Llevar a las empresas a altos niveles de innovación requiere de contar no sólo con tecnología, sino también talento capaz de sortear desafíos.
Los avances tecnológicos y la era digital traen consigo amenazas para las empresas de diferentes industrias. A esto se le añaden los constantes cambios en las necesidades y comportamientos de los consumidores, quienes actualmente buscan mucho más que un simple servicio. Esto se puede resumir en volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad.
La falta de estabilidad deriva de la variación en el comportamiento de los clientes, quienes evolucionan todo el tiempo y son impredecibles. La incertidumbre va de la mano con dichos cambios y la falta de capacidad para preverlos. Hoy en día, a esto se le suma la complejidad de las tecnologías exponenciales, nuevos modelos de negocio y organizaciones en la era digital. Por último, la ambigüedad de los problemas, los cuales ya no se pueden solucionar con un simple “sí” o “no”.
Para sobrevivir a estos peligros, las empresas necesitan ser organizaciones flexibles e impulsar la innovación y el cambio, no sólo en sus productos, sino también de forma interna. Tienen que volverse flexibles y ágiles al atender las necesidades de sus consumidores, entendiendo y adaptando la tecnología. Esto significa generar una mentalidad iterativa que toma el fracaso como una oportunidad para entregar un mejor producto y enfocarse en los requerimientos del usuario y el valor del negocio.
La única sálida: ser flexible
Una metodología ágil permitirá ser una organización flexible para adaptarse de manera más eficiente a un entorno vólatil y a una nueva gama de soluciones. Un ejemplo de industria que la ha adoptado es la de telecomunicaciones la cual ha acelerado sus ciclos de innovación en un 50%, permitiendo darse cuenta 2.6 veces más rápido si un producto se debe lanzar o no. La pregunta aquí es: ¿cómo puedo crear una organización flexible?
Llevar a cabo la transformación de una empresa tradicional hacia una con características ágiles implica tomar en cuenta las siguientes claves1.
- Modificar la mentalidad, creando una cultura enfocada en el liderazgo y autonomía al desarrollar soluciones.
- Escuchar lo que el cliente quiere, pero paralelamente conocer sus necesidades. Esto permitirá evaluar diferentes puntos: percepción del consumidor, demanda del mercado, necesidades regulatorias y oportunidades tecnológicas. Considerar esto puede redituar en un producto mínimo viable, sin tantos costos de producción.
- Evaluar el ROI, costo, riesgos y oportunidades de la solución para preparar la construcción, implementación y operación, que permitirá tener un feedback y volver a comenzar el ciclo de construir, operar, analizar y mejorar.
- Adoptar el DevOps (Development & Operations), estrategia que combina el desarrollo de software con las operaciones en un ambiente colaborativo y flexible, dando como resultado una continua entrega de soluciones.
- Monitorear constantemente el progreso, asegurar una integración continua de los diferentes procesos y equipos, lo cual permitirá construir un producto con calidad desde el principio.
- Promover un ambiente colaborativo y de innovación en donde los diferentes equipos puedan adquirir e intercambiar conocimiento, generando un entorno más flexible hacia las diferentes opiniones y una cultura organizacional dinámica.
Lograr una transición de una empresa tradicional hacia una adaptable conlleva ventajas que pueden mejorar notablemente la innovación y desarrollo de soluciones. En primer lugar, asegura la participación de todos los interesados y promueve una retroalimentación temprana a partir del prototipo, lo cual puede resultar en un cambio de requerimiento o comenzar de nuevo el proceso de creación. Esto modifica la percepción del fracaso como algo que permite volver a iniciar dicho ciclo y que sucede con normalidad.
De igual manera, habilita cambios y elimina por completo el desperdicio para que todas las actividades creen valor para el consumidor por medio de proyectos disruptivos y con mejoras continuas. Así mismo, las soluciones se desarrollan en pequeños equipos, creando un alto grado de autosuficiencia y reduciendo gastos generales sin necesidad de una microgestión.
Por otro lado, un beneficio adicional de la flexibilidad, es que se consigue lograr una máxima productividad gracias a grupos más pequeños, pero con diversas habilidades, permitiendo una entrega rápida y frecuente de nuevas funciones, con alto nivel de previsibilidad. Además, las iteraciones con implementaciones regulares y pruebas reducen las contingencias técnicas.
Una retroalimentación temprana reduce los riesgos funcionales, mientras que la transparencia disminuye los contratiempos organizacionales.
Por último, la escalabilidad permite que nada se realice hasta que el cliente brinde las necesidades específicas y que la demanda dé valor al producto o servicio que se desea desarrollar.
No hay opción, es hoy o nunca
Innovar se torna más complejo con el paso del tiempo. Las compañías anhelan ser las mejores en su rubro, así que hay una infinita búsqueda de nuevas soluciones (o en la forma de ofrecerlas) para los consumidores, quienes naturalmente, con todo su derecho, son más exigentes, cuestionan hasta el más mínimo detalle porque desean saber que su inversión valdrá la pena. Por eso la agilidad es una característica loable. Si el cliente quiere nuevos y mejores servicios más rápido, las empresas deben hallar o crear un sistema que las haga veloces, pero sin perder calidad.
Cada integrante de una organización necesita actualizarse continuamente, debido a que los conocimientos no dejan de evolucionar. En esta década, uno llega a ser experto en algo durante corto tiempo, porque al cabo de unos meses ya hay alguna actualización o un descubrimiento distinto; aquello que parecía imposible hace unos años, ahora es parte inherente de las empresas que quieren mantenerse competitivas.
En esta época no basta con que el objetivo sea ofrecer un gran producto/servicio, es necesario preguntarse por cuánto tiempo será de utilidad. Demasiadas ideas ahora son efímeras, y no porque carezcan de calidad, sino por la acelerada evolución tecnológica. Las empresas han presentado a los consumidores cosas que eran inimaginables, lo cual ha sido un gran acierto, pero, como un arma de doble filo, los ha hecho más exigentes. Ahora ya no piensan en imposibles, quieren ver una oferta tangible en poco tiempo.
Si pudiéramos resumir todo en una palabra para definir la clave que ayudará a satisfacer las demandas actuales, sería “empatía”. Es imperativo trabajar desde la perspectiva del cliente, tomando en cuenta sus necesidades físicas, intelectuales y emocionales. Además, el consumidor debe ser un aliado, partícipe en la gestión de innovación. Actualmente, para las empresas, ya no es suficiente ir “un paso adelante”, ahora, como mínimo, deben ser dos. ¿Cuán ágil y flexible crees que es tu organización?
Referencias: 1Accenture
En palabras de…Accenture
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