Intentar y fallar en algo te genera experiencia y te ayuda a llegar a esa fórmula con la que finalmente puedas cumplir tus metas. Aprende a obtener el máximo de tus equivocaciones y no dejes que pasen desapercibidas.
El fracaso es desagradable, pero es algo que nos guste o no, va suceder en algún punto del proceso de implementación de un nuevo producto o servicio o al iniciar una nueva empresa. Pero fracasar en sí no es negativo ni positivo, es la reacción o respuesta, lo que determina si se limita a ser una situación incómoda que te perjudica o se convierte en una oportunidad de aprendizaje que puede llevarte a innovar y hacer las cosas distintas para poder así convertir el fracaso en éxito.
Cada vez hay más empresas que ven un error como un escalón al éxito. Sin embargo, para que eso suceda, hay que tener la madurez de aceptar nuestros errores. Abrazar el fracaso solo es bueno si te ayuda a tener a triunfar la próxima vez. Es probable que los desaciertos actuales, resulten en éxitos futuros cuando las organizaciones les dan el enfoque adecuado con el fin de evaluar por qué fallaron y transmiten esa información a los socios o empleados para que el conocimiento se vuelva institucional.
No huyas de tus fracasos
Revivir los errores puede ser duro, por eso muchas empresas evitan hablar de los errores cometidos y generalmente solo hacen una revisión superficial del problema. Prefieren darle la vuelta a la página, hacer como que no sucedió y concentrarse en el futuro. Esta mentalidad las priva de aprovechar una de las mayores oportunidades de aprendizaje que se les presenta.
Solo podemos aprender del fracaso, si le damos el respeto que se merece. Es necesario afrontarlo y hacer un análisis meticuloso para encontrar que es lo que se está haciendo mal y cambiarlo. Para hacer esto, es importante que veamos nuestros desaciertos como aprendizajes. Esto te ayudará a actuar sin resentimientos ni prejuicios al momento de tener que responder ante un tropiezo. Recuerda que solo fracasa el que lo intenta.
El que persevera alcanza el éxito
En ocasiones puede que el problema sea no poder crear un producto de la manera deseada. Cuando es así, lo primero que hay que hacer es no rendirse. Hay que detectar que fue lo que salió mal, modificarlo y seguirlo intentando. Recuerda que para ser muy bueno en algo, primero tuviste que ser muy malo. La determinación es clave para convertir un fracaso en éxito.
Un gran ejemplo es el del WD-40. Antes de obtener la fórmula adecuada del famoso aceite multiusos en spray, el químico Norm Larsen fracasó en 39 ocasiones. Sin embargo, supo ver en cada uno de ellos un aprendizaje, ajustó su fórmula y lo logró. De hecho, el producto lleva su nombre por la clave de la ficha con la que el producto salió del laboratorio, esta decía: “Water Displacement 40th Formula” en alusión al número de intentos. Finalmente, la perseverancia del Dr. Larsen rindió frutos y hoy en día su producto se vende por montones. El éxito no se consigue de la noche a la mañana, hay ser pacientes y perseverantes.
El fracaso es necesario para la innovación
Es importante entender que la innovación no es un chispazo, no es algo que se llegue a la primera, es un proceso desestructurado que involucra muchos factores que están fuera de nuestro control. Una de las partes más complejas de los procesos de innovación es entender que el fracaso es una parte importante del mismo y suele ser la antesala del éxito. Sin embargo, para que esto suceda hay que aprender a identificar en la adversidad una oportunidad para innovar y reinventar tu empresa.
Olivetti es una compañía italiana que por mucho tiempo fue líder en la industria de la manufactura y venta de máquinas de escribir. Eventualmente, con el desarrollo de las computadoras, la empresa cayó en una crisis financiera que los llevó a la quiebra en el 2004. Sin embargo, pese a esta difícil situación, la compañía se supo adaptar a las condiciones del mercado.
La compañía tomo la decisión de reinventarse por completo y decidió especializarse en la fabricación y comercialización de otra clase de máquinas de oficina como copiadoras, impresoras y cajas registradoras, entre otras cosas. Hoy en día, Olivetti es una de las principales marcas en el mercado de las impresoras financieras.
En equipo se fracasa menos
Muchos emprendedores comienzan su aventura en el mundo de los negocios solos. El problema de cometer un error estando solos, es que por lo general se vuelve más complicado determinar qué fue lo que salió mal. Al compartir tu fracaso con un socio, consejo o equipo de trabajo de confianza, permites que la situación sea vista desde otros ojos. Esto sin duda puede ayudarte a determinar que cambios se requieren realizar en tu proceso para transformar tu producto en un éxito.
Converse es una prueba de como la colaboración puede ayudarte a darle la vuelta al fracaso para convertirlo nuevamente en éxito. Desde su fundación en 1908, la marca era líder en la fabricación de calzado deportivo. Sin embargo, con el paso de los años la empresa dejó de innovar en sus modelos y fue rebasada por gigantes como Nike y Adidas. En el 2001, Converse se declaró en banca rota con una deuda de $183 MDD.
Dos años más tarde, Nike decide comprar la empresa por $305 MDD. Esto resultó ser la salvación de Converse. Nike supo aprovechar esta situación y rápidamente volvió a darle vida a una marca de tenis que parecía obsoleta. Si Converse no hubiera aceptado la oferta de Nike, probablemente la marca hubiera desaparecido.
Así como estas empresas, hay muchas otras que han logrado transformar sus caídas en éxitos. La clave, es aceptar el fracaso para enfrentarlo y determinar dónde está el error. Solo así podrás utilizarlo como un aprendizaje para poder reinventar tu producto o servicio y así conseguir el éxito deseado.