La corrupción es uno de los grandes problemas que enfrenta el sector empresarial, ya que representa un gran impedimento para hacer negocios en nuestro país.
Por Redacción TNE
Hasta hace algunos años la corrupción era un concepto relacionado directamente al sector público-político, sin embargo, recientemente ha aumentado el análisis de este fenómeno en el ámbito empresarial originado por su cada vez mayor presencia y arraigo en la forma de hacer negocios.
Según expertos este término hace referencia a delitos cometidos por una compañía o personas ligadas a ésta.
De acuerdo a un estudio realizado por la organización Transparencia Internacional, México se ubica en el lugar número 103 de 175 países con una puntuación de 35/1001, ubicándose a 82 y 34 posiciones por debajo de Chile y Brasil respectivamente.2
Nuestro país ofrece innumerables ventajas a empresarios que buscan hacer negocios, como abundantes recursos naturales, además de mano de obra capacitada y económica, sin embargo existe una mala imagen asociada a corrupción, inseguridad y narcotráfico, creando una incertidumbre a los posibles inversionistas, haciendo que muchas veces opten por elegir otro país.
La corrupción empresarial por su parte, conduce inevitablemente a un clima de negocios poco confiable.3 Este fenómeno puede adoptar distintas formas como el soborno, fraude, conflictos de intereses, malversación de fondos, acoso sexual e incluso extorsión.
Tan sólo en México el 60% de los directivos de empresas cree que las prácticas de corrupción ocurren de manera común en las compañías y un 38% afirma que el soborno es utilizado comúnmente para obtener contratos.4
Para algunos empresarios mexicanos, estos actos ilegales se han convertido en rutina, lo cual ha hundido la imagen del país en una profunda crisis de credibilidad de la que deberá esforzarse por salir.5
Una empresa en donde se realizan este tipo de prácticas, ve reducida su transparencia y deteriorada su reputación, corriendo el riesgo de ser incluida en listas negras de ciertas organizaciones públicas, poniendo en peligro sus futuras operaciones comerciales.
Estas prácticas llegan a representar un costo equivalente de hasta 5% de las ventas anuales, siendo el sector energético, farmacéutico y el de la construcción, los más propensos a acceder a ellas.
Aunque se pueda pensar que al recurrir a estas acciones se pudiera llegar a obtener mayores ganancias, diversos estudios realizados por el Banco Mundial resaltan que el verdadero costo de ejecutar la corrupción es la pérdida de oportunidades comerciales.
México es la nación de América Latina con mayor número de casos de soborno al hacer negocios, según la percepción de los directivos de las 50 empresas más importantes del país.4
A pesar de la magnitud del problema, muchos líderes siguen teniendo cierta indiferencia respecto a esta mala práctica, pues consideran que no les afecta de forma directa, por lo que no le dedican esfuerzos suficientes a contrarrestarla, de acuerdo al 42% de los directivos afirman que su compañía no cuenta con políticas anticorrupción.4
Dicho esto, surge la necesidad de una nueva actitud ética dentro de las organizaciones que puede representar la solución más adecuada para este grave problema que genera un impacto negativo a las compañías, gobierno, sociedad y economía del país.
Las empresas tienen muchas razones para rechazar un acto de corrupción, debido a que los altos costos a los que se enfrentarían al ser descubiertos, van desde multas, penas de prisión y deterioro de la imagen de la compañía, lo que pone en riesgo a la organización de manera significativa tomando en cuenta que el beneficio obtenido de esta acción ilegal puede ser muy costosa y poco redituable.
Referencias.
1Índice de Percepción de la Corrupción 2014
2Principales socios comerciales de México en LA
3Stanford Graduate School of Business
412ª Encuesta Global de Fraude Ernst & Young
5Jude Weber
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