Al alinear la formación de una estrategia con su ejecución, los líderes de la empresa llevarán a su equipo al éxito aún en un entorno cambiante y acelerado.
Por Redacción TNE en entrevista exclusiva con Laura Stack, oradora galardonada, consultora y autora bestseller
La experta en productividad Laura Stack, escritora del bestseller “Execution is the Strategy, How Leaders Achieve Maximum Results in Minimum Time”, ha apoyado a empresas de la talla de Starbucks, Walmart y GM a alcanzar resultados extraordinarios, mejorando el desempeño de sus empleados en ambientes de alto estrés.
¿Qué elementos debe tener una estrategia en el mundo actual?
1. Interdependencia: la estrategia y las tácticas son parte del mismo proceso general, con una relación inherente.
2. Fluidez: debe ser más flexible en sus métodos ahora que en el pasado.
3. Agilidad: es necesario ejecutarse más rápido que nunca para que sea efectiva.
4. Validez: ser apropiada y fuerte o ninguna de las premisas anteriores importarán.
¿Qué hay que tomar en consideración para formar la estrategia y poder facilitar su ejecución?
En más de 20 años de ayudar a líderes a crear culturas de alto desempeño y aceleración del crecimiento, he identificado cuatro factores clave que deben estar en su lugar para que un jefe ejecute la estrategia eficientemente. Los secretos esenciales para su excelente cumplimiento (aprovechamiento, entorno, alineamiento e impulso) representan soluciones a los fracasos y crean la fórmula L.E.A.D. (por sus siglas en inglés).
Leverage (aprovechamiento): ¿tienes a las personas correctas e impulsores (conocimiento y condiciones) en su lugar para lograr tus prioridades estratégicas (aquellas que permiten que tu táctica se ejecute aún en momentos cruciales)? Si la respuesta es no, entonces hay un problema de talento y recursos.
Environment (entorno): ¿cuentas con una atmosfera organizacional, prácticas y valores que permiten a tus empleados apoyar fácilmente tus prioridades estratégicas? Si no, existe un problema cultural y de compromiso.
Alignment (alineamiento): ¿las actividades de tus miembros de equipo se mueven en torno al cumplimiento de las metas de la organización? Si no, tienes un problema de comunicación y productividad.
Drive (impulso): ¿los líderes, equipo y empleados de tu organización son lo suficientemente veloces para moverse efectivamente hasta que las primeras tres piezas en esta lista estén en su lugar? Si no es así, posees un problema de rapidez y agilidad.
Generalmente los altos directivos establecen la estrategia ¿cómo alinear a la gente que la formula con quienes la ejecutan?
Como un líder, es importante articular la estrategia de la organización claramente, debes incluso ser específico en la definición de lo que constituye “el éxito”. Después de eso, la estrategia sola será extremadamente fluida en sus tácticas, para que los trabajadores al frente se motiven a determinar la mejor forma de lograrlo. Podrás tener mejores resultados si creas una cultura ágil, llena de pensadores flexibles y estratégicos que se mantengan enfocados en las metas generales y los roles que juegan para alcanzarlas. Deben estar dispuestos a entretener e implementar nuevas tácticas para hacerlo.
En este tiempo de cambio constante ¿cómo lidiar con la necesidad de ajustar la estrategia mientras la ejecutas?
En el mundo actual de los negocios, los jefes se acomodan en el cambio constante adoptando una postura de toma de riesgos y creatividad. Las operaciones se ajustan para alcanzar prioridades estratégicas de forma dinámica, muchas veces creando el futuro en el momento. En un efectivo proceso de cambio, los directores comunican las prioridades estratégicas de la organización directamente a todos los miembros del equipo, ellos a cambio comparten sus ideas de cómo hacerlo posible y así llevarlo a cabo. Se debe escuchar a la gente que ejecuta, hacer su trabajo más fácil y apoyarlos en encontrar y perseguir continuamente nuevas estrategias. Un líder es el perturbador, porrista, entrenador y el seguidor número uno del equipo, es quien los habilita para generar un cambio.
Sabemos que recomiendas estrategias a corto plazo, pero ¿cómo lidiar con situaciones a largo plazo que requieren una visión más extensa?
En algunas organizaciones el liderazgo ha considerado la estrategia y operaciones como funciones separadas. Ejecutivos senior conducían la “estrategia” con consultores externos durante un retiro de una semana en una cabaña en el bosque y las “operaciones” eran las piezas posteriores. Los líderes tenían que decidir qué hacer a continuación y el equipo se encargaba de llevar a cabo sus deseos. Ahora, cuando una empresa ve una oportunidad o identifica una amenaza, no puede aplicar el mismo viejo proceso de cambio con el que ha trabajado por años, ya que éste ya no es capaz de ganar en este ambiente de negocios actual tan acelerado, para el momento en el que se ha escrito el plan estratégico, probablemente ya se haya hecho tarde y habrá pasado el tiempo. Metas, estrategia, tácticas y ejecución deben ser parte del mismo proceso dinámico, implementando prioridades a largo plazo mediante el corto plazo, es decir efectuando operaciones diarias.
¿Cómo la relación entre la estrategia y ejecución han cambiado de lo que es ahora y como era hace 20 ó 30 años?
Como la vieja mula de la leyenda, la ejecución estratégica no es lo que solía ser, este es un punto que toqué en repetidas ocasiones cuando llevaba a cabo entrevistas con altos directivos en diferentes industrias. Idealmente, un plan táctico sirve como un vehículo para recordar continuamente a ejecutivos y a otros líderes organizacionales a evaluar la dirección de sus negocios de acuerdo a sus metas generales. Pero no siempre sucede, ¿por qué? porque apenas hay suficiente tiempo para detenernos y tomar un respiro, por lo que mucho menos lo habrá para implementar una herramienta que probablemente sea vieja antes de un mes. Hoy los líderes se inclinan a sus miembros de equipo para ayudarles a tomar sólidas y confiables decisiones de cómo ejecutar de mejor forma sus objetivos que ayuden a avanzar a la estrategia final de la empresa.
“Se debe escuchar a la gente que ejecuta, hacer su trabajo más fácil y apoyarlos en encontrar continuamente y perseguir nuevas estrategias.”
¿Otra cosa que quieras agregar para asegurar una ejecución exitosa de la estrategia?
Los trabajadores han estado innovando de esta forma por años, pero los líderes no siempre han sido buenos pidiéndolo o percatándose de ello, pueden decir “me haré a un lado y dejaré que hagan su trabajo para que me lleven a donde la empresa debe ir”, sin embargo aún debe haber un líder que logre articular la visión, ya que es su tarea es establecer claramente las prioridades, para que los empleados puedan decirles cómo llegar ahí. Depende de la cabeza diseñar una cultura en donde la gente esté dispuesta a dar un paso al frente y tomar la iniciativa. La mayoría de los espacios laborales, sin importar lo preparados que estén, necesitan un buen acuerdo que les asegure crear este tipo de cultura e inculcar los comportamientos necesarios para construir el cambio. Ese trabajo es necesario y crítico porque todo se reduce a esto: el equipo debe ser libre de determinar la mejor forma de alcanzar el éxito, esto quiere decir que necesitan las herramientas, el entrenamiento y la guía para alcanzar un criterio bien definido de la meta que se busca. No necesito recalcar qué tan rápido el ambiente de negocios cambia hoy en día en comparación de como lo hacía hace algunos años. Para responder a la agilidad del cambio, las estrategias del espacio de trabajo necesitan evolucionar mucho más rápido que en el pasado. Alcanzar el máximo de resultados requiere un ágil establecimiento de metas, el compromiso es adoptar una ejecución que se adaptará rápidamente y que facilitará el modificar las prioridades organizacionales en el momento indicado.
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