Los líderes de hoy requieren conectar a nivel humano para inspirar a los demás, generar confianza y ganarse el respeto. Cuando estos elementos convergen, la organización se encamina hacia el éxito.
En la actualidad, los líderes enfrentan entornos complejos e inciertos, requieren de prácticas más humanas para lidiar con emociones, especialmente negativas. Esto requiere de un liderazgo centrado en las personas para conectar con los demás e inspirarlos a ir más allá de lo cotidiano para buscar resultados y continuar con su crecimiento.
Anteriormente, los altos mandos de una organización solo tenían que pensar en hacer crecer sus empresas con la finalidad de mantenerlas rentables. Sin embargo, hoy ante los embates que presenta el entorno, necesitan mostrarse vulnerables para influir en quienes están a su alrededor para que los sigan.
Los colaboradores están abiertos a explorar nuevas formas de hacer las cosas, pero buscan conectar con quienes los lideran. Se requieren relaciones poderosas para generar confianza en aras de cumplir con la visión establecida en las empresas. Esto implica mostrar congruencia, apertura y aceptación, entre otras cualidades.
Conectando a nivel humano para inspirar
En un mundo acelerado y en constante cambio, el liderazgo centrado en las personas permite al líder ayudar a los demás a descubrir sus fortalezas y de paso conectar con ellos de forma más efectiva. Al ser genuinos y mostrarse vulnerables logran influir de manera más positiva. Por ejemplo, si los ayuda a aceptar sus miedos, o cualquier otra emoción negativa, contribuye a que los integrantes de su equipo liberen su potencial para resolver determinada situación.
No importa de quién se trate en la organización, cualquier miembro puede aspirar a ejercer un liderazgo enfocado en los individuos. Quienes lo hacen son más resilientes, logran mayores niveles de satisfacción y consiguen sentirse más energizados, a pesar de las circunstancias.
Es posible que se presenten ocasiones en las que los colaboradores sientan que pierden la motivación, que se alejen de lo que les apasiona, ya sea un trabajo, proyecto alterno e incluso algún pasatiempo que disfrutaban. Bajo esta situación el líder puede conectar con ellos al recordarles exactamente qué es lo que mantiene a las organizaciones vibrantes y enfocadas en su crecimiento. La respuesta parece más simple de lo que parece.
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Entre lo más importante para comunicar es que todos pueden ejercer un liderazgo, y la mejor manera de hacerlo es interactuar unos con otros con la intención de averiguar de qué forma pueden aportar valor, ya sea con conocimientos o ayuda, a fin de contribuir al alcance de objetivos. En consecuencia, cada uno se sentirá con más energía y con un propósito más claro, más allá de los resultados que se pueden alcanzar.
Como parte de lo anterior, el líder refleja pasión en las contribuciones que hace al resto de los colaboradores, en lo agradecido que se está y como de manera individual se aprecia así mismo y a los demás. Así se fortalecen los lazos con los demás, quienes estarán más abiertos al momento de considerar que necesitan ayuda o algún consejo para mejorar su desempeño.
El resultado de una relación sólida por parte del líder con sus compañeros es que estos dan el extra en su trabajo porque confían y lo respetan. Además, tienden a perdonar con más facilidad cuando el líder toma decisiones difíciles (o comete errores) que son percibidas por anteponer sus intereses o los del negocio por encima de los del resto de las personas.
Por otra parte, es importante que, quienes ejerzan el liderazgo sean capaces de controlar sus emociones, de calmarse en una situación complicada con la intención de obtener perspectiva sobre sus propios miedos. Es vital reflexionar de qué manera estos temores les sirven o limitan en lo que pretenden lograr.
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En consecuencia, cada día un líder debe practicar el establecer una intención clara, así como una apreciación él mismo. Hay tres preguntas claves para lograrlo: (1) ¿Qué lo está deteniendo?, (2) ¿Qué le agradece a la vida? (3) ¿Qué le hace sentir amor y energía?
Primero: conecta contigo mismo
Para que un líder pueda centrarse en la gente debe sentirse energizado, lleno de buena vibra y con enfoque implica. Esto lo puede lograr en cuatro áreas:
- Física: ejercitarse para que el cuerpo se desestrese y libere endorfinas, mejorando la sensación de bienestar. Puede ser ir a un gimnasio o hacer senderismo los fines de semana.
- Emocional: reconoce que en algún momento todos necesitamos ayuda y conexión. Por eso tiene la confianza para acercarse a personas de confianza y hablar de sus problemas, quizá ellas tengan un consejo valioso para resolverlos.
- Mental: pasar la mayor parte del tiempo haciendo una sola cosa resulta rutinario y agotador. Es necesario que aprenda sobre otros temas o adquirir nuevas habilidades sin que tengan que ver con el trabajo. Por ejemplo, ¿qué tal tomar un curso de cocina los fines de semana?
- Espiritual: más allá del credo que profeses, lo relevante es encontrar esa paz que brinde claridad. Incluso esta se puede conseguir al pasear en la montaña y apreciar la belleza que lo rodea.
Para que cada individuo pueda ser un líder influyente, es fundamental que encuentre su propia receta del éxito, aprendiendo de quienes lo rodean, de lo que lee y escucha. Lo fundamental es que sea capaz de crear su propia fórmula para lograr sus metas, que le permita incrementar su desempeño y logre resultados de forma eficiente.
El liderazgo centrado en las personas es la clave para lograr que las empresas y los colaboradores crezcan en un entorno incierto, pero siempre con la mira puesta a seguir desarrollándose a pesar de las adversidades.
Referencias: McKinsey, Lean In, The Tru Group