Nuevas regulaciones buscan que las organizaciones tomen acción inmediata para reducir sus emisiones de carbono e intenten frenar el desastre catastrófico para el medio ambiente.
Por Jesús González Arellano
El cambio climático es un gran reto, no sólo para la sociedad y el gobierno, también para líderes empresariales que deben conocer a profundidad los temas que se debaten a nivel local y global, pues serán cada vez más relevantes en las estrategias de negocio. Es preciso que los tomadores de decisiones sepan cuáles son los impactos de los acuerdos mundiales, los riesgos que existen para el cumplimiento regulatorio y así detectar oportunidades y/o gestionar el peligro de forma más eficiente.
Recientemente se llevó a cabo la Conferencia de las Partes (COP), efectuada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde se reunieron casi todos los gobiernos del mundo para analizar las medidas a adoptar para frenar el avance del cambio climático en el planeta.
Los gobernantes de más de 190 países reconocieron la necesidad de acuerdos para frenar los efectos que pueden resultar catastróficos.
Cada país promovió localmente legislaciones para tomar acciones concretas a favor del medio ambiente.
México se ha puesto como meta reducir 25% las emisiones de gases de efecto invernadero para el 2030, manteniendo los niveles de producción e incorporando metodologías que minimicen la generación de CO2.
Para apoyar esto, a mediados del 2012, se emitió la Ley General de Cambio Climático, con su reglamento específico en 2014, que ya obliga a empresas mexicanas con emisiones superiores a las 25 mil toneladas de CO2, a realizar su inventario, subirlo al Registro Nacional de Emisiones (RENE) y dependiendo de su nivel, que el reporte debe estar verificado nuevamente por parte de un tercero independiente entre 2016 y 2018.
Retos y oportunidades para las organizaciones
El cambio climático no impacta a unos más que a otros, estos acuerdos son un desafío también para el mundo empresarial y el ambiente de negocios en México, pues todas las compañías estarán forzadas a identificar cuáles son sus elementos contaminantes y realizar las inversiones en tecnología eficiente en la relación: reducción de CO2 con costos y beneficios.
Terminado el 2015, la mayoría de las naciones involucradas se comprometieron en reducir sus emisiones, sin embargo esto no será suficiente en el corto plazo pues aún existen desafíos; por lo que las empresas deben estar alerta a riesgos y oportunidades que surjan.
Riesgos:
1. Regulaciones más rigurosas que limiten las emisiones de gases de efecto invernadero y mejoren la eficiencia de la energía del negocio; lo que conllevaría a multas más altas.
2. Mayores costos por la implementación de precios del carbono en más naciones, ya sea en forma de impuestos sobre el mismo o sistemas comerciales.
3. Requisitos más estrictos para reportar y administrar las emisiones en la cadena de valor.
Oportunidades:
1. Más incentivos para desarrollar productos y/o servicios con emisiones bajas, como energía renovable, captura y almacenamiento de carbono, entre otros.
2. Oportunidades para construir infraestructura menos contaminante, sustentada en el creciente financiamiento a factores vinculados con el clima.
3. Posibilidad de incremento en la demanda de proveedores con bajas emisiones de carbono, pues cada vez más organizaciones considerarán reducirlas en sus cadenas de suministro.
Acciones a tomar
Ante las expectativas y requerimientos por parte de sus inversionistas, las compañías tendrán que proveer información transparente y consistente sobre sus emisiones y las medidas que tomen para su reducción.
Tres principios básicos recomendados:
1. Ser claros referente al material y datos que se requieren para calcular las emisiones, así como las fórmulas, factores y porcentajes que utilizarán para computarlas.
2. Mostrar cómo se desempeña la compañía para alcanzar sus metas de emisiones de carbono. Definiendo una línea base y un objetivo de reducción.
3. Explicar qué beneficios y valor real tendrá el disminuir las emisiones, tanto en el sentido económico como en la reputación de la empresa.
A nivel directivo, las empresas deben asumir un rol más proactivo -y no reactivo- hacia el carbono y el cambio climático, orientado a dos niveles:
Estrategia
1. Prever un escenario para comprender de qué manera los compromisos de reducción a nivel nacional pudieran acarrear nuevas regulaciones, multas e incentivos.
2. Anticipar el impacto al constituir un precio interno en la administración de riesgos, en los casos donde todavía no esté regulado el precio del carbono.
3. Comprender de qué manera los efectos del cambio climático pueden afectar a las futuras ganancias y valor de los accionistas.
4. Colaborar con proveedores y clientes del sector para reducir riesgos.
5. Investigar oportunidades para emitir bonos verdes que incrementen la inversión en la reducción de carbono y en innovación con bajas emisiones.
Operaciones
1. Garantizar que el negocio puede afrontar los posibles efectos del cambio climático en la cadena de suministro (por tormentas, inundaciones o escasez de agua).
2. Avalar que estén vigentes los sistemas y procesos correctos para enfrentar los rigurosos requisitos al realizar informes sobre carbono.
3. Proteger la marca y reputación, comunicando una postura clara sobre estos asuntos y demostrando lo que el negocio hace para reducir las emisiones.
4. Analizar cómo los compromisos de reducción de carbono hechos por las naciones en las que se opera afectan a la organización.
¿Cómo anticiparse?
Ante los inevitables retos, es preciso buscar ayuda profesional y tomar las acciones que mejor se alineen al negocio, por lo que se debe estar preparado en cuanto a:
Estrategia de negocios
– Comprender cómo obtener beneficios del disruptivo cambio en la economía basada en bajas emisiones de carbono.
– Identificar y reducir el riesgo referente al clima en su cadena de suministro.
– Explorar la manera de cuantificar y comunicar el valor creado para la sociedad.
Cumplimiento
– Consumar la legislación sobre reducción de emisiones y realizar informes sobre éstas.
– Estar al día con los temas fiscales sobre carbono o los sistemas de precios del mismo a nivel mundial.
– Las empresas con alcance internacional deben analizar las políticas fiscales verdes alrededor del mundo.
Emisión de informes
– Implementar procesos efectivos y soluciones de TI para recopilar, analizar y reportar datos en su organización.
– Aseguramiento de terceros independientes acerca de sus datos sobre emisiones de carbono.
– Calcular el inventario de gases de efecto invernadero y su gestión proactiva a través del tiempo.
Finanzas
– Emisión de bonos verdes para incrementar el capital de inversiones y el uso óptimo de energía.
– Aseguramiento de terceros independientes para bonos verdes; por ejemplo, el uso de ganancias.
– Tener acceso a estímulos fiscales como recompensa a la reducción de emisiones de carbono y eficiencia energética.
Son grandes los retos, pero también las nuevas oportunidades que se presentan en el ambiente de negocios local y global; es preciso que cada empresa tome acción para comprender el nuevo esquema de operación empresarial/regulatorio, pues las que lo logren serán las que tendrán mejor oportunidad de generar una ventaja competitiva.
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