18/12/2015 | Por Noticias TNE
Investigadores de diferentes compañías reflexionan sobre cómo las máquinas inteligentes pueden dañar a las personas.
Luego de que Elon Musk, fundador de Tesla y cofundador de PayPal, anunciara la creación de OpenAI para investigar y desarrollar sin fines de lucro nuevas tecnologías de Inteligencia Artificial (IA) para que ésta funcione a favor de los seres humanos y no en contra de ellos, más científicos se han unido a esta reflexión.
“¿Lo que estoy creando es bueno o malo? ¿Qué impacto tendrá el siguiente robot en la vida de las personas?” son algunas de las preguntas que los científicos deberían preguntarse al estar desarrollando algo nuevo, sobre todo porque muchos se han posesionado del papel de Dr. Frankenstein, preocupados sólo por crear sin pensar en las consecuencias.
Tras una reunión en Montreal estudiosos e investigadores de diferentes áreas de IA discutieron temas relacionados con la ética, por ejemplo la forma de evitar que los equipos que son más inteligentes que los humanos dejen a la gente sin trabajo o bien que un robot pueda crear disputas legales o dañar a la sociedad con su comportamiento. Actualmente la Inteligencia Artificial ha conseguido que las máquinas estén comportándose como personas automatizando muchos procesos, lo que ha incrementado la preocupación sobre el efecto que puede tener en la clase trabajadora en un futuro.
“Creo que el mayor desafío es para el empleo”, dijo Andrew Ng, el científico principal para el motor de búsqueda chino Baidu Inc., que anunció la semana pasada que uno de sus coches había recorrido una ruta de 30 kilómetros alrededor de Beijing sin requerir de la conducción de una persona. “La velocidad con la que avanza la Inteligencia Artificial puede cambiar lo que significa la palabra ‘trabajo’ para un gran número de personas de entre 20 y 50 años”, dijo.
Erik Brynjolfsson, economista del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), señaló que no hay ninguna duda de que hay puestos de trabajo que pueden ser automatizados, pero hay otros que no deberían tocarse.
“La creación de nuevos puestos de trabajo será algo necesario para la economía. Los empresarios y directivos no han sido tan creativos en la invención de los nuevos empleos para los trabajadores, como para la automatización del trabajo”, indicó.
Otro tema que se puso sobre la mesa fue la tecnología que excede las capacidades de las personas. El año pasado, Google adquirió DeepMind, una compañía de IA que se centra en la investigación para desarrollar máquinas que son más inteligentes que las personas. Aunque se piensa que la probabilidad de que una súper-inteligencia maliciosa pueda ser desarrollada es mínima, Shane Legg, cofundador de la empresa, ha estudiado los efectos potenciales a causa de la profunda amenaza que podría suponer.
“No creo que la etapa final de la Inteligencia Artificial en el mundo es que ahora tengamos robots meseros que llevan bandejas de comida”, dijo Nick Bostrom, un académico de Oxford cuyo libro “Superintelligence: Paths, Dangers, Strategies”, ha tratado el tema de las implicaciones de las máquinas inteligentes. “El resultado final podría ser algo muy diferente a lo que hemos visto hasta ahorita.”