Conviértete en un esencialista que sabe priorizar cuáles son las actividades con las que aportará más valor y obtén un mayor enfoque. Aléjate de las distracciones y ten claridad para cumplirlas.
“Solo cuando te das permiso de dejar de hacerlo todo, de decirles que sí a todos, puedes hacer tu mayor contribución a las cosas que realmente importan”, escribe Greg McKweon en su libro Esencialismo, logra el máximo de resultados con el mínimo esfuerzo, el cual revela valiosas lecciones para ser más productivos y enfocados en nuestros objetivos. Entonces, seguro te preguntarás: ¿cómo puedo ser un esencialista?
Algo que deja muy claro el autor es que vivimos en un entorno acelerado y vamos de prisa. De forma simultánea, hay más cosas por hacer y oportunidades que aprovechar, pero menos tiempo y recursos. Bajo este escenario, tenemos el reto de obtener el máximo beneficio del reloj y de la energía que tenemos; sin embargo, eso solo lo podemos conseguir si nos enfocamos en lo esencial.
Ante este desafío, lo mejor que se puede hacer es planear con detalle y estar convencidos de que lo que hacemos es lo que está alineado a nuestro propósito mayor y de paso nos lleva hacia el crecimiento. De lo contrario, es necesario ajustar las velas para dirigirnos hacia nuestros objetivos.
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Para lograr lo anterior se requiere disciplina para saber cuándo decir “no”, tener claro qué es lo importante y eliminar lo que no es. Es fundamental tener en mente que contamos con el poder de elegir y decidir qué hacemos con nuestro tiempo, porque cabe recordar que no se puede tener ni hacer todo. Por lo tanto, la clave para tener en cuenta y saber cómo ser un esencialista es: ¿cuál es el problema que quieres solucionar?
Si quieres convertirte en un esencialista, como lo sugiere McKweon, debes considerar ciertas acciones clave para definir lo que verdaderamente importa y hacer a un lado lo trivial, que de esto el mundo está lleno y es imprescindible saber reconocer la diferencia.
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¿En qué estás dispuesto a convertirte?
No hay duda de que, si quieres lograr grandes proezas, tanto personales como profesionales, tienes que hacer sacrificios. No obstante, es mejor aprender a ver oportunidades y no limitantes. En todo caso, conviene modificar la perspectiva y preguntarte: ¿en qué quieres destacar o cómo quieres ser reconocido? Al responder sentirás más aplomo para ir tras ese objetivo.
Por su puesto que conseguirlo implica hacer concesiones, rechazar actividades que no le suman valor a tu propósito. Así que date el tiempo para reflexionar sobre lo que quieres hacer y las metas que pretendes cumplir; haz una lluvia de ideas con relación a las acciones que deberás tomar tanto para enfocarte como alejarte de lo no esencial.
Algo que debes tener en mente, de acuerdo con la perspectiva del autor de Esencialismo, es la regla del 90%. Esto significa que, si algo no te convence del todo, entonces tienes que rechazarlo. De hecho, sugiere que solo respondas que “sí” a algo que realmente te motive, porque si no es un “sí” contundente, es un “no” definitivo. Así que piensa bien tu respuesta.
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Elimina todo aquello que estorbe en tu camino
Cuando tienes claro tu propósito es más sencillo progresar; de lo contrario se pierde tiempo y energía. En consecuencia, debes rechazar o suprimir todo lo que te aleje de tus metas. Un objetivo primordial requiere de visión y previsión para anticiparte todo lo que se pueda interponer en tu travesía a la hora de buscar cómo ser un esencialista.
Ser alguien que se preocupa y ocupa en lo esencial implica saber decir “no” de forma elegante. Para lograrlo es importante saber separar la decisión de la relación; en otras palabras, se rechaza una petición, no a la persona. Toma en cuenta lo que dejarías de hacer por atender la solicitud, así será más fácil negarse con educación.
Imagina por un momento que tienes diferentes actividades durante un día, pero que no suman valor. ¿No sería mejor dedicarte a una sola que realmente sea significativa? Piensa en todo aquello que te está retrasando y no te permite avanzar, porque esto puede ser lo que más drena tu energía, la cual podrías aprovechar de forma más efectiva.
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Celebra los pequeños logros y mantén el enfoque
Cada que consigas dar un paso hacia tus objetivos o concluir un proyecto debes reconocértelo porque es un incentivo para seguir en ruta hacia el éxito. Es mejor terminar una actividad a esperar a que quede perfecta, al final resulta más provechoso hacer los ajustes sobre la marcha e ir aprendiendo de la experiencia.
Lo anterior también implica crear una rutina en la cual definas claramente cuáles son tus principales actividades y prioridades. De esta manera irás de forma automática para cumplir con tus tareas sin esforzarte de más.
Resulta fundamental que con cada actividad te enfoques en el ahora, no pienses en el pasado ni en lo que puede ocurrir. Considera que puedes hacer muchas cosas de forma simultánea, pero es muy distinto estar concentrado en todas al mismo tiempo, así que mejor ocupa tu mente en lo esencial.
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Recuerda que, sin importar cuál sea tu campo de acción, puedes ser un esencialista porque así tendrás mayor claridad, enfoque y control sobre tu tiempo y agenda, incluso con la posibilidad de ayudar a los demás, pero sin dejar que sus problemas se hagan tuyos. Ten en mente que debes priorizar tu vida o alguien más lo hará.