financiera y crea pagos invisibles
Con cualquier transformación importante en la industria del comercio, antes de que pueda convertirse en realidad, primero debe ser adoptada por todo el ecosistema: consumidores, comerciantes, socios y reguladores.
Esto es cierto para la criptomoneda y la moneda virtual, y la tecnología subyacente de blockchain, conocida por su potencial, y confianza en la identidad, pagos, contratos y custodia.
La moneda virtual no es sólo una forma de administrar y mover dinero, sino que proporciona acceso al ecosistema financiero sin una cuenta bancaria, algo que experimentan las comunidades desatendidas.
Aunque las criptomonedas siguen siendo volátiles y están bajo escrutinio en muchos niveles, son elogiadas por su anonimato y viabilidad como activos fuera de la infraestructura financiera tradicional.
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En la próxima década, la moneda se digitalizará más y probablemente experimentará un mayor apoyo de las fintech, los gobiernos y los reguladores. Pero lo más importante, para que las criptomonedas sean adoptadas por los consumidores, es necesario que ellos sientan que es un método seguro y conveniente para involucrarse en el ecosistema financiero.
Experiencias ambientales brindan oportunidades ilimitadas para el comercio
Si creemos ahora que los mayores avances en los pagos van a suceder mediante la eliminación de las cosas, los pagos están listos para ser invisibles, debido a los pagos ambientales. Un mundo en el que la intención de compra y el pago ya no son dos acciones explícitas.
En la siguiente fase del comercio, las líneas se desdibujarán entre el consumo, las experiencias de la vida cotidiana y el pago de esas experiencias. Los comerciantes se asociarán con plataformas de pago para hacer que el comercio sea lo más fluido posible.
Piensa en la última vez que tomaste un servicio de auto compartido. ¿Pagaste cuando solicitaste un viaje a casa, cuando llegaste a casa de manera segura o en algún lugar del camino?
No tenías que pensarlo. Simplemente sucedió, porque hemos hecho que los pagos sean invisibles, han desaparecido. Una desaparición posible gracias a los pagos que funcionan con un ecosistema robusto, seguro y confiable.
Los pagos se vuelven invisibles, pero siempre están ahí para cubrir tus necesidades.