El sector reevaluará sus estrategias a largo plazo para diversificarse y, al mismo tiempo, moverse hacia aquellos mercados que continúan avanzando en sus agendas.
Las nuevas tecnologías, el comportamiento de los clientes, la incertidumbre económica y política, así como los desafíos en cuanto a capacidad son sólo algunos de los grandes retos que enfrentarán los participantes a nivel global, incluyendo a inversionistas, operadores y desarrolladores. Esto de acuerdo al informe “Tendencias Emergentes en Infraestructura 2019” de KPMG International.
- El sector público comienza a reafirmar su papel
La edición 2018 del reporte pronosticaba que los límites entre lo público y privado se volverían difusos conforme nuevas empresas comenzaran a implementar modelos de negocio y soluciones más disruptivas. Este año los gobiernos adoptarán un enfoque más asertivo para definir las reglas a fin de proveer de infraestructura al sector empresarial.
El ritmo de cambio social y tecnológico tiene un progreso más rápido que los cambios regulatorios, por lo que en 2019 se espera que las autoridades gubernamentales desarrollen marcos regulatorios que cuenten con la flexibilidad y duración necesarias para hacer frente a esta transformación tecnológica.
- Los datos impulsan la eficiencia operativa
Una mayor madurez y accesibilidad de la información obtenida a través de Data & Analytics (D&A) permitirá a los diferentes participantes del sector —incluyendo a operadores, desarrolladores, reguladores e inversionistas— alcanzar una eficiencia nunca antes vista a lo largo de todo el ciclo de vida de la infraestructura.
En particular, los gobiernos desempeñarán serán motivadores y facilitadores del uso de herramientas para análisis de datos en el sector, en especial en la fase de desarrollo.
- Los retos de los megaproyectos se magnifican
Conforme estos aumenten en tamaño y complejidad, se presentarán nuevos aprendizajes y desafíos, así como un incremento en los riesgos. Para defender sus proyectos frente a las presiones políticas y financieras, los propietarios estarán ávidos de conocer hitos, desempeño y mejores prácticas de otras iniciativas exitosas a nivel mundial.
Bajo este contexto, un gran desafío es la politización, así como la capacidad de las compañías nacionales e individuos para manejar planes de gran dimensión, lo cual requerirá el desarrollo de nuevos enfoques con el fin de concretar su realización.
- La visión se mueve hacia las oportunidades en mercados emergentes
Existen nuevos jugadores en búsqueda de oportunidades que estén disponibles en mercados emergentes dado el crecimiento de la competencia en las inversiones en aquellos que ya se encuentran desarrollados.
A medida que aumente dicho interés, las autoridades comenzarán a poner mayor énfasis en la selección, preparación y entrega de proyectos de manera adecuada, con la finalidad de que estos sean candidatos a financiamiento.
- Aceptación de la evidencia
Durante el último año, una creciente disponibilidad de datos y habilidades analíticas han hecho posible que los gobiernos tengan una visión más analítica y apoyada en evidencias para conducir la planeación y priorización de las inversiones en infraestructura.
En ese sentido, los reguladores de infraestructura adoptarán procesos de toma de decisiones más holísticos y basados en datos que permitan un enfoque mucho más informado para satisfacer las necesidades y expectativas de la sociedad.
- Generalización de la sustentabilidad
La definición actual de este término abarca no solamente el combate al calentamiento global; en un sentido más amplio comprende diversos aspectos, como el financiero, operativo y tecnológico. Esto implica asegurarse de que los beneficios de las decisiones tomadas se evalúen contra su potencial impacto en el medio ambiente.
- El progreso supera a la división
A pesar de que existe una separación en las sociedades y se está desarrollando la renegociación o cancelación de tratados de libre comercio, además de que prevalece una atmósfera de incertidumbre, este año los participantes del sector reevaluarán sus estrategias a largo plazo para diversificar sus huellas. Al mismo tiempo, se moverán hacia aquellos mercados que continúan avanzando en sus agendas de infraestructura.
De esta manera, a pesar de los giros sociales y políticos, el mundo seguirá estableciendo alianzas alrededor de un propósito común gracias a las nuevas tecnologías, los objetivos de desarrollo sostenible y un cambio hacia un empoderamiento de la sociedad.
- Aumenta la competencia por las nuevas tecnologías
La competencia se intensificará a medida que los participantes continúen buscando oportunidades para mejorar sus servicios, productos e ingresos. Por ejemplo, dos sectores en los que se está desarrollando la competencia son el de las energías renovables y el de los vehículos eléctricos. Además, en esta diversidad de enfoques hacia el cambio tecnológico, es posible que los mercados emergentes superen a aquellos más maduros.
Es un hecho que, en este nuevo escenario de cambio, aquellos jugadores que ostentan un liderazgo histórico puede que no sean los nuevos líderes, en cuyo caso las ganadoras serían las startups de los mercados en desarrollo.
- El cliente se convierte en el “rey”
Las nuevas tecnologías están haciendo posible que los individuos interactúen con la infraestructura de una manera totalmente inesperada. En este contexto, los gobiernos se centrarán más en entender las opciones reales de los usuarios y empezarán a crear planes basados en el conocimiento en tiempo real y predictivo de los clientes, más que en patrones históricos y opiniones de los expertos.
- La interdependencia crea oportunidades
En la actualidad, los desarrolladores que deseen aumentar la capacidad de un área de la organización necesitan pensar de forma más crítica cómo deben adaptarse otras para alcanzar los objetivos deseados.
Por lo anterior, empezarán a considerar múltiples planes a largo plazo, respaldados por sólidas capacidades de planeación de escenarios como una forma de maximizar la creciente interdependencia de la infraestructura.
Este año también se espera que algunos de los gobiernos más progresistas del mundo se esfuercen por crear una integración más fuerte entre sus funciones y capacidades, con la finalidad de otorgar a las autoridades la flexibilidad para gestionar adecuadamente —y en caso necesario, ajustar— las crecientes áreas de interdependencia.
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