Cualquiera puede terminar una actividad con rapidez en un lapso corto, pero requiere de práctica entregarla con calidad.
Siempre hay algo por hacer, desde enviar un correo, avanzar un proyecto o entrar a una junta. La actividad que sea demanda ejecución y ser completada. Pero si no te alcanza el tiempo, ¿entonces que salga como sea?
Una persona productiva domina una serie de hábitos que brinda calidad a lo que hace sin sacrificar tiempo de su vida personal.
En México, el Índice Global de Productividad Laboral de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), va en picada. Por ello, es importante aprender a trabajar de forma efectiva a fin de entregar resultados satisfactorios en una época donde todo “es para ayer”.
Delimitar objetivos realistas
Antes de que se presente el momento de presión para cumplir con tu trabajo, debes establecer pequeñas metas que te ayuden a concluir efectivamente la labor. Los objetivos a corto plazo contribuirán a que tus tareas diarias se cumplan sin postergar lo inevitable, pues de otra forma sólo conseguirás estancarte.
Guíate de un pizarrón en el cual anotes los pendientes a realizar, no sólo para ti, también para tu equipo. De esta manera no hay excusas para nadie por no saber qué sigue y perder tiempo. Así, cuando surja un imprevisto, basándote en tus prioridades, atenderás el problema y lo resolverás eficazmente.
Organiza tu agenda
No todas las tareas requieren de la misma cantidad de tiempo para ser ejecutadas. Crea un calendario, incluso uno compartido, con el fin de dedicar espacios determinados a cada actividad según requiera. Es importante que definas bloques de duración precisos, así podrás medir qué tarea te toma más completar para progresar en la manera que distribuyes tus esfuerzos. No habrá tiempos muertos pero tampoco incertidumbre sobre si acabarás en el plazo correspondiente.
Evita a toda costa el multitasking
Al menos en el proceso de adaptación, el llevar a cabo varias funciones a la vez no proporcionará la misma calidad. La concentración en una tarea específica otorgará valor al producto a entregar, así como la posibilidad de realizarlo en un menor lapso, siendo más productivo a la larga.
De esta manera cuando tengas prisa por terminar lo que surgió de último minuto, la mente enfocada ayudará a que consideres la solución más adecuada y con mayor agilidad.
Comienza con lo más pesado
Con frecuencia, se posterga lo difícil y lo que toma más tiempo realizar. No obstante, el comenzar el día focalizando tu atención en lo que tiene un nivel de complejidad mayor, brindará la oportunidad de abordarlo con una mente más fresca y menos cansada. Además, esto produce un impulso, una cierta adrenalina, que influirá en los resultados del resto del día. A veces sólo empezar es lo más complicado, pero una vez que lo intentes dominarás el resto.
No se trata de cumplir con lo asignado simplemente por el hecho de hacerlo y salir para irse a casa, sino de terminar exitosamente las tareas para dedicarte el tiempo que mereces. A través de la organización y la práctica, las cuestiones como imprevistos o pedidos de último minuto serán menos frecuentes. Pues, en caso de presentarse, tus habilidades te permitirán resolver lo que venga a tu paso de manera productiva pero también eficiente en poco tiempo.
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