Los altos mandos corren el riesgo de caer en actitudes y comportamientos que pueden poner en jaque la operación del negocio. Tomar consciencia de esto puede significar la evolución de la empresa o su caída.
Los integrantes del C-Suite son los máximos responsables de llevar a la empresa por el camino de los buenos resultados, pero si se descuidan, pueden sabotear el éxito. Cuando esto sucede, ellos no pueden darse el lujo de echar culpas y buscar la posibilidad de hacer que “rueden cabezas”.
Un entorno volátil, incierto y dinámico, eleva el riesgo de tomar decisiones que impacten de forma negativa en los resultados que se pretenden alcanzar en el corto, mediano o largo plazo. En consecuencia, existe el potencial de desencadenar una serie de problemas que pueden afectar la rentabilidad y, por ende, la supervivencia de la organización.
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Evitar lo anterior implica reconocer la relevancia del C-Suite para inspirar la cultura y los valores que guían a la compañía, ya sea como un todo o en el área que cada integrante lidera. Esto sin importar si se trata del Chief Executive Office (CEO), el Chief Information Officer (CIO), el Chief Financial Officer (CFO) o el Chief Marketing Officer (CMO), entre otros directivos.
Considera que el peor enemigo se encuentra en el interior y en el caso de los altos mandos el nivel de peligro es mayor. Cada uno de ellos puede incurrir en comportamientos o actitudes que pueden derivar en problemas mayores. De pronto, el C-Suite pasa a sabotear el éxito de la organización.
Por lo tanto, vale la pena tenerlos en mente para que no seas tú quien ponga en jaque a la organización. De paso, cualquier colaborador puede aprender para contribuir a favor de la empresa.
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Hacer micromanagement para controlar todo
Cuando un directivo quiere involucrarse en los procesos y formar parte de la toma de decisiones, sin brindar libertad a los gerentes o incluso a los mismos equipos de trabajo, impacta en la moral, así como en la creatividad, del resto de los miembros porque ‘demuestra’ que no confía en ellos para hacer el trabajo, lo que termina por afectar en la confianza de cada uno.
Querer estar al pendiente de todo lo que sucede en la organización o en la respectiva área que se dirige, ocasiona un desgaste y crea un cuello de botella que termina por afectar en los resultados y en la productividad. En el peor de los casos, los empleados se sentirán desmotivados y muy probablemente querrán irse de la empresa.
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Ser excesivamente perfeccionista y racional
Hay momentos en que las ganas de juzgar una situación se vuelven excesivas, lo que puede llevar a criticar el propio trabajo y el de los demás. Por otro lado, ser excesivamente racional puede ocasionar que un directivo sea visto como frío, distante y arrogante, carente de empatía e interés para reconocer qué es importante para los demás.
Otro factor que impacta de forma negativa en los integrantes del C-Suite es la frustración y decepción, tanto con uno mismo como con los demás, sobre todo cuando las cosas no salen acordes a lo planeado. Esto genera ansiedad porque se busca ser perfeccionistas, lo que termina por afecta la productividad.
Evitar este ciclo vicioso requiere de introspección y de usar no solo el cerebro, sino todo el cuerpo para conectar con los miembros de la organización y sintonizar en una misma frecuencia. De igual manera, es fundamental mostrar apertura para realizar las actividades de forma distinta, evaluar resultados y mejorar, en vez de tratar de actuar como se ha hecho en el pasado.
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No preocuparse por los colaboradores o asumir que están comprometidos
La cultura laboral se transforma a paso acelerado, ni se diga en medio de la pandemia que forzó a las organizaciones a adaptarse al trabajo remoto. Dar por sentado que los equipos de trabajo se mantendrán dinámicos y productivos junto con estos cambios en el entorno resulta contraproducente.
Contrarrestar lo anterior requiere de un contacto frecuente con los empleados más allá de dónde se encuentren, ya sea trabajando a distancia o en las oficinas. Esta situación debe aprovecharse para hablar sobre oportunidades de aprendizaje, así como retos que se enfrentan diariamente. De igual, es esencial brindar feedback que incentive el adquirir nuevas habilidades o conocimientos.
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Menospreciar a quienes están bajo su mando
Un directivo que piensa que solo ciertos empleados son los más capaces para desempeñar sus puestos y cumplir con los objetivos, incurre en grave error. El éxito de la empresa está correlacionado directamente con la forma en que cada miembro del C-Suite integra sus equipos de trabajo. Al final, todo se trata de la gente con la que se rodean.
A medida que el CEO, CFO, CMO o CIO, entre otros, se preocupen tanto por los colaboradores como por impulsar una cultura organizacional asombrosa se vendrán cambios positivos. Si esto se refleja más en la organización, será más fácil que cada uno de los miembros vea a los directivos como líderes. Además, se mostrarán más propensos e involucrados para cumplir con los objetivos.
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Conformarse con la opinión de la mayoría
En ocasiones sucede que, al estar en un grupo, las personas tienden a estar de acuerdo con lo que dicen los demás, incluso cuando las ideas no son correctas, sin antes cuestionarlas. En consecuencia, se tiende a ir la corriente y por lo general, esta termina en aguas estancadas y lamosas, sino es que contaminadas. No siempre es así, pero hay que tener cuidado de no dejarse llevar.
Prevenir una situación como la mencionada requiere evaluar todas las opiniones para determinar pros y contras antes de tomar una decisión final. Al mismo tiempo, debe transmitir esta idea para que los procesos sean transparentes y, por ende, las acciones que se tomen sean seguras. Es fundamental evitar sentirse presionados por los comentarios de los demás a la hora de analizar con detenimiento las opciones.
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Evadir la necesidad de reinventarse constantemente
Las circunstancias actuales exigen sumar conocimientos, skills y formas innovadoras para pensar. No hacerlo es caer en un estancamiento que puede llevar a la ralentización del negocio, mientras los competidores aceleran el paso para adaptarse al mercado y las exigencias de los consumidores.
Cualquier integrante del C-Suite requiere mantenerse en la cima de su área, en aras de adaptarse al modelo de negocio que se sigue en la organización. De igual manera, es importante estar a la vanguardia en el uso de herramientas y soluciones digitales que le permitan tomar decisiones más precisas, pero también con conocimiento de aquellas que incrementen la productividad de la empresa.
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Abstenerse de pedir ayudar externa
Uno de los riesgos latentes para los altos mandos es creer que cuentan con equipos de trabajo altamente capacitados, ya sea en el área de TI, marketing, finanzas o cualquier otro. Esto los puede llevar a caer en el error de pensar que existe el talento o las herramientas adecuadas para resolver los problemas o proponer ideas innovadoras.
Ante la velocidad de los cambios y el entorno dinámico no está de más en solicitar apoyo externo, ya sea a través de socios de negocios o firmas de consultoría expertas en determinado sector, que puedan orientar sobre los cambios en la industria y sugerir cuáles son las posibles rutas que pueden considerase para que la organización continúe con su crecimiento y evolución.
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Esperar a que los problemas lleguen por cuenta propia
Una actitud pasiva en los directivos del C-Suite significa que no están mentalizados para ser los generadores del cambio que buscan marcar la diferencia en la empresa. Actuar de esta manera refleja falta de iniciativa para anticiparse a las posibles dificultades o identificar los retos y diseñar la estrategia adecuada con tiempo para enfrentarlos.
Por lo anterior, la agilidad no solo significa reconocer cuáles son las principales tecnologías que permiten lograr mayor productividad, sino también en generar oportunidades que reflejen beneficios tangibles a la organización en las distintas áreas en las que se involucran los altos mandos y que la pongan en ruta de crecimiento.
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En un mundo que avanza de prisa, el C-Suite debe asumir la mentalidad correcta para tomar decisiones que lleven a la organización a dar resultados y evitar sabotear el éxito de la empresa. No hay margen de maniobra, ellos son los responsables y deben enfocar tanto su mente como sus esfuerzos en conseguirlo.
Referencias: CEO Coaching International, CIO, Enterprise League, Gallup, Next Growth