Por Redacción TNE
Si cuando estás de viaje los primeros días te sientes cansado y casi no duermes, no sólo es a causa del jet lag.
Es común que cuando estás de vacaciones o tienes que salir de la ciudad debido al trabajo, el viaje sea algo agotador para tu cuerpo y tu mente, sobre todo porque las primeras noches es prácticamente imposible dormir y si lo consigues, amaneces igual de fatigado.
Anteriormente se creía que el único culpable era el jet lag causado por el cambio de horario, sin embargo neurobiólogos de la Universidad de Brown, en el Reino Unido han demostrado que hay otro factor que afecta tu sueño al cual han denominado “Efecto de la primera noche”.
Para explicarlo se puso de ejemplo a algunos animales como los delfines o las ballenas que nunca disfrutan de un sueño profundo ya que una parte de su cerebro siempre se queda alerta como una medida de precaución ante posibles depredadores que puedan atacar mientras descansan.
Hasta antes de este estudio se creía que en el cerebro humano esto no pasaba y que sí se tenía la capacidad de “desconectarse” por completo para descansar aunque no se estuviera en un entorno familiar “seguro” como puede ser una habitación de hotel o la casa de un amigo.
Yuka Sasaki, director del equipo de investigadores, explicó que con el apoyo de 35 voluntarios y un escáner cerebral se pudo monitorear la actividad de sus mentes durante tres noches continuas; el resultado fue que todos presentaron actividad “inusual” en el hemisferio izquierdo del cerebro durante sus horas de descanso en la primera noche, a pesar de que ya estaban en la fase de “sueño profundo”.
De esta forma se pudo concluir que en determinadas circunstancias, la actividad cerebral se mantiene -inconscientemente- como un estado de alerta ante lo desconocido. Aunque no se pudo precisar porque es el lado izquierdo el que permanece despierto, se cree que es porque es el hemisferio en donde se encuentra la sensibilidad a los sonidos.
Para contrarrestar este efecto y tener una primera noche en cama desconocida más reconfortante, los investigadores sugieren tratar de “adaptar” el espacio nuevo como si se tuviera toda la vida en él, por ejemplo al llevar tu propia almohada y de esta forma tener algo familiar cerca.